LIAMMi cuerpo se siente caliente, y algo afilado lastima mis costillas en cada respiración que tomo. Trato de abrir los ojos, pero al instante vuelvo a cerrarlos debido a la luz que daña mi vista. Intento de nuevo, haciendo sombra con mi mano y me levanto despacio, aturdido.La cabeza me da vueltas como si tuviera resaca y me obligo a recordar por qué me encuentro en el patio trasero de mi casa, semidesnudo y adolorido.Pequeños flashbacks de la noche anterior estallan en mi mente como fuegos artificiales: la fiesta, el bosque, Daniela… Entro a la casa, trastabillando con cada objeto que se cruza en mi camino, mientras trato de mantenerme en pie.La voz de Daniela resuena en mi cabeza y tengo un vago recuerdo de sus pequeños puños golpeando mi pecho «"Te odio, Liam"» Sus piernas rodeando mi cintura, un árbol, mis colmillos…Respiro con dificultad al entrar a mi habitación y ver nuestra ropa desparramada por el suelo: mi traje, sus tacones, mis zapatos, su hermoso vestido negro roto
DANIELA—Mami, cuéntame un cuento ¿Sí?—Está bien, mi niña —dijo la mujer de mediana edad a su pequeña y se sentó junto a la cama—. Vamos a ver… Ah, sí… Lo tengo, ¿estás lista?—¡Sí, mami!—Acuéstate y cierra tus ojitos.—¡Ya! —pronunció emocionada la niña, mientras se acurrucaba más en las mantas y esperaba por el relato de su madre.—“Había una vez, un joven lobo que vivía en una manada muy lejana a esta. —Empezó el relato la mujer—. Sus padres eran dos Omegas humildes que trabajaban para la familia Alfa. Cuando el chico cumplió su mayoría de edad fue cuando tuvo su primera transformación, sin embargo, su lobo no era como los de la mayoría de los lobos de la manada, era más grande y fuerte, y siempre se preguntó cuál sería el motivo. Al joven le gustaba salir a pasear en la naturaleza y pasaba la mayor parte de su día como un lobo. A veces se perdía por día enteros, incluso semanas y aunque al principio sus padres se asustaban cuando este no aparecía por ningún lado, con el tiempo s
Liam[Daniela, escúchame, amor. Iré por ti, resiste por favor]—Amor, responde por favor… —La mano de Azul se posa sobre mi hombro y se deja caer al piso junto a mí.—La vamos encontrar, Liam —dice, sorbiendo su nariz y tallando sus ojos húmedos por las lágrimas que ha derramado—. Jamás permitiremos que algo le pase, hay que tener fé en la Diosa.No puedo responder, solo me limito a asentir con la cabeza. «No me queda de otra que tener fé»—Sarah, ¿Hay manera de rastrear los vehículos? —pregunta David.—Podríamos revisar las grabaciones de seguridad de los alrededores, y así llevar un seguimiento de la ruta que tomaron —habla dubitativa—. Pero eso tomaría algo de tiempo.—¿Cuánto? —pregunto poniéndome de pie.—No lo sé, ¿un día…? —responde, rompiendo mi esperanza de nuevo—. Incluso dos, y aun así, podrían seguir alejándose cada vez más.La madre de Daniela llora en brazos de su compañero, viéndose tan culpable como derrotada.—¿Por qué se la llevaron? —cuestiono dirigiéndome a ellos—.
