No fue hasta que el sol invernal brilló desde el balcón que Adina y Duke se despertaron perezosamente.

Ya eran las ocho de la mañana. Los dos, que rara vez se despertaban tarde, estuvieron ocupados toda la noche, así que durmieron un poco más.

Cuando Adina estaba a punto de despertarse, Duke le rodeó la cintura con los brazos. "Addy, deberías dormir un poco más. Anoche quedaste agotada".

"¿No estás tú más agotado?", dijo Adina de forma audaz. "Tengo que ir a la empresa y trabajar hoy. No me molestes".

Después de decir eso, saltó rápidamente de la cama.

Si continuaban en la cama un poco más, el hombre definitivamente se aprovecharía de ella otra vez.

Cuando Duke la vio correr hacia el baño, se rio inconscientemente.

Se quitó la manta de encima y se levantó. Cuando miró las hojas marchitas y el cálido sol de invierno al otro lado de la ventana, sus ojos se llenaron de calidez.

Cuando terminara su trabajo de este trimestre, se llevaría a Addy al sur para las vacaciones de invierno