Matthew estaba sumamente aburrido con la misma charla de negocios de todos los días. Estos señores no sabían disfrutar el momento, estaban en una fiesta y en vez de divertirse, eran todos los temas de cómo ganaban más dinero.Aunque la verdad era que prefería hablar de negocios, que las otras preguntas a las que se enfrentaba actualmente sobre su matrimonio y su vida privada.Resulta que ahora todos estaban interesados por la nueva MacLeod y más cuando surgió el rumor de que estaba “disponible en el mercado” porque se iba a divorciar del Campbell, o sea, él.Ailsa era la nueva comidilla del momento y todos, de alguna manera u otra, le preguntaban si seguían juntos, que por qué Ailsa ya no vivía en el castillo Campbell y todo tipo de preguntas capciosas e indiscretas.Matthew estaba totalmente disgustado y más cuando estas preguntas venían de un hombre. Tenía ganas de partirle la cara a unos cuantos que casi estaban queriéndole levantar a su mujer en su cara.En eso miró a la entrada
Pero en ese momento y antes de que Ailsa pudiese sentirse llena de felicidad, porque Matt estaba enamorado de ella, una llamada telefónica llegó al móvil de Matthew, de la enfermera de su abuelo.Enseguida, preocupado, recogió la llamada y escuchó con angustia lo que la mujer le informaba. Su abuelo, Angus Campbell, el antiguo patriarca, había fallecido.Ailsa vio como Matt se tambaleó de repente y se puso pálido. Enseguida lo apoyó y Matt la miró con ojos rojos.- El abuelo… él… ha muerto- le dijo a Ailsa con la voz quebrada y ella lo abrazó.Matthew se aferró a ella con dolor y tristeza. Aunque llevaba tiempo preparándose para esta noticia, la verdad es que nunca estamos listos para despedir a un ser querido.Ailsa lo consolaba con suaves palabras y le acariciaba su ancha espalda.Sintió algunas gotas húmedas que caían en su cuello, donde Matt había escondido la cara.Su pequeño cuerpo casi no se veía envuelto por su esposo, pero Ailsa solo quería ser su refugio, su ancla y puert
Caminó hasta donde Ailsa lo debería estar esperando, habían dejado a Callum en el auto con el chofer, para que no siguiera presenciando algo tan triste, al final era un niño pequeño, solo que insistió mucho en venir a despedir al abuelito.Morag se había tenido que ir a mitad del sepelio porque a Catriona le subió la presión arterial y se sentía un poco mal, esto de los entierros, les recordaba demasiado sus propios traumas personales.- ¿Qué sucede, dónde está Callum?- le preguntó Matthew a penas llegó, porque vio la cara pálida de Ailsa y buscó a su hijo por todos lados sin encontrarlo - ¿Algo le pasó al niño?Preguntó contagiándose con el ambiente tenso y ya preocupado.- El chofer dice que un hombre apareció y saludó a Callum, que el niño lo reconoció como su tío y que se lo llevó a comer un dulce- le comentó Ailsa ansiosa.- ¡¿Pero serás imbécil?!, ¡te dejo cuidando a mi hijo y dejas que cualquiera se lo lleve!- comenzó a gritarle Matt al chofer que estaba sudando frío del miedo
Al llegar al destartalado departamento, Athur tocó la puerta temblando por tener a Matt parado a su lado.- ¿Quién? - se escuchó la voz de una mujer desde el interior- Abre la m4ldita puerta, soy yo- le dijo Arthur entre dientes, con algunas fugas de aire por los dientes que perdió.Se escucharon unos pasos y una alegre Fiona abrió la puerta.- ¿Ya tienes el dinero de esa infeliz? – le preguntó emocionada, pero al ver las condiciones de su esposo y al hombre parado a su lado, casi se desmaya en el acto.- ¿Dónde está mi hijo? Tienes 5 segundos para traérmelo – le dijo Matt y Fiona se puso a temblar.- Él… él está… - comenzó a tartamudear mirando a Arthur.- ¡Búscalo estúpida, qué estás esperando! - le gritó y Fiona entró aterrada al único cuarto de la casa.Matthew la siguió, porque quería ver en qué condiciones estaba Callum y si le habían hecho daño, esta casa iba a arder.Afortunadamente, lo encontró jugando con su “amoroso” primo, que, al ver primero a su madre, le preguntó, cans
