Jacob.- Me despedí de Leticia, se nota lo afectada que está por lo de Víctor a ese es otro que voy a partirle la cara ¿Cómo se le ocurre traer a la pelirroja hasta aquí? ¿O es muy idiota para intentar darle celos a Leticia? O es como dice mi amiga no le importa para nada.Leti me dio un bolso con ropa de Natalia y Lucía, llegué al hospital en la madrugada, la abuela se había regresado con Derek a Seattle con la promesa de volver y quedarse por tiempo indefinido para disfrutar de Lucía y acompañar a Natalia en el embarazo. Cuando abrí la puerta mi madre con mi hija en brazos y Natalia, las tres durmiendo acurradas, saqué mi teléfono y les tomé una foto, se veían adorables, decidí dejarlas descansando y me dirigí para ver a Vincent, me topé con Víctor.— ¡Ey! –Me saluda como si nada trato de contenerme para no partirle la cara.— ¿Cómo está Vincent?— Despertó solo por unos minutos y luego se quedó dormido, pero el peligro ya pasó –Dice aliviado.— Me alegra iba a verlo en este momento
Natalia.- Catherine ya había sido dada de alta, nos suplicó mudarnos con ella a su casa Jacob aceptó con la única condición de colocar un sistema de seguridad y guardaespaldas en cada esquina de la casa, lo que sucedió con Alfred no podía volver a pasar de nuevo, de mala gana Caroline aceptó.Estaba feliz de tener a su nieta a su lado y disfrutarla todos los días, apenas llegamos ni siquiera descanso llamó a su contratista para remodelar una de las habitaciones que convirtió en un perfecto cuarto de princesa ara Lucía, ahora no preguntábamos si ¿Íbamos a poder salir de aquí?— Me alegra que te estés recuperando bien Vincent, por mi culpa…— Natalia tranquila, olvídalo, aquí estoy sano y salvo y tú estás bien, tu bebé está bien es lo único que importa.— ¿Cómo te sientes con la noticia sobre Lucía?Jacob y yo hace dos días le confesamos la verdad sobre la paternidad de Lucía, aún seguía con algo de anestesia en su sistema, pensamos que no le había dado importancia y que estaba bien, p
Natalia.- Lentamente yo misma lo sequé con la toalla, podía sentir cada musculo, acaricié con la toalla su abdomen mientras bajaba sonriendo con picardía, la lujuria y el deseo se reflejaba en los ojos de ambos.Jacob tomó mi rostro en sus manos y beso con la misma necesidad que la mía, volver a probar sus labios me hacía sentir en la gloria, me perdí en el sabor de su boca, en la calidez de su cuerpo que se acercaba al mío lo extrañaba y hasta ahora no sabía cuánto, esto era lo que quería tenerlo así día y noche siempre, nuestras lenguas batallaban por tener el control.Poco a poco se fue deshaciendo de mi vestido, sus manos comenzaron a recorrer mi espalda, sintiendo la suavidad de mi piel, y yo me aferré a él, deseando que ese momento nunca terminara, cada roce, cada caricia, encendía una llama dentro de mí.— No sabes cuánto te extrañé mi pequeña –Susurró en mi oído. –Te deseo tanto. –El calor en mi cuerpo y la intensidad de las sensaciones me prohibieron articular palabra, Jacob
Natalia.- Seis meses después.-Caroline estaba desquiciada con los preparativos no solo de la boda sino del bautizo de Lucía, Jacob hizo los requerimientos legales para reconocerla y ponerle su apellido.El bautizo sería en dos días y se celebraría aquí en nuestro hogar, mi suegra decidió mudarse a la casa de huéspedes y dejarnos la más grande para nosotros con tal de que no la dejáramos sola, a estas alturas era imposible alejarla de Lucía y de su otro nieto que venía en camino.Hoy era la llegada de Leti la extrañaba un montón, pero sabía que necesitaba su espacio para superar a Víctor que se había plantado aquí en Nueva York esperando por su llegada, se podía ver la desesperación que tenía por volver a verla.— ¡Aaaw! Te ves hermosa –Leti apareció sonriendo, un semblante diferente desde la última vez que la vi.— Veo que Seattle te sentó bien, aunque sigo enojada por irte sin despedirte de mí –La envolví en un gran abrazo.— Lo siento, pero no puedes quejarte te he llamado casi a
