Alejandro se quedó tranquilo en el umbral de la puerta. “No le he hecho nada”, respondió insípido. “Ella todavía estaba por aquí esta mañana. Este es Ayashe. Incluso si quisiera que le pasara algo, ¿estarían de acuerdo los Lark? Ya tengo mis manos ocupadas contigo. ¿Cómo podría tener tiempo para hacerle algo? No seré responsable de que sufras un derrame cerebral”.

Don Smith finalmente se calmó cuando se dio cuenta de que Alejandro estaba diciendo la verdad. Dejó de arrojar todo en la habitación. “¡Encuéntrala! He llamado a la Mansión Lark. ¡Ella no está ahí!”.

Alejandro hizo que el personal limpiara la habitación de Don Smith y luego se dirigió al patio. Jett lo acompañó y dijo: “El temperamento anormal de Don Smith es previsible en su condición actual. Por favor, no le haga caso, señor”.

Alejandro encendió un cigarrillo. “Encuentra a Melanie. Busca a dónde se ha ido. Mientras ella no esté cerca, el anciano pensará que le he hecho algo. Una vez que la hayas encontrado, dile que vuel