Ese era el mejor momento para discutir. Pensó irónicamente Nefer mientras los dos dioses, ante ella, comenzaban una acalorada disputa de quien la cargaría para salir de allí rápidamente. A patitas, la sombra los alcanzaría, así que habría que usar ciertos poderes divinos para escapar, aun si estaba en contra de las leyes.
El único pequeño problema que la tenía nervioso era esa misma sombra, que se acercaba a ellos con una velocidad bastante preocupante.
-Ni se te ocurra ponerle un dedo encima Horus- Anubis parecía soltar su rabia por cada poro de su piel.
-Tienes las manos llenas, un empujoncillo no vendría mal- Y Horus por su parte se mantenía inquebrantable con sus nervios de acero.
Nefer pateó la acera restregándose el pelo. Sino fuera porque los hombres le sacaban más de medio metro les hubiera dado un sopapo por la cabeza. Ya la ten&
Anubis abrazó fuerte contra su pecho el cuerpo de Nefer mientras caía por un vacío directamente hasta que sintió que el suelo se precipitaba bajo ellos ya aterrizó sobre sus rodillas en una superficie irregular. Abrió los ojos con vacilación sin comprender mucho lo que había ocurrido y los sucesos volaron en su memoria muy rápidamente. La pared de sombra, la luz en su espalda, la mano que lo atraía y después...Y ahora esta sensación. La perfecta en esta ocasión. No había dudas. Habían llegado al Imperio.Miró a Nefer que se frotaba los ojos con dificultad. A su lado oyó a Horus rechinar los dientes. En sus brazos aún estaba Tiara que parecía algo más recompuesta que antes.-Este lugar es…- Nefer se desenrolló de sus brazos y se incorporó tambaleante, mirando a todos lados. Reconocía vagamen
Nefer tuvo que aguantarse del brazo de Anubis para no caer de nalgas de la impresión o del susto, ya ni sabía. Apretó fuerte la piel del dios que la hizo mirarla, aun cuando este mismo no salía de su asombro.-Anubis, fue ella- Nefer tragó sonoramente y los recuerdos de antes de ser expulsada del Imperior vinieron a ella -Ella fue la que me dijo todo aquello sobre ti y tu relación y fue la que me empujó en el estanque del Orbe- se estremeció cuando por reflejo su piel sintió la desagradable sensación de la sangre espesa sobre si. Aun si solo era un recuerdo.El dios tardó unos segundo en procesar la información para después no evitsr sacar sus dientes y gruñir convirtiendo su cuerpo a su aspecto real en su totalidad en menos de un segundo. Con un ágil movimiento y sin hacerle saño a Nefer pero sumido en la rabia se soltó de ella y saltó en
Nefer miraba anonadada de Anubis al nuevo dios buscando las similitudes físicas y allí estaban, el dios no mentía con sus palabras.Quizás el cabello de Anubis tenía dos tonos pero el más oscuro era similar al de quien se hacía llamr su padre. Y esos ojos, por dios, eran los mismos. Oscuros, profundos, solo que los de Anubis eran más… gentiles.El chacal agarró bruscamente su muñeca y la volvió a poner detrás de su espalda, quería mantenerla cubierta del nuevo invitado, lo más que podía. Sabía las consecuencias de que su pareja cayera en manos equivocadas, y las de su padre cumplían ese papel con creces.Los dedos grandes apretaron sin consuelo los delgados músculos inconscientemente y Nefer ocultó un lamento de dolor, no debía alarmar al dios con nimiedades, no ahora. De seguro tendría hematomas, ya despu&