Duncan entró corriendo a buscar las maletas que le faltaban y se le habían quedado.Isla seguramente seguía en lo de la muerte del viejo ese tacaño, que tan poco dinero le había dejado a su hija, pero lo que sea, él se lo llevaría.Llevaba años aguantando a esa estúpida estirada psiquiátrica, que nunca le había gustado para nada, solo con la esperanza de quedarse con el imperio de los Campbell a través de ella, pero ni para eso le había servido.Así que agarraría lo que pudiese y se iría a disfrutar su vida con la mujer que le gustaba en realidad.El dinero que había tomado era solo una compensación por haberla soportado todos estos años y le daba asco recordar las veces que, por obligación, se tenía que acostar con ella.Este dinero, definitivamente, ni siquiera era suficiente para su sacrificio.Sus planes eran invertir en nuevos negocios, todo iba excelente, pero se encontró con Isla al subir las escaleras.- ¿Hola querido, me puedes explicar dónde están todas mis prendas y el dine
Matt estaba en todos preparativos para declarársele a Ailsa y reconciliarse nuevamente.La llevaría a una cena especial en su cumpleaños, ellos dos solos y luego, si todo salía bien, tenía la intención de reconciliarse en una noche de amor apasionada.El sitio apartado y hermoso estaba listo, era solo escoger los detalles, pero en eso, le llegó la llamada de su tía para decirle en voz muy neutral que había asesinado a su esposo y que, por favor, necesitaba que no dejara a Moira desamparada.Enseguida fue hasta la villa de Isla para encontrarse con la policía que ya se la llevaba, ella ni siquiera se resistía, solo admitía su crimen.- ¿Usted es su familiar? – le preguntó uno de los agentes que había sido llamado por el personal que trabaja en la villa, para denunciar un asesinato.Matthew le dijo que sí, que era su sobrino y el oficial le aconsejó que buscara un buen abogado para la mujer.Matt la miró a través del cristal del auto policial e Isla solo le dio una triste sonrisa y arti
Matthew llegó al área del aeropuerto que estaba reservada para todo el asunto del accidente.Cuando entró al salón, lleno de llantos y de familiares desesperados, la atmósfera depresiva lo ahogaba y lo hundía hasta el fondo.Él estaba igual que todos aquí, esperando un milagro, rezando, para que le dijeran que todo era una mala broma, un pésimo chiste de humor más que negro y que su familia estaba sana y salva.Matt se acercó al listado de pasajeros y ahí estaban los nombres.Sintió como su vista se nubló y las lágrimas caían por sus mejillas.Su familia, los había perdido.Nunca pudo decirle a su esposa cuanto la amaba, no pasó casi tiempo con su hijo y hasta la cascarrabias de Morag, era alguien que daría cualquier cosa por ver ahora mismo.- ¡¿Señor?!... ¡Ayuda por aquí! ¡Está en un estado de choque! – escuchó que alguien decía como a lo lejos.Lo aguantaban varias personas, pero Matt estaba sumido en su mundo de dolor y desesperación, ni siquiera sabía en qué momento se puso a gri
- No puede abrir todavía los ojos- le decía Matthew a Ailsa mientras la conducía a un sitio desconocido y Ailsa parecía una niña entusiasmada y curiosa por la sorpresa. Era su cumpleaños y nunca había recibido tantos obsequios desde que se despertó esta mañana y el primer regalo fue un magnífico orgasmo, que su esposo le dio haciéndole el amor apasionadamente. Después, Callum y Matthew le cantaron felicidades con un pastel y le dieron unas cajas con un vestido hermoso y unas joyas espectaculares, que Ailsa no quería ni saber cuánto habían costado. Llegaron más tarde, Catriona y Morag y se habían pasado todo el día en un espectacular almuerzo en familia, lleno de risas y armonía. Desde el día que se reunieron, al regresar, Matthew se quedó con ellos en la finca de Catriona. Les preocupaba dejarlas solas porque Morag aún se estaba recuperando, por suerte, al despertarse, no estaba tan mal como para ser internada. Con el apoyo y el cariño de todos, esta vez superaría la crisis más r