Duke estacionó el coche y salió.

Él llegó hace cinco minutos, con la esperanza de buscar a los niños antes que Adina. Sin embargo, al salir del coche, pudo sentir una mirada fría fijada sobre él.

Al mirar en esa dirección y, de lejos, vio a una persona delgada que se acercaba lentamente a él.

"Señor Winters, ¿por qué está aquí?".

Preguntó Adina con el ceño ligeramente fruncido mientras lo miraba.

Duke le sonrió. "¿No te dije que no me llamaras Señor Winters?".

Adina se quedó helada.

Solía llamarlo Duke para seguirle el juego cuando fingía ser su novia.

Pero ya no tenía necesidad de tales pretensiones.

Ella dijo claramente: "Voy a recoger a Al y a Mel. Tú puedes seguir con lo que tengas que hacer".

"Soy su padre biológico. Este es mi deber", dijo Duke en voz baja, sonaba tan profunda como la melodía de un violonchelo. "Trabajaste duro estos cuatro años. A partir de ahora, te ayudaré".

El corazón de Adina dio un vuelco.

Solo pudo reprimir esa extraña emoción después de