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Capítulo 5: Eres tú o tu padre.

Capítulo 5: Eres tú o tu padre.

【Eva Dreyfus】

Siento como me están chorreando agua en la cara hasta en un momento que esta entra por mi nariz y me obliga a abrir los ojos, toso porque siento que casi el agua ha entrado por mis pulmones, toso y veo la sombra de alguien que está parado frente a mí.

Elevo mi mirada poco a poco por su cuerpo hasta conseguirme con la mirada de superioridad de Daniel, él tira el balde a un lado y se apoya sobre sus piernas, atrás de él hay una ventana y por lo que veo está amaneciendo. «Así que esté mal nacido me ha tenido toda la noche aquí secuestrada».

—Muy buena Eva, ¿Cómo has amanecido hoy?, veo que estás toda mojada. — Me saluda con palabras sarcástica para terminar riéndose de mí.

—He amanecido mal porque tú estás frente de mí y me has mojado. — Le respondo cortante dedicándole una mirada muy fría, mi corazón está acelerado por la adrenalina que va bajando poco a poco por el susto que me ha dado.

Él chasquea los dientes y justo se abalanza sobre mí, pone su mano sobre mi cuello, lo que me hace toser por el dolor y la incomodidad que siento en el mismo, él me sostiene una mirada sádica que jamás le había conocido.

—Pues, sí, he sido yo porque lo despertabas, pero, ahora que lo estás, quería venir a conquistarte, quería también negociar y bueno… Sí, se presenta otra cosa, no me molestaría. — Menciona con mucho apresuro y sensualidad.

Me está tratando de seducir todo lo que había querido, pero, ahora me da mucho asco, le miro indignada por sus alegatos. Trato de golpearlo, pero, es que me ha esposado a la cama, así que debo de mantener la calma.

—Chica, no muevas mucho las muñecas ni los brazos que te vas a lastimar, sí eres buena, te quitaré las esposas, pero, primero, no nos desviemos del tema. — Me puntualiza aun manteniéndome inmóvil, yo no le digo nada porque esté mal nacido no merece que gaste mis palabras en él.

—Sabes… Me arrepiento mucho de haber anunciado a viva voz mi compromiso con Pilar, es que es muy pronto, ya que yo solo estoy enfadado contigo porque otro hombre hizo algo que yo quería hacerte, no obstante, ¡Me traicionaste, Ostia!, me habéis jurado fidelidad al comprometernos y me saliste con esta…. Agh… Y no sé quién es el desgraciado con el que estuviste. — Me aprieta y me vuelve a aflojar el amarre que tiene su mano contra mi cuello.

—No te odio, más bien para serte sincero, yo te amo solo a ti porque Pilar fue tan fácil de conquistar así como tú, pero, veo que eres más interesante que esa aburrida, así que ven y acércate. — Me obliga a acercarme a sus labios gracias a su mano en mi cuello

Presiona sus labios contra los míos y los mueve bruscamente, una y otra vez, siento que me pasa toda la lengua hasta el paladar, lo vuelve hacer hasta que me quedo sin aire y le pateo con mi pierna su entre pierna, lo que lo deja sin aire.

Él se separa al instante de mí y yo también vuelvo a recuperar el aire, vuelvo a toser por la molestia que ha dejado la presión que ha ejercido sobre mi cuello, él tan solo se levanta fuera de la cama y me observa con los brazos cruzados.

—Ya veo que me he ido muy directamente al grano, pero, te propongo una cosa porque sé que es lo que sientes por mí y como acabo de corresponderte, este es uno de mis pactos hacia ti. — Mientras que me voy incorporando para sentarme en la cama, él se vuelve a lanzar contra mí y me mantiene inmóvil una vez más.

—Cómo ya me comprometí con Pilar, sin embargo, también te quiero a ti, te sugiero que seas mía, que seas mi amante, sé que Pilar también es una pequeña rica con padres ricos, pero, sencillamente, yo no la amo, yo te amo a ti. — Me asevera tratándome de conversar con el ceño fruncido, sus ojos buscando respuestas en los míos.

—Entonces, ¿Por qué estás con ella?, ¿Por qué te acostaste con ella y no con otra?, ¿¡Ah!? — Le pregunto con voz quebradiza tratando de alzar mis hombros y cuello hacia él para verle más de cerca, unas lágrimas salen de mis ojos lentamente.

—Porque como es rica y está totalmente enamorada de mí me ayuda financieramente, recuerda que mi familia se está esforzando mucho para pagar mi carrera de arquitectura y sabes —Acentúa mucho la última palabra— que es muy cara. — Me vislumbra de su necesidad.

«Es cierta una vez le pagué un semestre para que pudiera continuar, aunque estudia en una de las mejores universidades de aquí de España, pero, he visto cómo se esfuerza mucho para pagárselo».

—Eso no es motivo suficiente porque sí, tal vez aunque veo que jamás va a pasar… lo hubiéramos confrontado juntos… — Me calla poniendo su mano sobre mi boca, frunzo mi ceño, en verdad es que siento mucho frío por el agua que me echó y la ventana abierta.

—No lo entenderías, como siguiente hombre de mi casa, veo como caemos una y otra vez en la misma carrera del ratón, entonces, no importa lo que tengo que hacer, quiero asegurarme de mi estatus que sea noble y asegurarme de que todo ande bien, para poder así reclamarte como verdadera mujer y dejar a Pilar. — Me confiesa, siento una opresión en mi pecho y como mi estómago se revuelve por sus esquizofrénicas palabras.

Trago grueso y miro hacia otra parte para poder pensar en todo y a la vez no pensar en nada.

—¡Vamos amor!, creedme, te dije que eres mi dama y mi único gran amor, por eso sé mi amante. — Otra vez me endulza el oído y debo de admitir que me gusta bastante como lo hace, aprieto mis ojos y muerdo mis labios.

—Sin embargo, en realidad eres un egoísta que no es capaz de respetar a ninguna mujer, ni siquiera a la que dices amar, ¿Y sabes por qué es eso?, por tu gran narcisismo, porque ahora necesitas que la gente de mi padre te defienda porque tu posición como director de las empresas de mi padre aún no está segura. — Bramo toda enfurecida por sus idioteces.

—Todavía, esto sí te puedo apostar un pecho, te lo pongo allí en la mesa, hay muchos partidarios que consideran que Alfonzo Dreyfus fue acusado injustamente y cada vez se van a hacer más y más hasta que descubran la mentira que tratas vender como verdad. — Le argumento audazmente y él se pasa las manos por su cabellera castaña, nervioso y dando vueltas por lo que estoy diciendo.

—Eva, por favor, no digas locuras que te pueden escuchar, no obstante, no me cambies el tema de conversación, yo vine aquí a negociar contigo porque agradece que no te lo impongo, sí eres mi amante o no porque, no te lo había dicho sí eres mi amante y me ayudas. — Carraspea.

—Buscaré y moveré cielo y tierra para quitar la demanda en contra de tu padre, entonces, ¿Qué dices? — Inquiere con una voz extrañamente motivadora y convencional, se cruza de brazos y se acerca mi yo no estoy dispuesta a acercarme a él porque mi cuerpo le gusta lo que podría llegar hacer conmigo.

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