—Buenas tardes mi amor—saluda a Ángel con mucha serenidad.—Inmaculada mi vida—se maravilla Ángel y deja la copa en su escritorio. Charlotte por su parte, se siente triunfante, piensa que provocó los celos de Inmaculada nuevamente.—Amor disculpa, estaba la puerta entre abierta y Ana no está en su puesto.—No te preocupes querida, ¿qué haces por aquí?—Vine a darte una maravillosa noticia, hola Charlotte no te vi.—Hola.—Amor estoy embarazada, vamos a tener un hijo.—¡Oh por Dios! Es sorprendente.—Yo también, estoy tan atónita cómo lo estás tú.—Bueno Ángel yo me voy, como que estoy sobrando—dice Charlotte con incomodidad.—Qué bueno, que sepas cuál es tu lugar querida—apunta Inmaculada con grácil ironía.—Adiós.—Inmaculada. Ja, ja, ja—se carcajea Ángel.—Me mordí la lengua, para no decirle lo que se merece, no quise empañar este momento.—Estoy feliz.—¿En serio? Te tengo que confesar, que deje de ingerir los anticonceptivos hace algunos meses.—Bueno, ya lo hecho está. Seremos pa
En casa de Gio.Mark y Gio, le advierten a Ángel de cómo están las cosas dentro de la organización y también le cuentan, de la actitud despiadada que tuvo Ítalo con Mark.—Mi padre no contralará nuestras vidas, tengo que hablar muy seriamente con él. Él no nos domina no somos de su propiedad, siento mucho lo que te pasó, Mark—señala Ángel con pesar.—Mi situación ahora es lo de menos, al parecer Solís está un paso de dar con tu verdadera identidad—se preocupa Mark gradualmente.—No tengo miedo, enfrentaré a la justicia—afirma Ángel con Brío.—Eso jamás, tú no irás a dar a la cárcel. Sobre mi cadáver—protesta Gio con angustia.—Gracias por tu solidaridad Gio, pero tengo que enfrentar mis problemas. Yo también seré padre, Inmaculada está embarazada.—¡Válgame Dios! —exclama Gio, sintiendo una sutil emoción internamente, ya que se convertirá en abuelo.—Ahora te entiendo Mark, solo que yo si daré la pelea. Aplastaré a mi padre, si es necesario.—Si tú lo haces yo también, por mi hijo soy
En un lugar apartado de la ciudad, pacta el ex comisario de la policía de Nueva York, Lenin Scocci su furtivo reencuentro con Ítalo Greco, sus miradas se cruzan cargadas de odios y mezcolanzas. Son muchas las cosas, que tiene Scocci que escupirle a la cara al temido capo. Al que creyó muerto todo este tiempo.—Tienes más vida que un gato—señala Lenin mirando a Ítalo muy fijamente.—Al grano Scocci, no tengo tu tiempo.—Te puedo volver acribillar. Que ganas tengo de matarte maldito—lo apunta con su arma.—Esta vez serias tú el muerto y no creo que regreses desde el infierno—declara Ítalo con ironía.—Quiero que dejes en paz a Alan Solís. Sé que es tu próximo objetivo, ese chico me trae recuerdos de mi juventud.—Con más razón para matarlo.—No te equivoques, Ítalo.—¿Qué tienes que ver tú con ese chico?—Ese chico, es mi hijo e Inmaculada también, tu nuera—expone Lenin una extraña verdad, que deja a Ítalo con la boca abierta, sin embargo, se burla diciendo:—Ja, ja, ja. La vejez y la s
Días después, Mark se ha recuperado del disparo en la pierna, que le propino Ítalo. Ahora se encuentra en la mansión con su pequeño en brazos, Gianna lo sigue mirando con recelo desde que llegó.—Mamá, ¿por qué me miras así, con esa cara de loca?—Respeta, no te doy tu merecido, solo porque tienes cargado a mi nieto, ¿dónde andabas metido? ¿Cuándo vas a dejar esa miserable vida? Yo no me trago ese cuento que estabas de viaje, algo te pasó, hasta estás caminado raro, no me digas que te dispararon.—Es suficiente mamá, Helen te puede oír.—Helen es muy retraída, también una tonta que se cree todo lo que le dices, pero yo tengo capacidad de discernimiento. Así que habla Mark—lo amenaza y rápidamente entra Helen con el biberón del niño.—¿Van a seguir ustedes peleando? Ya es hora que se comporten, como madre e hijo—señala Helen.—Yo mejor me voy, veo a Mark y me provoca caerle a palo.—¿Ahora qué le pasa a tu madre?—No le hagas caso, ya sabes cómo es de amargada.—De seguro, está molesta
