Arianne extendió su mano y presionó la contraseña de la puerta. “Claro”. Luego, la puerta de hierro se abrió gradualmente. Janice le dio las gracias y entró apresuradamente en la casa. Era la primera vez que Janice venía aquí, pero parecía que estaba bastante familiarizada con el lugar. Si no fuera por el hecho de que Arianne siempre se quedaba en casa, ciertamente dudaría si era la primera vez que Janice venía aquí...

Luego, Arianne entró en la casa con indiferencia. Janice había subido las escaleras, pero Arianne no fue a vigilarlos. Ella solo esperó en silencio en la sala. Después de unos cinco minutos, Janice bajó las escaleras. “Sra. Tremont, me iré ahora”.

Arianne sonrió levemente. “Estás trabajando horas extras, así que no te pediré que te quedes. Pero, ¿por qué no le preguntas algo a Davy por mí? ¿Tiene tanta libertad con su trabajo? ¿Cómo podía pedirle a una pasante como tú que entregara aquí algún documento importante? ¿No está abusando de la nueva empleada?”.

La expresión