VickyLa manada es una locura desde que Daniela, la mejor amiga de mi cuñada Azul desapareció. Todo el mundo anda decaído por aquí, en especial Liam, su compañero; el chico arrogante que siempre la trató mal, ahora la ama con todo su ser y, quisiera decir que se merece todo lo que está sufriendo, sin embargo, me apena verlo así.Muy en el fondo, desearía que alguien un día llegara a amarme de esa manera, que a pesar de todos los obstáculos que enfrentáramos, tuviéramos ese momento de revelación en el que nos damos cuenta de cuánto nos queremos y que no podemos vivir el uno sin el otro. Pero eso es una vil fantasía, porque desgraciadamente, mi vida ya se encuentra unida al diablo con rostro de Dios que odia a mi familia por sobre todas las cosas.«Incluyéndome a mí»La mayor parte del tiempo debo fingir que no pasa nada, que me encuentro de lo mejor con la situación a la que me enfrento todos los días en mi nuevo “hogar”, que estoy conforme con los designios de la luna y que aprenderé
Daniela—No, por favor, pare —pido sollozando al hombre que acaricia mis piernas sin pudor y su risa en mi cuello me provoca arcadas de asco cuando comienza a lamer mi piel. Su mano se acerca cada vez más a mi zona íntima y mi cuerpo se sacude con espanto al sentir cómo me recuesta en el piso y se posa sobre mí.—¡Alto! —dice una voz ronca y enfurecida desde la puerta, mis esperanzas se asoman y vuelvo a respirar cuando el desgraciado se retira de encima—. ¡¿Qué mierdas crees que estás haciendo imbécil?! —masculle iracundo.Encojo mis piernas y las pego a mi pecho en posición fetal, tratando de protegerme de cualquier amenaza, aunque estoy segura de que no servirá de nada si lo que pretenden es hacerme daño.—Solo me divertía un poco, no es para tanto —responde mi agresor.—Solo te divertías ¿Eh? —Repite el segundo hombre—. Con lo mío.Su seguridad me hace voltear a verlo con horror, pero claro ¿Cómo pude pensar que alguien me salvaría sin segundas intenciones?—Ya, hombre. No te enoj
Narrador omniscienteAún era de madrugada cuando las manadas de Luna creciente y Luna roja se congregaron en el salón de asambleas de la casa Verti. El número de lobos que habían reunido entre ambas, se asemejaba a un pequeño ejército de alrededor de cien hombres; repitieron la estrategia una vez más y se dispusieron a prepararse para partir a la misión de rescate.El corazón de Liam latía con fuerza, pues sabía, que en el mejor de los casos tendrían éxito, regresarían con su pareja sana y salva y, con el favor de la Luna, no habría pérdidas. Pero, no dejaba de ser consciente de que podía pasar todo lo contrario: podría morir en la misión, pero no era eso lo que en verdad le preocupaba; Daniela podría no seguir con vida para cuando ellos llegaran a su rescate, podría haber sido dañada de alguna terrible e irreparable manera, podría haber tantas muertes, de tantas personas inocentes, y aun así no lograr su objetivo… ¡Mierda! Podrían pasar tantas cosas en esa misión, que su cabeza se ll
Narrador omniscienteUn sentimiento amargo atravesó el pecho de Daniela al ver a aquel hombre que, en otras circunstancias, debería ser parte de su familia, no la causa por la que ella se encontrara en manos de quien mató a sus verdaderos padres.—¿P-por qué? —preguntó al hombre que se mostraba ante ella como una visión del futuro que le esperaba a su pareja. El hombre de ojos mieles, que la observaba con prepotencia desde todo lo alto que le permitía su estatura.—¿Por qué no? —respondió el padre de Liam con una pregunta burlona.Él la observó con indiferencia, era una chica hermosa y notablemente tímida. Sabía por los rumores que circulaban sobre su hijo y ella, que era una Omega insignificante y pusilánime sin ningún rasgo sobresaliente, pero, lo que en realidad no se esperaba, era encontrar a una delicada y bella jovencita que lograba acaparar toda su atención. Sin duda no era sencilla como le hicieron creer; en cambio, entendía por completo que Liam se encontrara encaprichado con
DanielaEl cuerpo de Liam yace sobre un charco de sangre que se extiende más y más conforme pasan los segundos. El corazón se me quiere salir del pecho por el miedo de perderlo. Me estiro todo lo que me permiten las malditas cadenas, hasta que mi piel duele por el roce del metal, y aun así no lo alcanzo.—¡Liam, amor, por favor despierta!—Está muerto, loba terca —espeta con veneno Héctor—. Te lo advertí, te dije que mataría a tu compañero en cuanto tuviera la oportunidad. Tú eres mía ahora, y juntos vamos a criar a ese lobo bastardo que llevas en las entrañas.Todos mis sentidos se agudizan y mi loba despierta en mi interior, deseando salir y destrozar todos y cada uno de los huesos del infeliz que me ha arrebatado a mis padres, a Liam y ahora, amenaza con dañar a lo más sagrado que la vida me ha dado. Este pequeño ser que cargo en mi vientre, no se merece vivir atado a un monstruo como él. No lo permitiré.Mi respiración se agita y siento la necesidad de cambiar ahora. Pienso en lo