LA SUMISA
Capítulo 04Támara Williams⋙════ ⋆★⋆ ════⋘Soy en definitiva una completa idiota.
Podía ver su rostro la diversión del momento y no era para menos, mis manos temblando pensando en cosas que en primera instancia jamás debí pensar y en segunda la vergüenza de esta penosa situación se debe notar hasta en mis orejas.
—¿Donde puedo cambiarme, señor?—susurré casi agonizante, mis piernas estaban debilitadas por el hambre que comenzaba a carcomer mi débil y delgado cuerpo, ya casi era medio día y no había probado bocado desde la noche anterior. Intenté dar un paso pero un mareo repentino me hizo detenerme en la misma posición que tenía en el inicio.
Gracias al cielo el golpe que me propinó papá anoche solo fue un pequeño corte. Sino la vergüenza que estaría pasando ahora sería mucho mayor.
Espabilé con fuerza al sentir las manos fuertes del magnate rodear mi brazo derecho para que no me callera al suelo. Bajé la cabeza de inmediato porque de una extraña manera que no podía describir desde que lo conocí no he podido mirarle fijamente. Mi cuerpo fue arrastrado hasta uno de los sofás que decoraban la hermosa y amplia habitación.
Moví de arriba hacia abajo la punta de mi pie al observar a mi futuro jefe tomar con demasiada energía su móvil y gritar a la persona que sea que le haya contestado como si el mundo se estuviese acabando.
Mi estómago comenzó a rugir de nuevo pero esta vez tan fuerte que hasta el mismo italiano logró escucharlo también—¿Quieres que te dé de comer?
Negué de ipso facto.
—Ya desayuné, señor...
Inquirí sin dudarlo.
—Odio las mentiras, Tam—cuestionó mirándome fijamente para acto seguido correr hasta la puerta principal—. Por tu bien y el mío, sé una buena chica y come todo lo que te dé hoy, ¿OK?—una oleada de calor recorrió mis piernas hasta finalizar en mis brazos sorpresivamente.
Balanceé mis caderas de un lado hacia otro al mirarlo recibir una enorme bandeja de comida, el camarero me quedó viendo por un par de segundos pero apartó los ojos al escuchar el gruñido que salió de forma feroz de la boca del magnate italiano.
—Mandé a traer de todo, aunque no sabía que cosas te gustan más para comer. Con el tiempo te iré conociendo mejor.—Tapó el cuerpo del sujeto con el suyo haciendo que este sin pensarlo se retirase del lugar.
Estiré la mano para tomar un trozo de manzana cuando el señor Bellucci me invitó por fin a hacerlo, mastiqué en cuestión de segundos la fruta llenando mi paladar de su dulce sabor—Creo que con esto es suficiente.—Respondí colocando una pequeña manzana sobre mi regazo.
—Eres demasiado delgada, Tam. Creo que si decido tomarte no soportarías mucho...—mi corazón dio un respingo—Como empleada...—Continuó con los ojos medio cerrados y haciendo una pequeña pausa. —Mi estilo de vida es algo peculiar y no sabría decir si podrías con todo esto.
Mastiqué y tragué sin mirarlo.
—Podré hacerlo, pero no creo que sea necesario que haga tantas cosas por mí, señor.
Magno arrugó suavemente su entrecejo, me costaba adivinar que era lo que estaba pasando por su mente en ese momento.—Anexaré un par de cosas más en nuestro contrato—. Dejé la taza de té sobre la mesa para escucharlo—Mi secretaria tendrá la obligación de comer a diario conmigo, ya sea desayuno, almuerzo o cena—me detuve—Y por último no podrás hablarle a nadie mientras estés a mi lado.
—¿Por qué no puedo?—brinqué sobre el sofá al presenciar como se levantó de repente de donde estaba reposando para tomar con agresividad mis mejillas.
—¿Haz notado como tu rostro se torna tan rojizo volviéndote así tan jodidamente sensual?—me eché hacia atrás pero él volvió a atraerme hacia su pecho—Serías solo una distracción para los hombres y mujeres que se reúnan conmigo; eres demasiado adictiva y eso es muy peligroso para ti.
Me soltó haciendo que mi cuerpo se tambaleara.
—... Lo siento... —no sabía de qué me estaba disculpando—Mi papá dice que parezco una mujer que lleva tatuada en su cara “Soy una puta barata” y ya veo que él tiene la razón. ¿Que debería hacer? Pasé casi toda mi vida intentando quitar esta apariencia débil y jamás pude...
El magnate relajó los hombros—Tu padre es un idiota. Hay distintos tipos de mujeres y todas son maravillosas. Altas, flacas, gordas, bajas, todas son hermosas para mí.
Solté una pequeña risita que borré de inmediato al ver llegar al sastre que estará a cargo de mi vestuario.
