Pasado.

A cuentagotas pasó un año. El año más triste que pudo vivir Louis, y sacó ni un segundo de su mente aquella mañana que compró un presente para sus pequeños y cuando lo intentó llevar, no había nadie. No hubo explicación de nada. Solo encontró una nota pidiendo un espacio.

—¡Permiso! —entró Yuli con su jefe.

—Sí, dime.

—Nada, jefe. Nos volvieron a negar el préstamo y seguimos estancados.

Él cerró fuerte su puño —¡Mierda!

Yuli lo veía consumirse en la desesperación y fue cuando tocó su corazón, entonces llevó su mano al bolsillo, sacó una pequeña foto y la colocó sobre su escritorio. Él se derritió al ver a sus gemelos, estaba asombrado ante lo grande que se veían.

—¿Sabes dónde están? —le preguntó sin apartar la mirada de la pequeña e interesante foto.

—Solo sé que muy pronto los tendrá de visita.

En ese momento sus ojos se iluminaron como farolas, pues era una noticia espectacular la que acababa de escuchar. Esto hizo un gran cambio en su día. Él no se sentía con derecho de nada y est
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