Max insistió en que me quedara en su apartamento, y al final, cedí. No planeo quedarme mucho tiempo; solo necesito calmarme para hablar con Eduard y aclarar esta situación que debió contarme desde el principio. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que ahora tiene a otra en sus brazos, y esa debería ser yo, no ella.—¿No piensas volver a tu trabajo? —le pregunté a Max, sentado a mi lado. Al menos dejé de llorar, me daba un poco de vergüenza.—No iré hoy, me quedaré contigo.—No es necesario, Max. Estoy bien, me harás sentir mal si dejas de lado tus deberes por mi culpa —señalo, pero a él parece no importarle.—No descuido mis deberes, mi secretaria está encargada de todo, no te preocupes por eso.Siempre sabe cómo decir las cosas sin hacerme sentir mal por nada.—Bien, es tu decisión.—Saldré un momento y te conseguiré algo de ropa para esta noche. No quiero que regreses a ese apartamento si no estás en condiciones.—¿Me vas a comprar ropa? Por supuesto que no, Max, eso es...—Eso no e
Pasé todo el día con Max, quien me ayudó a olvidar por un momento todo lo que estaba ocurriendo en mi vida.Cuando llegó la noche, me resistí a encender el teléfono, consciente de que pronto recibiría llamadas de Eduard. Opté por ayudar a Max a preparar la cena en lugar de enfrentar esas conversaciones. Fue reconfortante pasar un día divertido con Max, una decisión acertada en medio de la tristeza que me rodeaba.Mientras cenábamos juntos y veíamos televisión en la sala, reflexionaba sobre cómo otra persona ocupaba ese lugar en mi vida. Sin embargo, las circunstancias se desarrollaron así. Tal vez un final feliz no estaba destinado para mí y Eduard.—Deja de pensar en él —me aconsejó Max, sentado a mi lado, como si pudiera captar mis pensamientos.—¿Has experimentado algo similar en tu vida? —pregunté.—Te lo contaré si terminas tu cena. Casi te cortas un dedo ayudándome a prepararla, así que asegúrate de alimentarte bien —dijo con una sonrisa cálida, recordándome a mi madre.—Está bie
Como le mencioné a Max, regreso al apartamento después de solo un día fuera para reflexionar. Aunque siento que ese tiempo no es suficiente, considero que no volver sería lo mejor para mí. No sé cómo reaccionaré al ver a Eduard ni cómo él responderá.Antes de salir, dejé el apartamento en orden y las prendas de dormir que Max me regaló. Solo tomé la ropa que llevaba el día anterior; Eduard me había comprado algo formal, y al menos no me quedaba grande.Ahora estoy frente al edificio que supuestamente es mi hogar actual, pero ya no lo siento así. Aunque el apartamento pueda estar a mi nombre como un regalo de Eduard, ya no deseo nada relacionado con él.Decidí venir por la mañana aprovechando que probablemente esté en la empresa, y personalmente, no planeo regresar más. Estoy pensando en dejar mi carta de renuncia sobre su escritorio lo antes posible.Las puertas del elevador se abren, y camino por el pasillo de manera vacilante. Mi corazón debe estar preparado; de todos modos, ya conoz
—Suéltame, deja de complicarnos las cosas —le pedí, aún encima de mí sin soltar mis muñecas.—No permitiré que te vayas, Sandra. Seguro te irás con ese tipo con el que estuviste anoche, sobre mi cadáver —sentenció, aumentando la presión sobre mi cuerpo.—Max no tiene que ver con esto. Todo lo que pasó es tu culpa. No puedes retenerme a tu lado por mucho tiempo. —Haré lo que sea para que te quedes conmigo —señaló, sosteniendo mi barbilla con una mano—. Por ahora, no quiero verte cerca de ese tipo. No vuelvas a quedarte en casa de otro hombre. —No pierdas tu tiempo poniéndome condiciones. No tengo por qué obedecer. Es mi vida personal, está fuera de nuestro trato. Recuerda que no eres mi pareja. Y me seguiré viendo con Max quieras o no —demandé, mirándolo con desdén. —¡Sandra! —pronunció mi nombre con enojo, apretando el agarre en mis muñecas sobre la cama—. ¿Acaso te importa ese hombre? ¿Has hecho algo con él?. Tal vez pueda mentirle sobre Max para que me deje en paz. Mantener un po
