"Doctor Hale, ¿puedo tomarme el resto del día libre? Llamaron de la escuela. Lucas está enfermo y necesito asegurarme de que está bien", solicitó Shantelle a su superior. "Está bien, Doctora Shant. Viniste a realizar una operación antes de las cinco de la mañana. Solo deja el teléfono del trabajo encendido por si tenemos alguna urgencia que el Doctor Park no pueda atender", dijo el Doctor Hale. Shantelle asintió. No tuvo tiempo de pedirle al chofer de la familia que la recogiera, pero le indicó que la buscara en la escuela. Cuando Shantelle había salido del baño de las damas, recibió una llamada. Sus ojos se abrieron de par en par al ver que la llamada era de Keith. Primero miró alrededor del restaurante y, tras notar a Evan todavía en su asiento, se quedó en un rincón y atendió la llamada. "Shanty, ¿dónde estás?", preguntó Keith en la otra línea. "Estoy en el aeropuerto de Warlington. Tenemos que hablar". Ella suspiró y respondió: "Estoy almorzando con Evan...". "¿Qué?
“Es tuyo”. Las palabras de Shantelle retumbaron en la cabeza de Evan. No pudo moverse y se quedó mirando fijamente a Shantelle. "¿Mami? ¿Quién es él?". Evan escuchó la voz del niño y se dio la vuelta para verlo. Se encontró con un par de ojos de color marrón parecidos a los suyos. Tragó saliva al darse cuenta que estaba viendo una versión más joven de sí mismo. Una vez más, se quedó petrificado. No sabía cómo sentirse. Se sintió aliviado de que el chico no fuera de Keith, como había dicho su supuesto amigo, pero también se sintió completamente engañado. ¿Cómo podía Shantelle haberle ocultado a su hijo durante todos estos años? "Shanty, por favor. Hablemos de esto". Evan podía escuchar la voz de Keith detrás de él, pero no se atrevió a apartar la mirada del niño. "Ahora no, Keith. No quiero hablar contigo ahora mismo". Evan pudo distinguir las palabras de Shantelle. Shantelle pasó junto a Evan y éste se dio cuenta de que Keith intentaba agarrarla. Al instante, Evan actuó
Después de ayudar a Lucas a darse un baño tibio, Shantelle le secó el cabello. Lucas ya estaba en pijama, mirándose al espejo con una expresión triste. Preguntó débilmente: "¿Cómo que soy de él? ¿El hombre de la escuela?". Shantelle apagó el secador de cabello y sonrió al espejo. Dijo: "Déjame llevarte primero a la cama". Cuando Lucas se sentó en la cama, Shantelle le tomó primero la temperatura. En la escuela ya le habían dado medicamentos para bajar la fiebre. Solo tenía que observarlo durante uno o dos días antes de decidir si le tenían que hacer pruebas de laboratorio. "¿Me enseñas la lengua?”, preguntó Shantelle. “Parece que está bien. Déjame mirarte los ojos otra vez". Después de examinarlo a fondo, se giró hacia la mesilla de noche y sugirió: "Tomate este vaso lleno de agua. Más tarde, después de descansar, tienes que tomarte otro. Con suerte, mañana se te bajará la fiebre". Lucas hizo lo que su madre le dijo. Luego la miró y dijo: "Estoy listo para escuchar, mamá".
