NICOLAHace seis años que no cometo una locura, no desde que un día robamos helados, Bea y yo, ahora me siento como un delincuente por hacer esto, pero no me importa, estoy harto de todo y solo quiero pasar un buen rato en compañía de mi hijo, pago los boletos de avión de primera clase, ir en uno de nuestros aviones privados no es opción, ya que podrían rastrearnos, a más que no quiero que nadie sepa donde estoy. Vladimir no se me despega ni un solo minuto, puedo decir que está igual de emocionado que siempre.—Papi, tengo hambre —me dice, haciendo la misma mirada de Bea, cuando quiere conseguir tanto. Confirmo que Vladimir se parece tanto a mí, pero también tiene mucho de su madre.—Vamos, comamos algo —le sonrío, tomando su mano. Reviso la hora en mi reloj de mano, he apagado mi móvil para que no moleste nadie, en unas horas comenzarán a buscarnos y estoy seguro de que el aeropuerto es el último lugar al que pensarían que he llevado a mi hijo. —Mamá va a venir, ¿verdad? —inquie
MILENKABusco por todas partes, no encuentro nada, prácticamente he volteado mi habitación y sigue sin aparecer mi estúpido diario, hago memoria una vez más, no funciona de nada, ya que sigo pensando que es una locura, es decir, siempre he sido cuidadosa con mis cosas. Maldigo en voz alta, aprovechando el que mi padre no se encuentre, y es que para ser honesta, siento que últimamente no vivo, solo respiro por obligación para poder cumplir mis caprichos basados en los estándares de mi padre. Porque yo siempre he sido su mayor orgullo, su todo, al terminar, mi pecho sube y baja debido a mi respiración acelerada. La cabeza me da vueltas y suficiente tengo con no estar embarazada, el tiempo me pasa volando y mientras más tarde en embarazarme, menos tiempo será el que Nicola le tomará descubrir la verdad. —¡Maldita sea! —bramo.De pronto, y siendo por intuición, salgo para entrar a la habitación de Lizabetha, por un momento lo dudo, ya que ella jamás se atrevería a traicionarme, pero…
BEATRIZNo puedo dejar de pensar en que esto es una muy mala idea, en especial cuando siento a cada momento, la mirada de Nicola sobre mí, trago grueso, intento poner atención a las palabras que brotan de la boca de mi hijo, pero parece que nada de eso funciona, no cuando lo único que quiero hacer es salir corriendo del avión en el que me he subido. Cuando me entero de que vamos a Hawai, a una de las propiedades de los Hill, siento que el aire me falta, no preparamos maletas, nada, Nicola solo trajo una mochila de Vladimir, donde solo alcanzó a meter lo esencial y dos mudas de ropa. Yo nada, tampoco él, por lo que supongo que al llegar, tendremos que comprar algo de ropa. —¡Estoy emocionado!La voz de mi hijo me saca de mi ensimismamiento. Sus ojos brillan con ansia y creo que es el único feliz de este viaje. Nicola ha permanecido tan callado como yo, solo responde con monosílabos a las preguntas que hace su hijo, o solo asiente y niega. —¡Ya quiero subirme a las motos! —añade.Ni
NICOLABea está equivocada si piensa que voy a renunciar a ella, es mía, y eso nada ni nadie lo va a cambiar, tampoco le voy a dejar el camino a Gary, así que en cuanto me volteo para hablar con ella dentro del avión, estando a punto de aterrizar, enfurezco. Todo al ver que saca una pastilla del día siguiente, se la toma, veo rojo, jamás había hecho eso, no quiero que lo haga ahora, es como si estuviera deseando no tener nada que ver conmigo. Tener un segundo hijo con ella no es tan malo. —¿Qué haces? —le quito el frasco. Agradeciendo que Vladimir esté dormido en el asiento cercano a la ventanilla. —Devuélveme eso —estira la mano hacia mi dirección. —¿Por qué tomas estas tonterías? —frunzo el ceño. —¿Qué no es obvio? —suspira—. Me protejo, no quiero salir embarazada, eyaculaste dentro de mí. —Nunca te has quejado —replico.—Bueno, tal vez porque en el pasado no te ibas a casar con otra mujer, y mucho menos estar a punto de tener un hijo con otra —refuta, lanzándome dagas de fu
