“Cuando estabas embarazada de mí y comías como un glotón, ¿cuánto pesaba yo cuando nací? ¿Estás segura de que toda esa carne creció hasta mis huesos?”, Jackson preguntó con una sonrisa.

Summer curvó los labios. “Fuiste una decepción. No querías ser un bebé carnoso. Gané más de 24 kilos desde que quedé embarazada hasta que te di a luz. Al final, solo pesabas 3,9 kilos cuando naciste, ni siquiera 4,2 kilos. Qué desperdicio de mis esfuerzos. Tenía tanto miedo de cualquier problema durante mi embarazo”.

Jackson estaba cabizbajo. “La palabra más frecuente que escuché de ti, desde que era niño, es ‘decepción’. Que soy una decepción. Realmente me pregunto, ¿dónde he fallado? Soy el niño con el que nuestros vecinos comparan a sus hijos, y me sigues diciendo que soy una decepción. Deberías aprender de tus errores. Tu mayor ingesta de alimentos no se traduce necesariamente en el bebé. Así que, deja de forzar a Tiffie. Ella ya tiene un cuerpo que engorda fácilmente y últimamente se ve bastante