Capítulo 153
En la salida del aeropuerto, Daniel esperaba con entusiasmo. Después de media hora, finalmente vio el coche de Lina entrar lentamente. Levantó emocionado la mano hacia Lina, y en poco tiempo, el coche se detuvo frente a él.

—Llanto, llanto, llanto. Diosa, finalmente has venido— expresó Daniel emocionado, con la cara polvorienta pero sin mostrar signos de fatiga.

Lina lo vio y, sin mostrar rastro de cansancio, comentó:

—Te has esforzado durante este tiempo.

Daniel abrió la puerta del coche y subió, con una sonrisa radiante:

—No ha sido un esfuerzo, es un honor servir a la Diosa.

Lina arrancó el coche y preguntó:

—¿Te llevo a casa?

—¡Vamos a cenar primero! Es un honor para mí cenar con la Diosa— respondió Daniel con una sonrisa brillante.

Lina levantó una ceja y preguntó:

—¿Qué quieres comer?

Daniel no era exigente.

—Diosa, no soy quisquilloso, mientras esté lleno está bien.

Dicho esto, Daniel sacó de su bolso una elegante caja de regalo y la entregó a Lina:

—Diosa, a
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