Regresé a la habitación con solo una bata de seda adornando mi cuerpo por petición del magnate; el anciano sujeto me jaló del brazo para comenzar a realizar su tarea y me sentí extraña al notar que evitaba verme a la cara a toda costa.
—¿Colores oscuros, señor Bellucci?—giré para verlo asentir ante la pregunta del sastre.
—No quiero que llame mucho la atención, sabes como es este mundo de m****a...—me bajé de una pequeña butaca donde me habían colocando para tomarme las medidas.—Ya puedes irte Fernando, necesito esto lo más antes posible. ¿Podrías darme algo que ya tengas listo para mí? Támara empezará desde hoy a trabajar, ¿Verdad?—sus ojos fijos sobre mí me hicieron retroceder.
¿Esto será lo realmente correcto?
Titubeé—Yo...
—Te dije que no podías irte hasta que firmes ese contrato, Támara.—soltó en forma de amenaza—El futuro de mi empresa está sobre tus manos ahora mismo. Necesito a alguien que me cuide y solo te quiero a ti.
El sastre me miró y asintió empujándome a aceptar—Lo haré—recorrí la sala hasta llegar a mi maleta y sacar el documento que firmé rápidamente. Abrí los ojos al sentir como mis piernas abandonaron el suelo.
¿Me está cargando?
—¡Estoy muy emocionado!—me bajó y me alejé—No sabía que hubiese hecho si te negabas a esto. ¿Podrías traerme una copa de vino?—me di la vuelta amarrando firmemente el cinturón de la bata, me coloqué sobre las puntas de mis pies para alcanzar las copas de cristal que estaba arriba de un estante, pero dejé de respirar al sentir como mis manos se resbalaron con tanta fuerza haciendo que mi cuerpo se fuese para atrás. Escuché fugazmente algo ser rasgado y espabilé lentamente al observar la camisa del señor Bellucci completamente destrozada y vuelta añico a la altura de sus hombros.
¡Dios! No llevo ni cinco minutos siendo su empleada y ya le dañé una prenda tan costosa.
Voy a llorar...
¿Cuánto debe de costar eso?
—Lo siento... Lo siento tanto...—intenté colocarlo todo en su lugar de los mismos nervios que tenía.
Magno me detuvo al sentir que me estaba saliendo de control—Te ibas a caer, es normal que reaccionaras de esta manera—afirmó dejándome a un lado del camino—En ese cajón hay camisas, pásame una, rápido—caminé de manera torpe y saqué la primera que toqué. El italiano me quedó viendo sin decir nada—¿Qué esperas para quitarme la que acabas de romper?—dijo sacudiendo la tela salvajemente.
—¿Yo...?
Rodó los ojos.
—¿Quién más? Acércate y quítame esta porquería.
Soltó haciéndome dudar de esto, ahora era mi trabajo velar por su seguridad y lo mejor para mí era no hacerlo enojar. Mi respiración se encontraba acelerada, necesitaba salir de este lugar lo más pronto posible pero negué porque yo elegí esto.
Mis manos viajaron hasta los botones de su camisa, sentí como su cuerpo se tensó en el instante en que mis dedos tocaron la piel de su pecho, podía escuchar su pesada y caliente respiración y aquí iba de nuevo esa extraña aura que lo cobijaba cada vez que sus ojos se posaban sobre mí.
—¿Así está bien?—espeté dejándole la camisa abierta pero negó.
—Quítamela—mis cejas se unieron—Tiraste fuerte de mi hombro—desliza su muñeca sobre su cuello y hace una mueca de dolor—Hazte responsable de mí, tengo una reunión en una hora con los alemanes y no puedo perder este negocio por nada del mundo. ¿Qué harás si algo sale mal?
—¿Me va a despedir?—pregunté arrancando la camisa de sus brazos.
—No. Más bien, ¿Tú que me darás para apaciguar mi enojo?—me eché hacia atrás para separarme de él—Pagarás mi cena si llego a perder dinero ¿Entendido?
Las palabras se habían atorado en mi garganta.
Magno tomó las llaves de su coche dispuesto a salir de aquel lugar y yo le di gracias al cielo por eso.
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Las personas en la compañía me quedaron viendo como si fuese una especie de mono de circo de algún pintoresco barrio, he estado casi dos horas detrás del italiano ya que tengo rotundamente prohibido alejarme de él. Miré el reloj en mi mano derecha al darme cuenta que son casi las ocho de la noche y yo sigo en este lugar.
Podía sentir mi móvil vibrando dentro de mi bolso pero estaba más que segura que si lo tomaba; podía ganarme un serio problema con mi nuevo jefe.
Las personas dentro de la sala de juntas discuten sobre un nuevo producto y no tengo que ser un adivino para saber que Magno Bellucci los está insultando a todos.
