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Capítulo 3: Equivocación

Eda

Quien me manda a querer ayudar a las personas, ¡ese maldito estúpido se atrevió a hacerme daño!, aun me duele un poco el cuello, espero jamás volver a verlo, la próxima vez que lo vea le estampo un cenicero en la cabeza.

Ahora si podre ir a descansar, tengo mucho sueño lo bueno es que después de presentar mi número y atender a ese desgraciado ya puedo ir a descansar, me ha dado un poco de hambre, y como no me va a dar hambre, si todos estos días me estuvieron matando de hambre según ellos para mantener mi cuerpo

-Eda, Eda-me giro para ver a Mía

-si dime-

-amiga, Luiss te está buscando, dice que tienes que ir a casa de un cliente- Dios, no de nuevo, justo cuando pensaba que ya me habia salvado

Dejo mi jugo en la mesa y nuevamente voy a la oficina de Luiss, Dios espero que esta vez me salves nuevamente.

-dime ahora que quieres, ya mi número terminó y según las reglas ya me puedo ir a descansar- y me siento nuevamente en una silla

-mi florecita tienes que ir a la casa de un cliente, estas de suerte 2 clientes en la misma noche, espero que no estés cansada- viejo asqueroso

-ese no era parte del trato, así que déjame en paz- estoy por salir y este me sujeta del brazo y se acabó su buen trato.  

-Escúchame bien perra, estoy harto de tus altanerías, es mejor que me hagas caso si no quieres aparecer en los noticieros y ya sabes cómo- me intento soltar de su agarre.

-suéltame imbécil, eres un maldito hijo de perra que se aprovecha de los más vulnerables, por mi puedes morirte- y es ahí cuando siento un golpe de su parte, caigo al suelo y toco mi rostro siento un líquido salir de él ¿sangre?

-es mejor que me vayas haciendo caso de ahora en adelante, te largas a cambiarte, te quiero ver subiendo el maldito coche lo más rápido posible-  

-me largo así como estoy, ¡haz lo que se te dé la gana! - me levanto

llama a uno de los guardias

-lleven a la princesita a esta dirección, y es mejor que no se les escape bastardos- asiente.

Subo al auto, siento el aire fresco recorrer mi cuerpo, tenía tiempo que no sentía este aire puro, extraño mi libertad.

Antes de que el carro arranque me colocan una venda en los ojos y atan mis manos, lo hacen para que no sepa dónde estoy y mucho menos a donde voy, así pasan unos minutos y siento que el carro se detiene, lo que indica que llegué a mi infierno.

-levántese señorita déjeme quitarle la venda y desatar sus manos- el lugar es una casa enorme, parece un castillo es precioso.

-señorita es mejor que no haga nada estúpido, porque el que va a pagar los platos rotos es….-

-sí sé, que tú eres el que va a pagar los platos rotos-

-no señorita, qué más quisiera yo que eso pasara, las que van a pagar los platos rotos es mi esposa y mi niña de apenas 3 años- y mi plan se viene abajo en este momento, no puedo dejar que nada malo le pase a su familia

-tranquilo no voy a hacer nada estúpido, relájate- ingreso sola a esta casa, paso por los guardias de seguridad estos me dejan ingresar

-hola muy buenas noches soy Laura, el señor me dijo que vaya directo a la habitación del tercer piso, segunda puerta a la derecha- estoy comenzando a ponerme nerviosa.

-gracias- es lo único que hago, mientras voy caminando veo la decoración del lugar y es preciosa, aunque los colores son algo oscuros, le falta alegría a este lugar

Subo las escaleras dijo ¿tercera puerta a la derecha?, con lo nervios que traigo olvide bien lo que me dijo, pero bueno… aquí estoy

Ingreso a esta habitación y es muy grande, que digo grande es enorme, la cama es grande, pero cuando la vuelvo a mirar mis nervios crecen más, hoy voy a perder lo más preciado que tengo. Vamos Eda tú puedes. Hazlo por la familia del guardia, no quiero que por mi culpa alguien muera.

Este lugar está algo oscuro, casi no veo nada, pero hay una luz encendida donde creo es el baño, me siento en la cama, a esperar al hombre.

La puerta se abre, aparece un hombre envuelto en una toalla, pero cuando aprecio bien su rostro mis ojos se abren muchos, es.. es.. el tipo de la habitación VIP.

Me doy vuelta, no.. no…. Esto no me puede estar pasando

- ¿quién eres tú?, y ¿qué haces aquí?- escucho su voz gruesa y mi cuerpo se estremece

-me… me… enviaron del bar-

-¿Eda?- escucho mi nombre y me impacta, ¿Cómo lo sabe?

-si… me enviaron aquí- se queda un momento en silencio y su silencio me pone más nerviosa.

-quite la ropa y acuéstate en mi cama- demanda enseguida, Eda cálmate solo cierra los ojos y has lo que te pide.

Comienzo por quitarme mi blusa y mi falda, lo bueno es que el lugar esta oscuro y no me ve.            

Quedo en ropa interior y estoy por acostarme en la cama

-dije todo- es un maldito pervertido, con mis manos temblorosas quito mi sostén

-mejor déjate la última prenda puesta- lo dice con una voz gruesa, me recuesto en la cama, siento que esta se hunde, lo que indica que él también se está subiendo, cierro los ojos. Piensa en cosas bonitas Eda.

-Eda, Eda quien iba a pensar que te iba a tener otra vez aquí- lo dice cerca de mi oído y siento su aliento. Ni yo creo verlo de nuevo, este idiota que casi me estrangula.  

Siento como su mano toca mi cuello y esta va bajando poco a poco hasta que llegar a mi pecho, con la punta de los dedos toca este y mi cuerpo se estremece

-eres una buena niña- su boca toca mi barbilla y siento como va bajando poco a poco, hasta llegar a mis senos, con su boca toma uno y comienza a devorarlo, su boca es muy caliente, por favor quiero que esto termine de una vez, siento asco con su toque.

Su recorrido no termina, ya siento su boca en mi estómago y esta va bajando más, una lagrima escapa de mi rostro, una silenciosa lagrima recorre mi rostro, hazlo por la familia del señor, me lo repito una y otra vez.

Deposita un beso encima en mi interior, lo que hace  que mi espalda se eleve, pero en un momento ya no siento su peso.

-quiero verte la cara mientras gritas mi nombre…- 

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