Capítulo 282
Dentro de un lujoso hotel, se escuchaban los susurros y gemidos intermitentes de hombres y mujeres.

Después de un encuentro íntimo,

Elena se recostó en la cabecera de la cama, con un cigarrillo entre los dedos, y dio una fuerte calada.

El hombre a su lado, desnudo, la abrazó y dijo con tono ligero:

—Después de tanto tiempo sin vernos, tu técnica claramente ha decaído. Parece que la vida en la cárcel no te ha sentado bien.

Elena exhaló una anilla de humo con fuerza:

—¡Deja de hablar tonterías! Te llamé aquí hoy por un asunto serio.

El hombre sonrió con picardía.

—¡Entendido! ¿Acaso lo que hicimos hace un momento no fue serio?

Los ojos de Elena se enturbiaron, y apagó su cigarrillo:

—Juan debe sospechar de mí, pero por ahora no tiene pruebas.

La gran mano del hombre comenzó a moverse, y luego dijo:

—Si no puede presentar pruebas, ¿por qué preocuparse? Solo necesitamos tener cuidado.

Elena lo apartó de un manotazo, su expresión se volvió seria:

—De cualquier manera, obtener la identid
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