III.

Dos meses después…

- ¿No quieres que te acompañemos mamá? – pregunta Alondra y volteo a verla –

- Tranquila, estarán los abogados y espero que tu papá se comporte – respondo y los mellizos se voltean a ver –

- Si necesitas algo nos llamas – pide Juan y sonrío para lanzarles un beso –

- Mejor ya vayan a la escuela – digo y ambos asienten –

Cada uno toma sus cosas y los acompaño hasta la salida, saludo al chófer y los veo subirse al coche para que los lleven a la escuela, resoplo y otra vez sola en casa. Hace dos meses que mi matrimonio se acabó y hoy es el día para firmar el divorcio, estos dos meses han sido un caos tanto porque mi papá adora a Alfredo y Evelyn ya no, como en el trabajo que por más que odie a Sonia, ella hace un trabajo magnífico y no sé como sentirme con ello.

Camino lentamente hasta el comedor y limpio todo para luego lavar los platos sucios. Unos minutos después estoy saliendo de la cocina para subir a mi habitación, veo la hora en mi celular y tengo dos horas para llegar al juzgado, suspiro suavemente y suelto mi cabello para agarrar una toalla e ir al baño donde me encierro, abro la llave y espero a que se llene la tina, me acerco al espejo y me quedo mirándome, toco en mi rostro las líneas de expresiones, sonrío de lado y mis ojos se cristalizan.

-Se suponía que era hasta que la muerte nos separe Alfredo – susurro y una lágrima se escapa –

Respiro profundo y me alejo del lavamanos para acercarme a la tina, cierro la llave y me desvisto para meterme en ella, apoyo mi cabeza en el borde y cierro los ojos, recuerdos vuelven a mi memoria y lloro en silencio, fueron 20 años y al menos para mí fueron los más bonitos que pude haber vivido pero ya se acabó y sólo queda llorar, para luego seguir con mi vida porque en estos dos meses aprendí que eso es lo único que me queda y que por lo menos por ahora no me voy a morir y menos por desamor.

Una hora después estoy lista, me pongo de pie y me acerco al espejo cuerpo completo, un vestido negro, una coleta alta como peinado, maquillaje suave pero que resalta el verde de mis ojos, unos tacones altos y un labial rojo, sonrío y me doy la vuelta para acercarme a la cama, agarro mi cartera y también mi celular que después de escribirle a mi hermana que fuera por mis hijos, lo bloqueo y guardo en la cartera.

Salgo de la habitación y camino hasta las escaleras, al llegar bajo y me acerco a la barra de la cocina, agarro las llaves de la casa y del coche, salgo de la casa y me acerco a mi coche para luego subirme, me pongo el cinturón de seguridad y lo enciendo, salgo del garaje y mientras tanto enciendo la radio para seguir manejando y salir del vecindario, una canción que no reconozco va sonando y siento un nudo en la garganta.

“Ya cámbiame ese libreto

Ven y aclaremos las cosas

Si sigues no habrá quien pueda

A mí callarme la boca..

Porque no les dice

Que no eras como antes

Te pasabas durmiendo y en

La cama tu has sido mi peor amante…”

Un rato después llego al juzgado y apago el coche, miro por la ventana aquel lugar y asiento, me quito el cinturón de seguridad y agarro mi cartera, me bajo del coche y camino hasta subir las escaleras, entro al juzgado y pregunto por la oficina de divorcios, me dan la dirección y sonriendo agradezco, sigo el camino que me dijo la chica y llego a una oficina donde reconozco el apellido del juez, toco la puerta y escucho una voz grave pero suave diciendo “adelante”.

Abro la puerta y me asomo, veo a los abogados de Alfredo, mis abogados y también a Alfredo, entro y saludo a todos, me siento al lado de Alfredo y aunque su mirada está encima de mí, yo prefiero ignorarlo. El juez comienza a explicar sobre las mitades que nos toca por estos 20 años juntos exceptuando la empresa y lo que sea que tenga él por su trabajo, también la custodia de los mellizos y ambos aceptamos.

- Bueno, ya aclarado todo – dice el juez y pasa unos papeles – al firmar ya estarán legalmente divorciados – aclara y asiento con un nudo en la garganta –

- Hablemos, por favor – susurra Alfredo a mi lado –

Siento ganas de salir corriendo, mis manos sudan y muevo mi pie frenéticamente, su mano está encima de la mía y mis ojos se cristalizan, Sonia y su sonrisa vienen a mi mente cuando estaba frente a mi casa y me tenso.

