EMMA
—Emma.Aquella voz hace que aumente el paso, lo que menos necesito en estos momentos, es que me lance mierda que no es cierta.—¡Espera, carajo! —tira con fuerza de mi brazo.—¿Por qué lo has hecho? —lo cuestiono estando frente a frente—. No tenías por qué traerla.Ender me acorrala contra una de las paredes del pasillo, su aliento mentolado me pica las fosas nasales.—No le veo nada de malo, después de todo, es su esposa, la madre de su hijo —sus palabras son el filo que se me clava en el pecho—. Es ella quien porta su anillo, mientras que tú, pasaste a ser la segunda en su lista de prioridades desde hace mucho. O al menos eso es lo que se cuenta.Tenso el cuerpo, su rostro duro diría cualquier cosa ante sus enemigos, pero a mí no me engaña, soy también una asesina que ha trabajado desde las sombras, el camino que elegí sin importar nada, sin importar qué. Sin duda, su oscuridad es más densa que la mía, casi aEMMALo odio. La rabia me hace empujar a todo aquel que se me atraviesa en el camino. No respiro, todo me da vueltas, saliendo por la puerta trasera del club, me permito tomar una bocanada de aire, las lágrimas no dejan de derramarse por mis mejillas. —Joder.Doy un respingo, me volteo y miro a Donovan saliendo por la misma puerta, parece un demonio salido del infierno, se tambalea y comienzo a caminar por el callejón a un costado. —Emma.Me detengo, hay algo extraño en su tono de voz. «No debería importarme» Sigo caminando, un ruido sordo hace que mire por encima del hombro, Donovan está tirado en el suelo, intenta levantarse, rabiando, sé que soy una completa idiota, debería mandarlo a la mierda y dejarlo pudrirse, sin embargo, aunque no lo sepa nunca, es el padre de mi hijo. Me muerdo el labio inferior, viendo como hace un nuevo intento. —Maldito, te odio —murmuro.Cuando me pongo en c
DONOVANEmma es lo único que ha estado en mi sistema desde que la vi por primera vez, desde aquel momento en el que llegó temerosa, pero con la mirada llena de rabia, les hice saber a todos en la Bratva que ella me pertenecía, era mía, tal vez fuera algo enfermo, soy mayor que ella, no me importa, ella es mía, tiene mi jodido nombre tatuado en cada centímetro de su piel. Cometí muchos errores, eso no lo puedo borrar, tampoco me arrepiento, porque todo lo que hice fue por protegerlo a él; Basil, mi Boss y gran amigo, el único que me he permitido tener, y el único que me ha apoyado hasta ahora. El plan era sencillo, teníamos todo planeado, Mía quiere lo mejor para su hermano y para la organización que fue de su padre, no le podíamos contar que tanto Basil como yo, no estábamos de acuerdo con este matrimonio absurdo. No salió tan bien como tenía planeado, porque pese a que estaba seguro de tener todo bajo control, no conté con la idiotez del Capo, al invita
EMMA—No tienes buena cara. Levanto la mirada, Ender está delante de mí, bebiendo su copa de vino, me ha invitado al mejor restaurante de Italia, para cenar y posteriormente, firmar nuestro contrato. —Bueno, creo que sabes bien que estoy embarazada de Donovan —siseo—. No estaré con buena cara, hasta que tenga la protección que busco. Bebo la copa de agua. Una mesera trae el postre, diviso que se le queda viendo con cierto interés altanero, niego con la cabeza. «Zorra»—¿Se le ofrece otra cosa? —se inclina hacia delante mostrando el escote de más—. Señor Bennett. Sonrío, Ender no me importa una mierda, pero solo para joderla, tomo su mano. —Mi prometido y yo estamos bien —sonrío con malicia—. Puedes retirarte. La sonrisa de la chica se esfuma, nos mira primero de hito en hito, luego sus ojos marrones se anclan en nuestras manos entrelazadas y carraspea bajando la mirada. —Como diga, señorita, con su permiso —se marcha. Enseguida, una risa gutural brota de la garganta de Ender.