Jacob.- Sentí como algo salpicó sobre mi rostro, cuando parpadeé pasé mis dedos viendo el líquido que se esparcía sobre mis yemas, el pánico invadió cada fibra, cuando giré vi el precioso vestido color champagne de la mujer que amo teñido de rojo, la mancha se extendía haciéndose más grande, todo sucedió en cámara lenta, el grito de mi madre me hizo reaccionar, Natalia iba cayendo lentamente mirándome con el miedo clavado en sus ojos extendí mis brazos para no dejarla caer sobre el pavimento.— ¡NO! –El desgarrador grito que salió de mi garganta lleno de horror, los guardaespaldas se movían buscando desde donde se había disparado. – ¡Mi cielo, por favor aguanta! ¡LLAMEN A UNA AMBULANCIA! –Enfoqué mi atención en Natalia presionando la herida en su hombro con mi mano. – ¡Aguanta mi vida, por favor no me dejes! Yo sé que duele, pero necesito detener el sangrado –Mis lágrimas caían por mi rostro estaba desesperado.— A… a… amor e…escu…chame— No hables pequeña guarda tus fuerzas, la ambu
Jacob.- Estaba en el baño del hospital tratando de quitarme su sangre de las manos con desesperación mientras mis lágrimas descendían sin cesar, lo único que tenía en mente es que ambos debían salvarse, no puedo elegir no puedo.Vi en el espejo mi traje manchado, saco de la bolsa que me trajo mi madre la muda de ropa extra que me entregó para que Lucía no me viera. Mi pecho subía y bajaba.— Ya me has jodido bastante ¿No crees? –Miro al techo como si alguien pudiera escucharme. – ¡No te atrevas a quitármelos! –Dije en modo de advertencia, salí del baño topándome con Leticia. – ¿La encontraste?— Ya está resuelto no te preocupes –Caminamos en silencio hasta la sala de espera, mi corazón se detiene al ver al médico conversando con mi madre alejados, me acerco rápidamente.— Dígame –Le ordeno siento como mi respiración se agita y cada segundo es una eternidad. – ¡Hable doctor! –Digo exasperado.— Mi príncipe cálmate déjalo hablar –Mi madre me acaricia el hombro.— La bala se alojó en la
Natalia.- Tres Semanas Después.- Mi recuperación estaba casi finalizada, me esforcé en mejorarme por mi hijo, me costó mucho dejar el hospital sin Ethan, elegimos ese nombre para nuestro pequeño, las primeras noches no podía dormir, pensando en él solito en este lugar, así que obligué a la pediatra a que dejara quedarme con él por lo menos cuatro noches a la semana iba a armar un berrinche, pero gracia a lo persistente que soy accedió, pude estar cerca de mi hermoso bebé luchador.Y el momento que tanto esperamos Jacob y yo llevarlo a casa había llegado, sus pulmones estarán madurados y respiraba por sí solo, hace dos días pude cargarlo por primera vez y el alma me volvió al cuerpo, sabía que mi pequeño lucharía por quedarse junto a nosotros.— Voy a programar algunas consultas solo por prevención, pero los resultados de los exámenes practicados a Ethan arrojaron excelentes resultados, así que pueden llevárselo a casa sin problemas.— Es la mejor noticia que he recibido en semanas –
Natalia.- Hace dos días llegamos a Seattle, no me acostumbro a la preciosa casa que nos consiguió Derek, el primo de mi prometido sí que se las trae, escogió un hogar perfecto familiar, pero sin perder el lujo y la elegancia de los Morgan y sorprendentemente logró que me encantara sobre todo porque tiene decoraciones en su arquitectura que me hacían recordar a mi hogar.Dejar Nueva York fue difícil viví toda mi vida allí, los mejores momentos con mis padres fueron en esa ciudad que para muchos es caótica y superficial, antes de irnos fui al cementerio y me despedí de ellos, descubrir la verdad me hizo cerrar un capítulo y ahora aquí estoy, decidida a comenzar una nueva vida junto a una nueva familia.Coloco a Ethan en su cuna ya dormido después de comer dejando un beso sobre su cabecita, salgo de la habitación y camino lentamente hacía mi habitación, observo a Jacob dormir, una de mis imágenes favoritas, camino hasta la terraza aprovecho la hermosa vista, pensando en lo que sucederá