Estuve en la reunión con los colaboradores y fue un éxito. Sin embargo, me sentí un tanto abrumada por la mirada de Eduard, quien me observaba disimuladamente. No tuvo tiempo para reprocharme que aceptara la invitación a almorzar del señor William, ahora conocido como Will.Al finalizar la reunión, pensé que podría evitar a Eduard, pero antes de que escapara a mi puesto de trabajo, me pidió que lo esperara en la oficina, alegando que necesitaba mi ayuda con un papeleo.—Eduardo... —pronuncié su nombre al responder a su llamado en la oficina. Él estaba de espaldas, mirando por el ventanal que ofrecía una buena vista de la ciudad.—Ven aquí —ordenó, aún de espaldas. Su voz calmada inexplicablemente me aterraba. Me acerqué como indicó y quedé de pie a sus espaldas, sintiéndome incómoda.—¿Cuántas veces debo decirte que no me llames por mi nombre cuando estamos solos? —preguntó al girarse hacia mí, con un rostro serio.—No quiero ser más íntima contigo —declaré.—Ya somos lo suficientement
[...]Han pasado días, y la situación entre Eduard y yo no mejora. Aunque llevamos un mes juntos, descubrí recientemente que tiene una prometida, lo cual ha convertido estos días en una experiencia angustiante al saber que comparte su vida con otra mujer.Desde nuestra última conversación, Eduard ha estado distante y frío. Aunque trató de evitar que viera a William, de todos modos almorcé con él. Aunque visita el apartamento de vez en cuando, solo viene a la cama por las noches, satisfaciéndose con mi cuerpo y luego mostrándose frío antes de irse.Afortunadamente, los fines de semana no estoy en el apartamento; paso ese tiempo con Max para no sentirme completamente sola. Aunque Eduard me ofrece lujos y joyas en su elegante apartamento, no es suficiente, ya que lo que realmente deseo lo tiene otra mujer.Me pregunto si alguna vez Eduard sintió algo por mí, si mis sentimientos son unilaterales. Incluso tuve la valentía de expresárselo, pero él nunca ha dicho que me quiere o que le gusto.
...**Eduardo**—Oye, por favor, deja de beber —insistió William una vez más.—Déjame, si realmente eres mi amigo, permíteme tomar —respondí, llevando el vaso de licor a mis labios.—¿No deberías estar contento por tu próxima boda? —inquirió, resignándose.—Sabes muy bien por qué estoy comprometido con Megan.—Pero es hermosa, tienes a una modelo como futura esposa, y estás aquí bebiendo como si esa fuera la raíz de todos tus problemas.En realidad, la causa de todos mis problemas es precisamente el compromiso. Si no estuviera comprometido, ese anillo que Megan lleva en su dedo ya estaría en la mano de Sandra.—No la amo, William, ni siquiera soporto estar en la misma cama con ella —confesé.—¿No han tenido intimidad? —puso cara de sorpresa.—No entiendo por qué te sorprendes tanto; ya te dije que no la amo. No estoy con nadie sin sentir algún tipo de afecto.—Vaya, eres increíblemente una caja de sorpresas. Con una modelo así, ningún hombre se resistiría.—Puedes casarte en mi lugar s
**Sandra** ...Después de una jornada laboral, me dirijo al baño antes de salir a almorzar con las chicas, quienes hoy prometieron no abandonarme para estar con sus parejas, evitando dejarme sola en un mar de lamentaciones.Anoche dormí en casa de mis abuelos, sin saber si Eduard fue al apartamento. Aunque dudo que lo haya hecho, esperaba al menos una llamada suya si me necesitaba. Sin embargo, nada llegó, quedando atrapada solo en la esperanza.—Así que eres Sandra —oí una voz chillona detrás de mí. Miré el reflejo en el espejo y me encontré con una mujer rubia perfectamente vestida de negro, provocativa.—¿Necesitas algo? —me volví hacia ella, tomé papel de baño y sequé mis manos recién lavadas.—No hemos hablado desde que llegué aquí. ¿Me estás evitando, Sandra? —su voz sonaba odiosa, sin tener la confianza suficiente para tutearnos.Desde que llegó a la empresa, la he evitado deliberadamente. Cuando viene con Eduard, me voy al departamento de ventas y si me necesita, me llama. Tod