"Shanty, querida. ¿De qué hablaron Evan y tú? No me dice nada. A veces sonreía y a veces volvía a ser el mismo sombrío de siempre. ¿Qué pasó ayer?", preguntó Clara mientras Shantelle revisaba a Erick dentro de la sala de cuidados intensivos. Erick Thompson seguía sedado. El protocolo de su hospital era que un paciente operado a corazón abierto tenía que descansar con un respirador por un periodo de doce a veinticuatro horas. De momento, había superado el periodo de observación y le iban a extubar. "Él... ¿no te ha hablado sobre Lucas?", preguntó sorprendida Shantelle a Clara. Clara frunció el ceño. Preguntó: "¿Sobre tu novio? ¿Es eso lo que hablaron? Espero que no le haya dado un puñetazo en la cara a Lucas". Shantelle se rio entre dientes. Respondió: "No, no se atrevería a darle un puñetazo en la cara a Lucas". Se sentó junto a Clara y reveló: "Tía, no llegamos a terminar nuestra conversación debido a una emergencia. Seguramente por eso no te lo ha dicho todavía. Pero, ya
"Adrian y Max son mis mejores amigos en la escuela", dijo Lucas con ojos alegres. "Siempre almorzamos juntos". "Pero a veces, evito a Max cuando es la hora de comer. Siempre tiene galletas saladas para almorzar. Siempre me pide probar mi emparedado, pero a mí me gusta mi emparedado y no quiero darle un poco", dijo Lucas mientras hacía un puchero con los labios. Evan le acarició la barbilla. “Lucas, tal vez sus padres no tienen tiempo de preparar un emparedado. Puede que los padres de Max no tengan los recursos suficientes para comprar los ingredientes. ¿Sabes que es más afortunado dar que recibir?". Evan, Lucas y Shantelle estaban cenando en la residencia de los Scott. Durante la cena, Lucas le contaba a su padre sobre su vida cotidiana y sus amigos de la escuela. Algunas de las historias de Lucas sorprendieron a Shantelle. Se dio cuenta de que su hijo tenía tantas ganas de charlar con su padre que no paraba de contar todo lo que se le venía a la mente. "¿Es más afortunado
"¿Que si Shanty aún siente algo por Evan?". Karise repitió la pregunta. Ella sacudió la cabeza y le respondió a Keith: "Pues la verdad… no estoy segura". "Cuando hablábamos de Evan, Shanty parecía encerrarse dentro de sí misma, evadiendo el tema. Cada vez que mencionaba su nombre, ella se hacía la que no escuchaba nada o simplemente asentía sin palabras. No estoy segura de si está enfadada con él o si lo extraña", explicó Karise. "Pero no es solo con Evan. De hecho, una vez le dije que le presentaría a mi jefe, pero ella me dijo inmediatamente que no le interesaban los hombres". "Quizás, lo que ella dice es verdad. No quiere amar a ningún otro hombre y solo quiere enfocarse en Lucas", dijo Karise. Keith gruñó. Dijo: "Ahora mismo está enfadada conmigo. Solo mantiene nuestra amistad por gratitud". "Sabes, Evan se dio cuenta de lo mucho que amaba a Shanty solo después de que ella se marchó. ¿Por qué no te alejas de Shanty y le das tiempo para que reflexione sobre sus sentimientos
Shantelle soltó un fuerte suspiro. Llevaba casi un minuto sosteniendo su teléfono. "Shanty, es solo un número de teléfono", dijo Evan. "Tendrás que ponerte en contacto conmigo por nuestro hijo Lucas". "Evan, no atenderé llamadas que no tengan que ver con mi hijo, así que no te hagas ilusiones", aclaró Shantelle. Una risita salió de los labios de Evan. Respondió: "No pensaba hacerlo". Shantelle puso los ojos en blanco. Le dio su número personal y guardó el de Evan en su teléfono. Después, le dio otro número. “Este es mi número del trabajo. Llámame solo en casos de emergencia". "Gracias, Shanty. Guardaré tu número como si fuera un tesoro", dijo él con una sonrisa. Shantelle contuvo las ganas de volver a hacer una mueca. "Todavía no ha comido. Insistió en desayunar contigo", reveló ella. "¿Es eso cierto, Lucas? ¿Quieres desayunar con tu abuela y conmigo?", preguntó Evan, mirando hacia su izquierda, donde Lucas se aferraba a su cintura. "¿Abuela? ¿Otra abuela?", pregun
"¡Papi, ahí, ahí!". Lucas tenía los ojos muy atentos mientras estiraba los brazos para tratar de alcanzar una manzana del árbol. Estaba sentado sobre los hombros de Evan, quien se movía cada vez más cerca del árbol. "Ya casi, papi. Acércate más", ordenó Lucas. Evan se pegó al árbol para darle a Lucas la oportunidad de agarrar la manzana. Su hijo no se conformaba con las manzanas fáciles de alcanzar. Quería agarrar la más grande y la más roja, que estaba en lo alto del manzano frente al que se encontraban. Cuando por fin agarró la manzana, Lucas gritó: "¡La tengo! ¡Sí!". Rebotó felizmente sobre los hombros de Evan, antes de darle un mordisco a aquella dulce manzana. "Mmmmm. ¡Qué rico!". Esa tarde, Evan llevó a Lucas a las afueras de Warlington. El hotel les había recomendado ir a una granja de manzanas para pasar el rato, y a Evan le pareció perfecto. Lucas se la pasó increíblemente. Estaba claro que recogieron demasiadas manzanas, y quizá tendrían que regalar algunas, pero l