Cuando dijo esto, se detuvo porque realmente no quería hablar de Helen.

Tiffany también mantuvo la boca cerrada. Después de todo, ambas estaban en situaciones deprimentes. Hablar de eso las haría sentir peor.

Entonces, un pensamiento repentino la golpeó y sacó una carta de su bolso. “Ari, esto es para ti. No sé por qué la enviaron a mi casa. Me sorprende que todavía haya gente escribiendo cartas en esta época. ¿No es más conveniente usar un teléfono? ¿Quién es? ¿Cómo supo dónde vivo o incluso que nos conocemos...?”

Arianne también estaba muy perpleja. Abrió la carta y la miró fijamente. Solo había unas pocas líneas de letras torcidas en la carta. Le tomó mucho esfuerzo entender cada palabra. Tan pronto como lo hizo, sintió que la sangre estaba subiendo a su cabeza. Ni siquiera podía escuchar a Tiffany llamándola.

“¿Ari? Ari? ¿Qué dice?" La curiosidad de Tiffany se despertó mientras le instaba a Arianne que le contara.

Arianne recuperó la razón y luego volvió a guardar la carta en su so