Duke fue al baño, agarró una toalla húmeda y regresó.

Se puso junto a la cama, se inclinó hacia delante y susurró: "Te ayudaré a bajar la temperatura".

Cuando extendió el brazo, el olor de su perfume se hizo más fuerte para Adina.

Las pupilas de la mujer se contrajeron inmediatamente.

Encogió su cuerpo y siguió moviéndose hacia la esquina de la cama.

Ella agarró una almohada y la tiró por encima antes de decir temerosamente: "No te acerques. No me toques. ¡Sal de aquí! ¡Sal ahora mismo! ¡No me toques!".

Su mirada estaba llena de deseo, pero también parecía aterrada.

Duke apretó los labios. "No te haré nada. Solo quiero que te sientas mejor".

La voz del hombre ayudó a que Adina se tranquilizara un poco.

¡Era Duke!

¡No era ese demonio de cinco años atrás!

Su voz tembló al decir: "Señor Winters... ¿puede...llevarme... al hospital?".

Duke frunció el ceño mientras se sentía molesto consigo mismo.

¿Cómo pudo olvidar que podían ir al hospital?

En realidad se había dejado engañar