Jaden trajo latas de gaseosa, una pizza y alas de pollo a la cama dejando anonadado a Arley.
Ella lo había convencido de pedir la comida con la excusa de que estaba cansada del paladar sofisticado del joven. Arley sintió la necesidad de protestar ante tal excusa pero lo dejó pasar sólo por esta vez.Jaden se sentó en la cama y abrió una lata de soda y se la ofreció, él la tomó un poco desconfiado.—Es sólo agua carbonatada. No le pasará nada.—Bien, aquí voy— Arley le dió un sorbo y sintió un cosquilleo en la lengua una vez que el sabor artificial de limón llegó a su boca .—¿Y qué opina?—Está deliciosa— Arley tomó un trozo de pizza y abrió los ojos maravillado mientras Jaden reía.—No puedo creer que nunca haya comido esto.— Se&ntJaden se encontraba sentada en la acera observando a la policía ir y venir desde la casa de Brighton hasta la calle.Ella y Arley estaban confundidos por todo lo que habían visto y leído.Jaden logró tomar fotos de todo incluso de la carta antes de llamar a la policía, era obvio que no podían llevarse la evidencia. Además, dejó la carta sobre el escritorio ya que habían cometido el error de tocarla sin guantes o algo dejando sus huellas en ella. Por lo que si los interrogaban podían decir que vieron la carta en el escritorio y la leyeron, así de simple.Los minutos pasaron y Arley finalmente se sentó a su lado en la acera.—¿Qué dijo la policía?—Preguntaron cómo habíamos entrado a la casa. Les dije que necesitábamos una pintura ya que mi madrina recomendó al artista y qué al llegar la puerta estaba abierta.
Arley observó detenidamente el salón de bodas. Estaba impecable tal y como lo necesitaba.Las mesas se encontraban en su sitio con los manteles indicados y la decoración lista.—Señor, las flores que la novia sugirió fueron ordenadas.—Perfecto— sonrió Arley.—Señor, también recibí una llamada de su madre— la sonrisa de Arley se borró de su rostro —ella ya está en Londres— el castaño asintió y le ofreció una pequeña sonrisa a su secretario.El hombre sabía lo que la presencia de su madre causaba en el joven, ella había huido hace diez años dejándolo sólo aunque no la culpaba, la muerte de su esposo y su hijo era algo difícil de llevar.—Supongo que de eso se encargará Christine— habló regresando su atención al salón.&mdash
Arley Davis por primera vez se sentía nervioso. No estaba preparado para ver a su madre y mucho menos hablarle. Pero a pesar de eso sus pies se movían hacia ella.Su pecho se sentía cada vez más hondo por las respiraciones tan fuertes que daba y en un abrir y cerrar de ojos estaba frente a ella.—Mamá— susurró mientras apretaba sus manos. Su hermana sonrió ampliamente y aquella bella mujer que llevaba años sin ver se giró a verlo. Las lágrimas se arrastraron por sus mejillas y ambos rieron para darse un fuerte abrazo.El aroma de rosas que siempre emanaba su madre, en ese momento lo hizo recordar su infancia y la tragedia de su familia, una especie de sentimiento nostálgico los cubrió a ambos.—Me alegra verte cariño— Arley limpio el rostro de su madre y le dió un beso en su suave mejilla.—A mí igual mamá—
Jaden sentía que su cabeza retumbaba. Por alguna razón le costaba abrir los ojos, sus párpados se sentiany pesados y un dolor punzante por todo el cuerpo la hacía quejarse del dolor.Se movió lentamente y tuvo la sensación más horrible del mundo al hacerlo. Su cuerpo quemaba y eso sólo podía significar un cosa. Había sido poseída por un espíritu vengativo.Respiró hondo y pronto comenzó a escuchar un pitido constante.Al fin abrió los ojos pero tuvo que cerrarlos de nuevo al ver que la luz le molestaba y con ayuda de su mano, la levantó por encima de sus ojos para tapar un poco sus ojos mientras se acostumbraban a la luz.Con dificultad giró su cabeza y se sorprendió al ver a Arley sentado de brazos cruzados con los ojos cerrados.Comenzó a moverse para poder sentarse y poco a poco se dió en cuenta de d&oacut
La marcha nupcial sonaba ambientando el lugar, los novios se encontraban frente a todos brindando sus votos.Jaden sonrió mientras observaba a Christine tan alegre aunque hace tan sólo unas cuantas horas se estaba muriendo de los nervios.—Yo los declaro marido y mujer— dichas estas palabras los novios se dieron un apasionado beso. La gente aplaudió, Jaden sonrió orgullosa y Arley no podía alejar su vista de Jaden.Jamás la había visto tan deslumbrante, a pesar de la venda que aún cubría su muñeca debido a lo recientes hechos, Jaden estaba contenta.La pelinegra se encontró con los ojos de Arley y le sonrió saludándolo con la mano. Arley rió y le regresó el gesto. —Cariño, Verónica necesita hablar contigo— su madre interrumpió aquel momento con sus palabras.—¡Qué!— exclamó
El helado y fresco viento de la noche acariciaba el rostro de Jaden. Apoyó sus brazos en el balcón observando las luces de la ciudad y de fondo se escuchaba la música disco y las risas de la gente.—¿Por qué tan sola?— preguntó Arley ubicándose a su lado.—Necesitaba un poco de aire, es todo— la joven se giró a verlo. —También necesitaba pensar.—¿Sobre tu encuentro con es policía?— Jaden rió. —Digo, lo conocías, ¿no?— ella asintió.—Ya sabía yo que tú curiosidad era más grande que cualquier otra cosa— Arley negó con la cabeza.—Claro que no.— Volvió a reír.—Es un antiguo senior. El hermano mayor de mi mejor amiga— le dijo, Arley simplemente la miró. —Después del accidente supe que ella
—¿Sucede algo?— preguntó Jaden al ver a su amigo un tanto distraído. Demián tragó lento y luego sostuvo los brazos de la joven.—No sucede nada, descuida— sonrió de lado luego guiñó el ojo rápidamente, fue un movimiento fugaz que Jaden logró captar a pesar de la poca iluminación en la calle. Pasó mucho tiempo con él como para saber lo que eso significaba. Había hecho lo mismo cuando Kate estuvo enferma y no le dijo.Estaba mintiendo.—Bien, deberías entrar se hace tarde— sugirió el pelinegro mientras Jaden lo veía dudosa.—De hecho iba de salida cuando te vi. Necesito comprar comestibles. —Bien, entonces te acompaño— Jaden aceptó.Tal vez de esta forma podría intentar sacar lo que su amigo le estaba ocultando.—¿Estás seguro de que est&a
—¡Esto es una locura!— exclamó Philip mientras Mónica y Taylor acomodaban sus mochilas.—Oye, tú fuiste el de la idea no te quejes.—Mónica fue la de la idea ho soy simplemente su lacayo— la joven le dió un golpe en el brazo mientras el castaño negaba con la cabeza.Colocaron las baterías en las linternas y Taylor tomó el libro rojo de la mochila.—¿Son creyentes de Dios?— preguntó el joven a sus amigos. —No— dijo Mónica.—¿Ir a la iglesia solo en navidad cuenta?— preguntó Philip. Tay suspiró.Estaban perdidos.—Escuchen ustedes leerán todo lo que dice el libro conmigo sin peros ¿entendido?— ambos asintieron. —Bien, vamos al baño— los tres se dirigieron rápidamente hacia ahí hasta que lograron entrar.Se encontra