Don Smith estaba tan furioso que su rostro se enrojeció. “¿Se habría ido si no la hubieras enojado? ¿Crees que no sé a qué estás planeando? ¡Estamos juntos en esto ahora, y tienes que escucharme incluso si no quieres!”.

Sin embargo, sus palabras eran correctas. Alejandro tuvo alguna reacción, pero fue de sarcasmo. “¿No sabes por qué se fue? Ella cree que soy yo quien mató a Lynn. La mujer que ella había salvado no vivió para ver el amanecer, así que cree que soy un hombre cruel, eso es todo. ¿Quieres que vaya a buscarla y luego le diga que fuiste tú quien la mató? ¿No arruinaría eso su imagen de ti como un abuelo amable? ¿Ah?”.

Don Smith se quedó sin habla y por un momento no respondió. “¿Eso es realmente todo lo que pasa aquí?”.

Alejandro arqueó una ceja y no dijo nada. Don Smith suspiró. “La llamaré”.

Muy pronto, se conectó la llamada. El anciano puso el teléfono en modo altavoz y Alejandro pudo escuchar claramente la voz de Melanie, “¿Qué pasa, abuelo?”.

Don Smith adoptó de nue