—¡He invertido demasiado dinero en esto! ¡Fottuti idioti!
"Idiotas de m****a"
—Adler Schulz no quiere negociar, señor Bellucci—brinqué al sentir un golpe fuerte sobre el escritorio.
—Apaguen todo y vámonos... Pero les advierto que si mañana no me dan lo que quiero, aténganse a las consecuencias.
Lo vi desaparecer delante de mis ojos, Vivika negó para que lo dejara solo al ver mi intención de caminar detrás de él.
Ya han pasado casi cuarenta minutos desde que se encerró dentro de su oficina y aunque estoy pensando seriamente en llamar a emergencias por los ruidos extraños que se escuchan a dentro; siendo honesta, no sé que hacer.
—Deberías llevarlo a casa, Magno suele tomar demasiado cuando algo realmente le preocupa—volteé mi cabeza al escuchar la voz de la italiana detrás de mí—¿Podrías hacerle un favor a la familia Bellucci?—Asentí.
—Claro que sí—. Contesté sin titubear.
Vivika se acercó un poco hasta donde estaba para acercar su rostro al mío—Sácalo de allí y duerme con Magno esta noche...
LA SUMISACapítulo 05Támara Williams⋙════ ⋆★⋆ ════⋘¡Hoy es mi primer día de trabajo y ya estoy metida en problemas!Vivika me dio indicaciones algo confusas sobre "Dormir" con mi jefe que realmente no me habían quedado claras del todo.¿Lo único que tenía que hacer, era estar a su lado para cerciorarme de que nada malo le sucediera? Se escuchaba como una tarea fácil, pero en verdad para mí no funcionaba de esa forma.Negué con la cabeza para despejar todas estas tonterías que andaban nadando por mi mente en el instante en que sentí el cuerpo de presidente tambalearse de un lado hacia el otro.Caminar hacia la recepción de la empresa fue difícil, eran pasada las once de la noche y para esta hora todos los empleados se encontraban en sus hogares y ni de hablar de Vivika; que apenas me dio la orden, se marchó dejándome sumergido en este mar turbulento, llamado "Magno Bellucci"¡¿Por qué mi jefe pesa como un maldito mastodonte?! Su cuerpo musculoso era casi imposible de arrastrar por a
LA SUMISACapítulo 06Támara Williams⋙════ ⋆★⋆ ════⋘No estaba para nada segura de lo que hacía, pero algo dentro de mi pecho me gritaba que me encontraba en lo correcto. Que este era mi lugar en el mundo. Toqué un par de veces la puerta de esta lujosa mansión en donde el gerente general de la empresa en donde trabajo me ha enviado a entregar unos papeles importantes que el señor Belucci debía firmar el día de hoy.Tiré un poco de la perilla de la puerta al no escuchar respuesta de nadie, pasé saliva con dificultad al recordar que si hacía algo mal, el señor Magno no me lo iba a perdonar, y seguramente me va a echar de la empresa y no estaba dispuesta a perder este trabajo y ahora menos que mi madre murió.Adentro de la residencia Belucci se sentía cálido, a diferencia del frío de la noche que carcomía mis huesos, mis piernas se sentían débiles y ese olor a canela y aceites que envuelve toda la mansión me embriagaba apenas di el primer paso hacia dentro.Muchos de mis compañeros de t
LA SUMISACapítulo 07Magno Bellucci⋙════ ⋆★⋆ ════⋘El jabón que se resbalaba en las frágiles manos de Tania, se desliza con suavidad sobre mi enorme y endurecida polla.Cerré los ojos, mientras que mi cabeza se elevó un poco hacia atrás por si sola, en el instante en que los espasmos que rodeaban mi cuerpo me hicieron explotar.El agua nos había empapado a ambos, así que en un acto violento y sin contemplación, arrastré hacia mi pecho a la chiquilla que desde hacía medio año vivía chupándome la polla y metiéndose en mi cama sin pedirme hasta ahora, nada a cambio.Sus ojos se abrieron exageradamente en el instante en que giré su cuerpo para estrellar así su rostro contra los azulejos de la ducha y separar sus piernas sin dudarlo dos veces.La sentí brincar al recibir luego de tanta espera, uno de mis dedos introducirse en su interior. Su agujero estaba cálido y listo para recibirme, así que no lo dudé tanto y con una sola embestida logré entrar en ese lugar que me había hecho gemir