Escondite Organización Greco.Prepara Ítalo, con unos de los nuevos chicos de la organización, para lo que será la ejecución de Alan Solís, poco le importó la advertencia de Scocci. Está tramando clandestinamente lo que considera su venganza. Velozmente le dice al chico:—Ya mañana Solís, es historia—manifiesta con vanidad mientras sacude su arma, emulando dispararla.De repente llega Gio, ausente de sus pretensiones y le dice:—¿Todo bien Ítalo?—Mejor que nunca querido Gio.—Allí está Maya, pronto partirá a Rio como se lo pediste—menciona Gio, viéndolo con extrañeza.—Muy bien iré hablar con la bella carioca, viva Brasil querido Gio—apunta con ironía, desconociendo Gio lo que planea.Al irse Ítalo para conversar con Maya, llega Mark y se le arrima Gio, para decirle:—Algo se trae el jefe.—Así es, lo conocemos muy bien. Algo está tramando a nuestras espaldas.—Esperemos que no sea en contra de nosotros.—Vivir así es un tormento—apunta Gio con hastío.—Ni me lo digas Gio, mi mamá so
Va Alan al laboratorio, a buscar los resultados de las pruebas de ADN, Natalie del departamento de criminalística, le ha hecho el favor clandestinamente.—Hola Natalie—la saluda, mirando para todos lados.—Tranquilo no hay nadie más en el laboratorio. Aquí tienes los resultados, lamento informarte que sus ADN´S no coinciden. Por lo tanto, no son padre e hijo.—¿Qué?—Lo siento.—Gracias amiga te debo una—agradece a la chica bosquejando una cálida sonrisa. Al salir del laboratorio, se cruza con Scocci, quien había ido a visitarlo. Poco a poco se está ganando la confianza de Alan.—Scocci, necesito hablar contigo urgentemente.—Vamos a tu oficina.—Si vamos.Al llegar, comienza Alan a explicarle de sus dudas.—Te tengo que contar algo, que solo mi mejor amigo Bryan sabe.—¿Si dime?—Sabes que tenía mis sospechas con relación al marido de mi hermana, siempre me pareció un sujeto muy misterioso. Tanto así, que lo vincule por el apellido con Ítalo Greco, en virtud de eso. Me las ingenie pa
Casa de Lenin.Duerme con su prometida Elsa en su habitación, cuando de pronto se levanta sobresaltado, diciendo:—¡Alan!—¿Qué ocurre Lenin? ¿Otra pesadilla?—Voy a la casa de mi hijo, tuve un terrible sueño.—Es muy tarde Lenin, ¿cómo justificarás tu visita?—Me voy a vestir—señala Lenin haciéndole caso omiso a Elsa.Se dirige a su auto y maneja a toda velocidad, a la casa de Alan siguiendo el llamado de la sangre, afortunadamente su casa queda a pocos minutos. Al llegar se sorprende al ver, como ingresaban a Alan en una ambulancia, unos vecinos al verlo en el suelo ensangrentado llamaron rápidamente al 911, Ítalo había utilizado silenciador para dispararle, por lo que los vecinos no habían oído ruido.Alan había pasado mucho tiempo tendido en la entrada de su casa, sus signos vitales están muy bajos, Lenin Scocci entra en pánico, deja su auto olvidado en casa de Alan y se interna junto con él en la ambulancia, de inmediato el paramédico le pregunta:—¿Quién es usted?—Soy su padre.
Esto que le ocurrió a Alan, da un inesperado giro a las vidas de todos, Scocci no se había movido del hospital desde que recluyeron a su hijo, Inmaculada lo mira a lo lejos con mucha suspicacia, inesperadamente no se puede contener y se le acerca, se hallaba sola, Ángel fue hacer una diligencia y Sofía junto con Gianna iban en encamino.—Disculpe señor.—Muchacha—balbucea Lenin.—Señor lleva ya dos noches con la misma ropa, y ha estado muy al pendiente de mi hermano, cualquiera diría que es su padre. Es muy extraño verlo todavía aquí y en esas condiciones, cuando usted ni siquiera es nuestro familiar.—Yo le tengo aprecio a Alan, lo adopté como mi hijo.—Disculpe mi atrevimiento, muchas gracias señor—en medio del dolor que a ambos los aflige, Lenin siente la necesidad de tenerla entre sus brazos e inesperadamente se abrazan, una lagrima se cuelga por la mejilla de Scocci, su hija la que no veía por casi veinte años, la tiene justo ahora como siempre había soñado.—No te preocupes hija