- Un bolígrafo, por favor – pido y el juez busca uno –

- Aquí tiene – dice uno de mis abogados –

- Gracias – susurro sonriendo –

Finalmente firmo los papeles de divorcio y un par de lágrimas corren por mis mejillas, llevo dos meses llorando y creí que no me quedarían lágrimas pero aquí estoy, suspiro y paso los papeles para por fin ver a los ojos a un Alfredo en un mar de lágrimas mientras sus mejillas y nariz están rojas, respiro profundo y me quedo seria.

Minutos después Alfredo firma y siento un golpe en el pecho, me falta la respiración y volteo a ver al juez, sé que dice algo pero no puedo concentrarme en ello, sólo pasa por mi mente los 20 años juntos y unas inmensas ganas de llorar se adueñan de mí, finalmente el juez extiende su mano sonriendo y estrechamos nuestras manos.

- Que tenga una vida feliz señora Sandra Torrini – dice el juez y asiento –

- Gracias señor juez – susurro y asiente para ahora estrechar la mano de Alfredo –

- Usted también señor Alfredo Palomi – dice el juez y en cambio Alfredo no dice nada –

Me pongo de pie y me despido de los abogados de mi ahora ex marido, me doy la vuelta y veo a los ojos a Alfredo Palomi con una sonrisa triste y su mirada también, niego y extiendo mi mano, la ve con sorpresa y asiente, terminamos estrechando nuestras manos y me alejo.

- Siempre serás el padre de mis hijos y les pedí que no te dejen de ver como lo que eres – digo y Alfredo hace un puchero – por ello, espero tengas una linda vida – finalizo y arreglo mi cartera –

- Nunca te dejaré de amar Sandra – susurra y sonrío triste –

Me despido de Alfredo y le aviso a mis abogados que luego hablamos de los honorarios, asienten y por fin salgo de la oficina, camino todo el pasillo del juzgado hasta salir de ello y respiro profundo mientras siento lágrimas en mis mejillas saco unos lentes de mi cartera y me los pongo, bajo las escaleras y me acerco a mi coche para bajarle el seguro y subirme, golpeó el volante y respiro profundo, cuento hasta diez y cierro los ojos para recargarme del asiento, me pongo el cinturón de seguridad y enciendo el coche, también la radio y va sonando una canción de bolero muy triste.

“Lárgate no quiero verte, lo peor que me ha ocurrido es conocerte

Señor pinocho ese es su arte

Con tus traiciones vete lejos a otra parte

Lárgate no quiero verte, lo mejor que me ha pasado es perderte

Ni se te ocurra a mí acercarte

Con tus traiciones vete lejos a otra parte…”

Me paralizo y la mirada triste de Alfredo pasa por mi mente, volteo la cara y lo veo bajando las escaleras, me tenso y niego, decido comenzar a manejar y alejarme lo más que pueda de este lugar y de todos.

Un rato después me estaciono frente al bar donde siempre vengo con mi hermana y mis amigos, apago el coche y me quito el cinturón de seguridad, agarro mi cartera y me bajo para pasarle seguro, camino hasta entrar al bar y me acerco a la barra, mi celular suena y lo saco de la cartera para ver que es la empresa.

Llamada

-Dime Kaprica – digo sin ánimos –

- Disculpe jefa, soy Sonia – responde y mientras me siento, me mantengo seria –

- ¿Qué necesita? – pregunto de manera formal –

- Saber si viene a la empresa porque necesito mostrarle la nueva imagen – responde y veo el reloj de mi muñeca –

- No creo, mañana me lo enseña, hasta luego – digo y cuelgo –

Finalizada Llamada

Pido una copa de whisky y mientras tanto le escribo a Evelyn para avisarle donde estoy y que ya firmé, apago el celular y lo guardo de nuevo en la cartera, el barman vuelve con mi bebida y le agradezco, tomo de un trago la copa de whisky y me quejo al sentir el ardor en la garganta, cierro los ojos unos segundos y los vuelvo a abrir para pedir otra vez lo mismo, agradezco y el chico se acerca con la botella de whisky para servirme, le pido que me deje la botella y aunque me mira algo inseguro, acepta y la deja, sonrío y agradezco.

