Earl se sentó en el borde de la cama y agarró su barbilla con una mano.

Cuando terminó la tarea, Adina se despertó bruscamente. Apartó la mano de Earl de un manotazo.

Earl le tapó la boca. "No intentes llamar a Duke, o no sé lo que te obligaré a hacer", él siseó.

Le dio vueltas al pendiente que colgaba de su mano. "Aunque te pidiera que mataras a Duke, lo harías en un instante. ¿Quieres apostar?".

"¡Basura!". Adina soltó las palabras entre dientes apretados.

"¿Sabes lo emocionado que me puse cuando me enteré de que te implantaron un chip biointeligente?", dijo Earl mientras le acariciaba la mejilla. "¿Te imaginas lo sorprendido que me quedé al saber que el chip biointeligente de tu cuerpo fue fabricado por mi empresa? Estaba dispuesto a aceptar mi destino y pasar el resto de mi vida en esa habitación subterránea, pero tú me diste esperanzas".

Adina hizo una mueca y se apartó de su mano. Cada vez que él la tocaba, sentía asco.

Se parecía a Duke. Pero la desconcertaba lo malvado