Grant se sonrojó de la vergüenza.

“Fue por trabajo…”.

Nicole resopló. “Ni siquiera Logan ha ido por algo tan insignificante como comunicarse con las compañías menores, pero tú fuiste muy entusiasmado. ¿Qué otra razón podría ser además de ver a Aida?”.

Aida se puso de pie lentamente. Sus ojos ya estaban un poco rojos.

Grant se apresuró a acercarse y bloquearla de la vista de los demás, sosteniéndola suavemente en sus brazos y consolándola.

“Simplemente estaba de paso. La Pequeña N solo está diciendo tonterías…”.

La voz de Aida estaba entrecortada.

“Pero dijiste que nunca habías estado allí, y que nunca habías pensado en ir a verme. Dijiste que cada vez que ibas allí, simplemente estabas de paseo”.

Grant la miró con una expresión complicada y se sintió angustiado. Le secó las lágrimas, algo perdido.

“¿Por qué lloras? No importa que haya ido o no. En aquel momento, la decisión era tuya…”.

Ella se quedó perpleja y bajó la cabeza, llorando aún más fuerte.

Sin importarle nada más,