A pesar de todo, Arianne no se opuso al “método preferido” de Mark. Para ella, la razón era más sencilla: solo le preocupaba que las rabietas de medianoche de Smore pudieran perturbar el sueño de su papá. Arianne podría reponer el sueño perdido durante el día, pero Mark tendría que trabajar en un estado de falta de sueño, y eso sería bastante terrible.

Después de lavarse, Arianne ordenó la cama un poco y accidentalmente encontró una caja abierta de condones. Solo había tres paquetes adentro, pero el paquete decía que originalmente eran doce...

No tenía idea de que el hombre había preparado en secreto algo como esto. Conmovida por este hallazgo, Arianne hizo un conteo rápido y se dio cuenta de que Mark había estado dejando que sus deseos carnales se desataran cada vez más a menudo.

Su teléfono sonó de repente. Ella miró hacia abajo y se encontró con el nombre de Tiffany en la pantalla.

“Oye, Tiffie. ¿Estás de vuelta en la Capital?”, ella preguntó.

La voz de Tiffany sonaba mucho más