También se sintió triste de repente, aunque no sabía de dónde procedía esa tristeza.

Se quedó en un silencio contemplativo antes de decir con calma: "No es difícil encontrar a alguien en la Frontera de Hestia, pero esto despertará el miedo entre otras fuerzas. Necesito unos días para considerarlo".

Su reacción era de esperar, así que Adina sonrió levemente. "De acuerdo, esperaré su respuesta pacientemente".

Asintió al hombre, se dio la vuelta y salió con calma.

Abrió de un tirón la puerta de la sala de reuniones y, cuando dio un paso afuera, una mujer bellamente vestida le bloqueó el paso.

Los ojos verde esmeralda de Isabelle estaban llenos de ira. "Ya estás casada y sigues tratando de seducir a mi prometido. ¿De verdad son tan desvergonzadas las mujeres de Cairnstan?", se burló en voz baja.

"Señorita Isabelle, por favor, cuide sus palabras", dijo Adina fríamente. "El Señor Terry North y yo estábamos hablando de una colaboración empresarial. Por favor, no especule sobre nosotros