Capítulo 135
En una lujosa habitación, dos cuerpos desnudos se pegaban estrechamente en la desordenada cama, llenando el espacio con los íntimos gemidos de un hombre y una mujer.

Bzzz…

El repentino sonido del teléfono móvil interrumpió el ardiente ambiente. En la cama, el hombre se detuvo. La mujer, notando que él quería irse, lo abrazó con sus blancas y largas piernas a su cintura.

—Cariño… No te vayas…

—Tranquila, es una llamada de trabajo.

El hombre la besó y se incorporó, alcanzando el teléfono sobre la mesita de noche. Su rostro apuesto se tiñó de deseo, emanando un encanto atractivo bajo la luz. La mujer a su lado lo miraba con ojos lánguidos y, sin poder contenerse, se trepó sobre él, enterrando la cabeza cerca de su cintura y comenzó a atenderlo. Yael la miró de reojo con indiferencia, sin detenerla. Posó su gran mano en la nuca de la mujer y contestó el teléfono con una voz cálida y serena:

—¿Qué pasa?

—Señor, Manuel Jiménez ha sido rescatado.

La mirada de Yael se enfrió al instante:

—¿Cóm
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