Eric sentía que podía ser igual que ese farsante, sirviendo a Nicole de forma servil y humilde con tal de que ella pudiera regresar a su lado.

No le importaba su imagen.

Lo único que quería era a Nicole.

El dulce aroma de Nicole lo envolvía, pero su mirada era fría.

Al escuchar las palabras de Eric, Nicole extendió la mano con calma para acariciar el rostro de Eric con suavidad.

Nicole estaba profundamente fascinada por sus rasgos rígidos, fríos y perfectamente esculpidos.

Curvó los labios con frialdad y arrogancia.

“No puedes porque no serás tan bueno como aquellos en los que me gasto el dinero”.

Los ojos de Eric temblaron ferozmente. Se sentía encantado por la forma en que ella lo menospreciaba y lo destruía, lo que lo hacía rogar por más.

Después de quedarse atónito por un momento, se rio y le tocó las mejillas. Sus ojos estaban rojos, sin saber si era por la sangre o por las lágrimas.

“Puedes pagarme. Yo también puedo aprender”.

La punta de su nariz rozó su frente. Había