Mía

Atina

No supe exactamente qué sucedió, pero estaba en el piso. Al abrir los ojos vi muchas personas alarmadas. Sentí una fuerte sensación de debilidad, como si no fuese capaz de mover un solo dedo de las manos. Mi cuerpo pesaba demasiado.

“Estoy llamando a la ambulancia” avisó Jess. Henrik sostenía mi cabeza y estaba demasiado cerca de mí rostro.

“¡Amor, ya viene la ayuda!”

Poco a poco sentí que no podía respirar.

“¡Está poniéndose azul!” gritó Jess.

“Vamos a llevarla ya” decidió Henrik.

Sentí mi cuerpo levantarse. Me estaba cargando en brazos, y nos movíamos a gran velocidad. No sabía que estaba sucediendo, pero la realidad comenzó a desvanecerse de nuevo.

***

Cuando desperté, estaba en una habitación de hospital

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