Estamos todos almorzando en el jardín como aquel primer día que la traje a casa como mi novia y siento que repito momentos de mi vida, algunos que están plasmados entre las páginas de mis libros. Mi padre me mira, me sonríe, y se claramente por qué. Si no hubiera sido por él jamás la hubiera conocido. Mi madre la observa y una tímida sonrisa se escapa de su rostro, después de todo, Vera fue la nuera que ella siempre deseo. «Como no quererla con lo especial que es.»
Estamos entrando al restaurante donde vine con ella la primera vez que vinimos aquí a Miami donde el gerente del lugar me conoce a la perfección y me recibe amablemente. Él también saluda a Vera, a quien también conoce, pero ella lo saluda indiferentemente, cosa que es normal dada la situación. Muy amablemente nos guía hasta la terraza del lugar y nos lleva a una mesa apartada del resto la cual cuenta con una vista espectacular. La noche esta hermosa, este clima se presta para pasar una velada ideal junto a ella… «Como quisiera poder decirle todo lo que siento... » No puedo... me repito a mí mismo una y mil veces.
Ha llegado la hora, estamos sentados sobre la cama y ella aún sigue intentando calmarse después de la crisis que ha sufrido. Lo único que se me ocurre, es colocar mi mano debajo su mentón y hacer que me mire — ¿Quieres que hablemos aquí? — le pregunto mientras que con mi dedo pulgar seco sus lágrimas.— Si... hablemos aquí— responde mientras se acomoda.
Después de nuestra conversación hemos decidido pasar un día a la playa los dos solos, ella está en su cuarto cambiándose y yo hago lo mismo en el mío. Aun no puedo creer que haya decidido suspender su boda, es como si un milagro hubiera ocurrido en el último minuto. Termino de cambiarme, salgo de mi habitación voy hacia la suya, golpeo su puerta y me quedo esperando en el pasillo mientras reviso el celular, hasta que unos cuantos minutos después la puerta de su habitación se abre.— Ya estoy lista. &md
Después de haber pasado un día increíble los dos juntos y solos en la playa estamos regresando a casa, por algún motivo no hemos vuelto a hablar del beso, pero tampoco ha sido necesario, nuestras miradas lo han dicho todo. Al llegar a la casa, abro la puerta, entramos sin decir una palabra y ella de inmediato se sube la escalera para ir a su cuarto. Carolina me mira sentada desde el sofá de la sala y me hace una seña para que me acerque a ella y sin dudarlo, voy hacia ella — hermanito, cuéntamelo todo— me dice sonriente. — Vera, por favor ábreme— Digo golpeando la puerta de su habitación. Lleva encerrada más de diez minutos y me estoy comenzando a preocupar, no entiendo que fue lo pudo haber ocurrido.— ¿Qué ha sucedido hijo? — me pregunta mi madre quien ha subido al darse cuenta de que Vera vino corriendo hacia aquí.15
Unos fuertes golpes en la puerta me despiertan del sueño que estaba teniendo con Vera, era un sueño donde ella me recordaba y me amaba, uno de esos sueños que anhelo que se vuelvan realidad. Miro al reloj y dan las 10AM anoche me he quedado hasta muy tarde en su habitación hasta que logro conciliar el sueño. Me ha dado tanta pena verla sufrir tanto por no recordar que le he enviado un correo electrónico a Amanda con algunas preguntas al respecto de cómo puede afectarle este tipo de hechos a Vera y al mismo tiempo le envié un resumen de lo que ha empezado a recordar, solo espero que me responda pronto para saber cómo continuar con todo esto.
Al llegar al último piso del edificio, atravesamos el largo pasillo hasta llegar a la puerta que va hacia el exterior, y subimos los pocos escalones que hay allí para después llegar a la terraza. Aquí aún están esos sillones que ella misma ha recomendado colocar para que tanto los empleados del lugar como los turistas pudieran disfrutar de la increíble vista que ofrece esta terraza.
— ¿Has dicho que me quieres? — Le pregunto colocando mis manos a cada lado de su cuerpo a la altura de su cintura.— Si, Iker, te quiero. A pesar de que aún no recuerdo todo lo que ha sucedido entre nosotros, no me hace falta recuperar mi memoria por completo para saber que te quiero— Me dice a milímetros de mi boca haciendo que mi voluntad tiemble de pies a cabeza.Último capítulo