Jackson pensaba lo mismo. “Estoy pensando lo mismo. He estado observando este espacio por un tiempo; simplemente no podía planear nada con él porque mi empresa está un poco escasa de fondos últimamente. Sin embargo, si te lo tomas en serio, ¿puedo proponer una cooperación?”.

Los capitalistas siempre ven negocios en cualquier lugar al que vayan... incluso durante un picnic al aire libre. Estos dos, en particular, estaban bastante lejos en este sentido.

De repente, en un momento decididamente malo, sonó el teléfono de Mark.

Traumatizado por las persecuciones obsesivas e implacables de Shelly en estos días, Mark se había vuelto muy alérgico a las llamadas telefónicas en general. Vaciló un poco antes de finalmente sacar el teléfono. Al ver que era de la oficina, su mueca se suavizó un poco. “¿Sí?”.

Nadie podía oír lo que se decía desde el otro lado, pero el rostro de Mark se transformó lentamente en un leve ceño fruncido. Ni siquiera dijo una palabra más antes de colgar, diciendo: “Ten