Los indígenas se alarmaron por el disparo y se levantaron en pánico y en alerta, empuñando sus palos de madera.

Nicole y Nathaniel intercambiaron miradas. Nathaniel se veía serio y sus ojos estaban alertos. Se llevó el dedo índice a los labios e hizo un gesto de silencio.

Entonces, escucharon innumerables pasos apresurados. Los indígenas corrían y pisaban las ramas de los árboles, y sus bocas gritaban un idioma incomprensible.

Sonaba como si se tratara de una seria advertencia.

Los furiosos insultos de los piratas iban acompañados del sonido de sus armas. El ambiente se sentía tensa durante un rato.

Naturalmente, los piratas no le temían a los indígenas, ya que tenían armas.

Sin embargo, los nativos superaban en número a los piratas. Ellos tenían un número limitado de balas, así que los indígenas no tenían una gran ventaja.

Lo que los enfurecía aún más era que habían seguido a su ‘presa’ hasta este lugar, pero no habían encontrado nada, salvo la tribu primitiva.

Habían sido eng