                                     **********

 - Cuando Evelyn me dijo que firmaste, no podía creerlo – dice Mario y me rio negando –

- Bueno ya no soy señora de Palomi – respondo y me volteo para abrazar a mi amigo –

- Te hubieses casado conmigo y esto no pasa – dice y me rio mientras me alejo –

- Pero no te hubieses casado conmigo y no tendrías unos hijos tan bellos – dice Laura y asiento entre risas – bebé espero puedas superar este golpe – susurra y la abrazo fuerte –

- Gracias mi vida – susurro y siento otra vez ganas de llorar –

- Estamos para ti, no lo olvides – dice ahora mi hermana mientras termina de acercarse y me alejo de Laura para abrazar a Evelyn –

Agradezco infinitamente que estén aquí Mario, Laura y Evelyn me siento menos sola, le pregunté a mi hermana por mis hijos y me dijo que están en casa de nuestros padres, asiento y mientras tanto Laura pide unas cervezas para ellos, yo pido otra botella de whisky y le agradecemos al chico.

Los cuatro decidimos ir a una mesa y nos sentamos para hablar mejor, contamos anécdotas y nos reímos, me siento menos triste al tenerlos aquí y poder desahogarme un poquito más con ellos. Después de algunas horas Evelyn recibe una llamada y es mi cuñado pidiendo de su salvación porque Miguel no quiere hacer caso.

- Anda que mi sobrino te necesita – digo y me mira insegura –

- ¿La cuidan? – pregunta a los chicos y ellos asienten –

- Siempre hermosa – responde Laura y nos despedimos de Evelyn –

La vemos marcharse y nos reímos, sigo hablando con mis dos mejores amigos y seguimos bebiendo mientras que ahora hablamos de nuestros trabajos, Mario se hace cargo de las empresas de su familia mientras que Laura es abogada y yo bueno mi empresa, mientras más lejos esté de los negocios de mi padre mejor para mí, ya me bastaba con que Alfredo trabaje con él.

- ¿Jefa? – preguntan y me volteo para ponerme de pie –

- Aush – susurro al marearme – señorita Stone – digo seria –

- Disculpe si interrumpo – dice y sonríe de lado –

Sé que en mi interior yo odio a Sonia Stone pero a la vez me odio porque sus ojos me fascinan, su sonrisa y en general ella tiene algo que cautiva, supongo que por eso mi marido me engañó con ella, niego y Sonia me mira con preocupación, siento el tacto de su mano en la mía y me alejo rápidamente.

- Perdón – susurra y suspiro –

- Tranquila señorita Stone – digo menos seria y asiente –

- Sonia – la llaman y vemos a lo lejos a una chica igual a ella pero más joven –

- Fue un placer verla y disculpen – dice ahora Sonia mirando a mis amigos –

- Hasta mañana – digo y asiente –

La veo marcharse y acercarse a la mesa con la chica que parece su gemela, siento una mano agarrar la mía y me giro para ver a Laura, sonrío de lado y me vuelvo a sentar para hablar con mis amigos, ambos se miran cómplices y sonríen.

- ¿Quién es ella? – pregunta finalmente Laura y suspiro –

- Una empleada del área de marketing y – me quedo seria – la amante de mi marido – volteo a ver a Laura y me mira asombrada –

- ¿Me estás diciendo que la amante de tu ex trabaja para ti? – pregunta un Mario en shock y asiento –

- Déjame decirte que no debes envidiarle nada, tú eres más hermosa – dice Laura y me rio –

- No le envidio nada pero creo saber porque le gusta a Alfredo – respondo y ambos esposos se miran –

- ¿Por qué? – pregunta Mario muy curioso –

- Ella tiene una mirada profunda y cautivadora, una sonrisa que embelesa, es sumamente inteligente, sabe sobrellevar cualquier situación, es segura y sí, muy hermosa – respondo y vuelvo la vista a mis amigos que sonríen raro – ¿Qué? – pregunto confundida y se ríen –

- Nada, yo sé que si fueras lesbiana o al menos bisexual, ella fuera tu tipo de mujer – responde Mario y me quedo paralizada –

Por un segundo volteo la cara y nuestras miradas chocan, Sonia sonríe de lado y vuelve la vista a su compañía, en cambio yo vuelvo la vista a mis amigos y ambos sonríen cómplices mientras me miran y me rio por ver a Mario subiendo y bajando las cejas de manera pícara, niego y definitivamente este par están hechos él uno para la otra, están locos los dos, sigo bebiendo mientras el matrimonio Marcano hace una teoría de ¿por qué yo debería tener algo con Sonia? y que ella me mira mucho, niego entre risas y aunque eso último me hizo estrago, agradezco tener a este par de locos que aparte me ayudan a no sentirme mal por un rato.

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