Por Franco

Me asomo para ver a Macarena y veo su carita angustiada y tratando de aparentar indiferencia, me saluda.

Ya era su horario de salida.

-Hasta el lunes Franco.

Se va casi corriendo, pero por irse apurada se olvidó su celular en el escritorio y vuelve, yo lo agarro antes que ella.

-¿Me lo darías, por favor?

No me mira cuando me lo pide.

Sí, definitivamente está enojada, o celosa tal vez, ay, si supiera como la deseo, lo desesperado que estoy por ella, pero es una criatura y si las cosas no llegan a funcionar, saldría muy lastimada, sin embargo, en lugar de entregarle el celular, levanto a mano y le digo.

-Agarralo si podés.

Ella salta y cae contra mi pecho y yo, en un acto de locura, la pego hacia mí y buscando sus labios, la beso desesperadamente, sin control, con las ganas que tenía de hacerlo desde que la conocí.

Dejé el celular en el escritorio y profundizo el beso, llevo mis manos a su cadera y la fundí en mí, haciéndole sentir toda mi erección en su cuerpo, porque en cua