Anubis besó el dije de la cadena que Nefer le había regalado, en su mano, mientras el sonido atormentador a su alrededor anunciaba el inicio de la guerra. A su lado, muchos de sus iguales portaban sus armas y armaduras en su forma original. Atrás miles de dioses menores clamaban por una victoria que no se sabía si iba a ser de ellos.Horus se encontraba al lado de Ra y de Nastet, un metro por delante, resguardados por su legión limitada de bennu. Confiables para su protección, terribles en batalla. Su espalda estaba igual de rígida que la de él. No le deseo mal, hacerlo antes de la batalla era mal augurio, incluso después de todo lo que había pasado entre ellos, ya lo solucionaría más adelante, o eso esperaba.La imagen frente a ellos no era nada esperanzadora. Las tropas enemigas encabezadas, por Seth montado sobre un Serpha junto a Bastet que había tomado su traje de batalla he
Anubis jadeada mientras cortada el cuerpo de un enemigo. Su pelaje estaba cubierto por zona de sangre negra y mugrienta mezclada con la suya. A lo lejos Ra alzaba sus brazos y bolas de fuego caían arremetiendo contra la tropa enemiga.A esa altura de la batalla no se sabía el resultado, estaban igualados. Tanto un bando como el otro tenían sus bajas.-Maldito chacal, échame una mano- Horus cayó a su espalda de rodillas-¿Qué demonios quieres pajar…- no pudo terminar pues tuvieron que saltar esquivando la cola del Serpa donde Seth estaba montado.-No pudiste dejárselo a Ra, tuviste que ir tú mismo a enfrentarse a él- Anubis reclamó entre dientes mientras aterrizaba al lado del dios mayor.-¿Tengo que recordarte lo que hizo este tipo?-El dios de los muertos chasqueó la lengua. Seth había matado al padre de Horus. Y ahora quer&i
Aprovechó que Bastet estaba inmersa en los hechos frente a ellas y con un movimiento rápido de su mano cortó el brazo que la aprisionaba.La diosa soltó un grito y esta la empujó apartándose hiriéndose el costado del cuello aún más en el intento. No le importó. Sentía la sangre brotar y desplazarse por la ropa, pero eso no lo detuvo. Corrió hacia donde estaba Anubis con una sólida determinación.El dios de los muertos no podía hacer nada, sentía su cuerpo atado dolorosamente. Nunca se imaginó que su mismo padre lo asesinaría. Invocó alguno de sus súbditos del mundo de los muertos como apoyo, pero estos solo se difuminaban ante el poder divino del dios mayor. El brillo de su espada estaba delante de él y a pesar de sacudirse para evitar su fin fue en vano. Solo quedaba esperar lo peor.Algo que nunca ocurri
-NEFEEEEERRRRR- su grito desgarrador estremeció a todos seguidos de un grave sollozo.Anubis pensó que se volvería loco. El dolor en su pecho arremetía quitándole el aliento mientras el cuerpo inerte en sus brazos se volvía cada vez más frío. Las lágrimas corrían por sus mejillas y ningún consuelo podría detenerlas. Había perdido a la persona que más amaba otra vez. Y esta vez no podría recuperarla.-Nefer- enterró su rostro en el pecho herido no importándole mancharse de su sangre -¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo hicisteeee? Yo no valgo tu vida-Repetía una y otra vez intentando creer que aquello solo era una pesadilla de la que podría despertar dentro de poco. Pero no. Aquello era la cruda realidad.Ra pasó por el lado de un impactado Horus que apenas movía un músculo y su ro
Nefer se removió inquieta, hasta que una mano grande se posó sobre su cabeza alborotando su cabello con cariño.-Tranquila, estás muy alterada desde esta mañana- la voz de Mijel resonó en su pecho donde su cabeza estaba recostada.Allí en pleno parque, en su rincón de paz y tranquilidad donde podían enfocarse en sus propios asuntos, estaban acostados como cada tarde después de clases. Estar allí era relajante y eso era lo que Nefer necesitaba por el momento, aunque ese día no estaba funcionando mucho. Desde que había visto a aquel hombre se había alarmado notablemente y la sensación aún era vigente. No podía apartarlo de sus pensamientos.Había entrado en pánico cuando aquel extraño que se hacía llamar Anubis intentó tomarla de la mano y salió corriendo dejándolo con la palabra en la boca. &