LA SUMISACapítulo 08Támara Williams⋙════ ⋆★⋆ ════⋘¡Rayos!¿Qué era ese dolor insoportable que nace desde mi espalda y moría justo en mi zona peligrosa?Intentaba despegar mis párpados pero era imposible. Todo mi cuerpo me dolía como si cientos de elegantes hubiesen corrido por encima de mí hasta dejarme prácticamente en cenizas.Apreté la sabana que cubría mi pecho y cuando apenas busqué la forma de sentarme sobre la cama, pegué un grito cuando una punzada insoportable se alojó sobre mis labios vaginales.¿Cuanto bebí anoche?No recuerdo jamás haberme sentido de esta forma después de unas cuantas copas de vino. La cabeza se me quería caer del cuello y como pude y con poca valentía, logré abrir los ojos.Diablos...¿En donde carajos estoy?Sentí como mi bilis subió hasta mi garganta y tapé mis labios con las palmas de mis manos cuando el amargo sabor se apoderó de mi lengua y mejillas. No recordaba que había sucedido o en qué momento había terminando en el Penthouse de este hotel d
LA SUMISACapítulo 09Támara Williams⋙════ ⋆★⋆ ════⋘La mano caliente de mi jefe, rodea con fuerza y agresividad mi muñeca tirando de esta hasta que mi cuerpo golpea el suyo.Los inversionistas y empresarios guardan silencio mirándose unos con otros, mientras que logro escuchar los murmullos maldicientes que salen de la boca de Magno Bellucci.Podía ver la oscuridad en sus ojos, aunque su rostro estaba reflejando una falsa tranquilidad, sabía que esta no era así. Suebim sonrió cálidamente mientras que le hacía una pequeña reverencia al italiano quizás dándose cuenta de la seriedad del asunto.—Mi jefe...—la voz suave y delicada del coreano brotó de su boca llenando mis oídos entre tanto su dedo índice señalaba al asiático que había reunido a todos estos magnates de la industria en este lugar —Solo puede estar en Maldivas por tres horas. ¿Podemos empezar ahora?—Magno arrugó el puente de su nariz inmediatamente para luego soltar mi mano insatisfecho, me echó una última mirada que me d
LA SUMISACapítulo 10Támara Williams⋙════ ⋆★⋆ ════⋘¡Ayuda…!¡Ayuda…!Intento emitir algún sonido que salga de mi garganta el cual me ayude a librarme de esto, pero no pasa nada.La mano suave pero fuerte de Seubim me toma con firmeza de mis caderas mientras que me arrastra lejos de la fiesta de celebración por la unión de las múltiples compañías.Recuerdo que desde que tengo memoria buscaba la forma de evitar beber algo que contuviera alcohol pero jamás las cosas habían llegado tan lejos.La piel de mis manos ya se encontraba rojiza por la poca fuerza que ejercía contra el coreano para así poder liberarme, pero nada estaba funcionando.Las flores de colores de su camisa Hawaiana empezaban a moverse por mi ebriedad de un lado hacia otro. Mis ojos por algunos momentos se colocaban en blanco y podía sentir como todo mi ser se iba en instantes.—Noona…—Su voz ya no sonaba melodiosa como antes, podía sentir maldad y oscuridad en él, así que como pude levanté la cabeza para encontrarme c
LA SUMISACapítulo 11Támara Williams⋙════ ⋆★⋆ ════⋘Estoy llorando demasiado y me siento patética. Hay tantas personas a mi alrededor mientras que mi jefe me cubre los hombros con su americana buscando la forma de evitar que los periodistas sigan sacándome fotos. Mis pies se sienten fríos y me duele demasiado seguir caminando.La falta de aire se apoderó de mis pulmones y he empezado a ahogarme, mis lágrimas se deslizan por mis mejillas entre tanto la idea de huir se hace cada vez más presente.Mi cabello rojizo cubre mis mejillas adoloridas, mi cadera y piernas me arden demasiado y aunque el señor Belucci a intentado ocultar mi nombre de todo esto, sé que tarde que temprano la noticia llegará a oídos de mi padre y de la familia de mi novio.—¡Y solo les diré una cosa!—La voz potente y masculina del italiano me hizo mirarlo. Los periodistas se detuvieron para empezar a grabarlo con sus cámaras,—si mi secretaria se ve afectada en su integridad moral por lo que ustedes están haciendo,
LA SUMISACapítulo 12Magno Belucci ⋙════ ⋆★⋆ ════⋘¡Maldito Duarte!Mordí mi mejilla interna al recordar lo que ese bastardo viejo me había hecho hace un par de días. La forma en que Támara me miró luego de enterarse de la verdad sobre mi familia, me hizo sentir miserable.Alguien tocó la puerta de mi oficina dentro de la mansión Belucci logrando sacarme de mi absortos pensamientos. Uno de mis hombres de confianza asomó su cabeza esperando mi orden para dejarlo pasar.—La presa ya fue enviada al restaurante, señor…—Sonreí plácidamente al enterarme de esta magnífica noticia.—No hay rastro alguno de que usted solicitó el pedido.—¿Les costó trabajo deshacerse de él?—Cuestioné algo curios