BIANCAByron, mi padrastro, termina de explicarme por teléfono lo sucedido, al parecer mi dulce hermano, el hombre que más amo, pasó unas muy cartas vacaciones en Hawái, con la tonta de Bea y su engendro, pero se vieron interrumpidos por Milenka, así que regresaron antes de tiempo. Ella habló, cometió un grave error, ahora no solo ha culpado a Levi, sino, que ha dicho que la violaron cuando es verdad, pero era para que sin duda se lo callara. —Es horrible lo que le pasó a Milenka —comenta mi padre. —¿Y mi hermano? —pregunto mientras manejo y aprieto el volante con tanta fuerza, que los nudillos de mis manos se ponen blancos. —Está en casa con ella, trata de tranquilizarla, al parecer sabemos que era el mecenas joven que le compra la mayoría del trabajo de la galería de Bea —me explica. Frunzo los labios, saben demasiado, lo que me lleva a que mi padre ha conseguido un investigador privado. —¿Tienen alguna pista de él? —trato de no parecer demasiado ansiosa. —No, pero lo estamo
BEATRIZEl pecho me duele todavía, ¿hasta cuando voy a seguir aferrándome a alguien con el que ya no podré estar? Soltar el pasado es demasiado doloroso, en especial cuando pierdes la memoria y pareciera que un día eres la mujer más feliz del mundo, viviendo un sueño con el hombre de tu vida, y al día siguiente, él está comprometido con otra, descubriendo que pasan seis años en los que te has perdido de muchas cosas. No es fácil, y, sin embargo, nadie se pregunta por cómo me siento al respecto, solo asumen cómo es que me debo de sentir. El aire me sofoca y cuando saco mi cabeza de por debajo de las sábanas, me doy cuenta de que ha amanecido y que es un nuevo día en el que debo encontrarle sentido a mi vida. Poco a poco me incorporo hasta que localizo, al lado de mi cama, un girasol con una nota doblada, tomo la flor entre mis manos y leo el papel. "Para la mujer más hermosa del mundo, no dejes de sonreír, eres especial" La nota tiene la firma de Gary, lo que hace que me avergüenc
NICOLAÚltimamente, siento que mi vida no tiene sentido ni un propósito, es como si no supiera para qué estoy vivo, lo único de lo que estoy completamente seguro, es de que amo a Bea más que a nada en el mundo, y a mi hijo, quien es una copia de ambos, lo mejor de dos mundos. También espero con ansias la llegada de mi hijo con Milenka, aún faltan hacer estudios para saber si el incidente de la violación afectó al feto, o no. Respiro profundo, no puedo sacar de la mente, la última mirada que me dio Bea, la rompí, sé que lo hice. La decepción afloró en sus pupilas, y el rencor por primera vez centelleaba en sus ojos. El dolor en el pecho no me abandona, pero ni con eso renuncio a ella, es mía, tiene mi nombre tatuado en su piel y si piensa que va a escapar de mí, está equivocada. Esto solo es un obstáculo, mi plan dura un mes, pero me caso, recupero, me divorcio y me quedo con ella. —No… por favor… Los débiles susurros de Milenka, me hacen salir de estupor, desciendo la mirada y
MILENKADespierto agotada, una nueva pesadilla me atesora y no resisto la sensación asfixiante que me provoca escalofríos. Me incorporo al mismo tiempo que tengo el coño húmedo, no me voy a mentir, pese a que Levi me violó, debo admitir que llegó un momento en el que lo disfruté y gemí como zorra cuando me penetraba. Me pongo de pie, me dirijo a la ducha, la cabeza me da vueltas y siento que el aire me falta cuando veo las marcas que dejó en mi cuello, los golpes en el rostro, la rabia me llena, porque yo quería quedar embarazada de Nicola, no de un maldito asesino italiano. —Maldición.Pero no tuve otra opción, bien podría tomarme un par de pastillas y acabar con cualquier posibilidad de embarazo, no obstante, no es mi objetivo. Entro a la ducha, por lo menos, ahora, justo en este momento lo tengo comiendo de mi mano. Para cuando salgo, Lizabetha está bajo el umbral de la puerta, esperando paciente a que salga del baño. —¿Qué mierda haces aquí? —inquiero molesta. Ella levanta l