EMMAEl aire comprime mis pulmones, me quedo congelada tratando de procesar cada una de las palabras de Ángelo, veo que ambos comienzan a discutir sobre los movimientos que tienen que hacer, la seguridad, ordena a sus hombres rodear los puntos clave, al tiempo que Ludo entra al despacho.Se une a la conversación, parece ser que soy la única que comprende el peso de esta guerra que se avecina, si bien, Donovan tiene muchos enemigos, y es temido por los líderes de la Bratva, también tiene muchas personas que estarían dispuestas a ayudarlo, como un pago por los favores que les haya hecho, por solo joderle la existencia a Ender.—Deberías sentarte, cariño, no te ves bien.La voz de Ludo me saca de mi ensimismamiento.—No comprenden —me quedo sin aliento—. No tienen idea de lo que es capaz de hacer Donovan.Ender me mira en silencio.—Pues a mí no me parece demasiado peligroso.El miedo recorre por mis venas.—Es una fachada, el que lo veas como un ser relajado por momentos, o un mafioso c
EMMALa verdad siempre sale a flote, eso es algo que he tenido presente, el asunto es que estos últimos años me he vuelto algo arrogante al creer que podía manejar las cosas a mi modo, estaba equivocada, por completo.—Suéltame —siseo con dificultad al respirar.—Respuesta incorrecta —su tono de voz ya no tiene esa chispa de burla de siempre, ahora es ronca, cruda.—Me estás lastimando —me quejo, siendo incapaz de hacer algo en contra del único monstruo al que no he podido derribar.No me responde, en su lugar, comienza a llevarme a rastras hacia el extremo contrario al que corría.—Te he dado demasiada libertad, Emma, ya no, es tiempo de que vuelvas al lugar al que correspondes.—¡Yo no soy tuya! —grito llena de rabia—. Dejé de serlo en cuanto te acostaste con María, estás casado, esperando un hijo…—Un hijo contigo, porque María no está embarazada, manipuló todo.—Eso no quita el hecho de que estén ca
NARRADOR OMNISCIENTEMientras Donovan maquinaba todas las formas que tenía para sacarle la idea a Emma, de enamorarse de otro hombre que no fuera él, en Rusia, sumida en una completa oscuridad, se encontraba María, caminando de un lado a otro, pensando en la manera de hacer que Donovan no la dejara, o en el peor de los casos, que la matara.En cuanto la puerta se abrió, entró Basil, molesto, al igual que la mayoría de su generación, se conocían desde que eran niños, y ella siempre le había tenido miedo a Basil, en especial cuando se trataba de verlo defender a aquellos que consideraba importantes en su vida.Nunca lo vio bajo control, ni siquiera cuando estaba Portia a su lado, fue hasta que llegó Mía a su vida, el problema es que ella no estaba aquí, en la fortaleza de Donovan, en donde pidió mudarse para sentirse protegida.—Boss —susurró.No iba escoltado, lo que le pareció un insulto, era como si no la considerara alguien peligroso de
EMMA—¡No importa en dónde te escondas, Emma, no hay puta escapatoria!Mierda.Permanezco escondida detrás de los arbustos, esto me está llevando más tiempo de lo normal, quisiera decir que estoy bien, pero no es así, no me siento bien, los mareos me atacaron ahora mismo, pude escurrirme de las manos de Donovan, pero no por mucho tiempo.—¡Emma, sal de una maldita vez! —brama a lo lejos.Tiene un punto a su favor, no hay donde escapar, esta maldita isla está en el culo de Rusia, la única manera de salir de aquí, es por medio de un avión, mismo que el hijo de perra debe tener custodiado con trampas, lo conozco tan bien que puedo asegurar que todo esto lo formuló desde hace horas, y Basil debió haberlo ayudado.Me asomo, viendo cómo desaparece al otro lado del bosque, no soy idiota, ambos fuimos entrenados para atacar a los enemigos incluso en la oscuridad, ambos somos expertos en tácticas de guerra y de emboscada, es lo que pretende hacerme, pero no lo voy a dejar.Poco a poco me inter
DONOVANSiempre ha sido así, pierdo el control cuando se trata de Emma, siempre ha sido ella, nunca me había interesado en nadie más hasta el día en el que Viktoria la empujó delante de Basil y de mí, parecía tan frágil y tan rota como lo estaba yo por dentro. Desde ese primer día la marqué como mía, no pude pensar en nadie más, en ninguna niña, en otra mujer, Emma se filtró en mi sistema, tan profundo, que no importaban los coños que probara, ella siempre aparecía en mi jodida cabeza.Incluso cuando tenía que follarme a María, imaginaba que se trataba de Emma, cometí errores, no pienso volverlo a hacer.—No —dice tratando de soltarse de mi agarre.Hago caso omiso de sus palabras, estoy tan enfadado con ella, con ambos, los dos hemos cometido errores, admito que gran parte de la culpa es mía, pensé que, protegiéndola con mi indiferencia, haría que ella estuviera bien, si todo el mundo se enteraba de que ella era mía, el peligro hubiese sido más inminente.Todos quieren lo que no puede