Después de caminar durante más de veinte minutos, Nicole sentía que sus piernas se adormecían. También tenía los pies llenos de ampollas y los músculos le dolían sin cesar.

El aguacero se detuvo mientras ella lo seguía hasta su destino.

El sonido de las olas en la superficie del mar era más intenso. El viento soplaba, enormes olas golpeaban los arrecifes y restregaban la playa. El sonido de las olas al chocar era especialmente fuerte.

Al salir de la selva, la arena cerca al mar estaba blanda y húmeda, lo que hacía imposible levantar los pies.

El hombre que estaba frente a Nicole caminaba con firmeza y fuerza. A pesar de haber corrido durante mucho tiempo, no parecía tener ningún rastro de fatiga.

Parecía estar acostumbrado a este entorno.

Nathaniel pasó por delante del arrecife hasta llegar al lado de sotavento de una colina, y luego movió una roca que era la mitad de su tamaño hacia un lado.

Él llamó a la sorprendida y boquiabierta Nicole antes de entrar en la pequeña cueva que