"No sabía que la muerte de una concubina podía traerle tantos problemas a Landel…" "Aunque tiene sentido, ella era de la familia de un Conde, una llamada Maitana pura y digna" Pensó Yurina. —¿Entonces no saben aún quién pudo matarla? —preguntó la tercera esposa preocupada. Landel negó con su cabeza, tomando distancia de su esposa y yendo hacia el escritorio de ella donde se sentó en una de las sillas cercanas. —Los mejores médicos y científicos Maitanos analizaron todo… Absolutamente todo… Investigaron todo el día en los sectores del secuestro y por dónde transitaron, junto a Dominic… Van a rastrear los envases y ver de dónde fue obtenida exactamente la sustancia según cada aspecto de ella, como tiempo, conservación y calidad exacta. —Son muy buenos. No son nada tontos… —susurró Yurina, cuando tuvo una idea en ese instante—… Cierto… No son nada tontos… ¡Por los dioses!, ¡Landel acabo de pensar en algo! —¿Qué? —Estoy trabajando aún en la investigación de lo que tomabas y no en
—Landel, tú eres el Rey —recalcó Yurina a su esposo—. No puedo tenerte de asistente y Dimitri parece tener conocimientos y- —¡Lo sé!, por eso lo acepté como tu caballero —dijo el joven Rey poniéndose de pie—. Pero cambié de opinión, no me gusta que nadie esté cerca de ti. Yurina se sorprendió ante los evidentes celos de su esposo. Una traviesa sonrisita curvó sus labios, y ella se acercó a Landel lanzándose a sus brazos. —¡Landel, te amo! —exclamó con cariño para darle un rápido y tierno besito. —No cambies de tema Yuri, dije- ¡Yurina lo volvió a besar en ese instante! Interrumpiendo las palabras de ese Rey. Landel frunció el ceño, pero no la alejó de su lado. Dimitri Arlik, sintiéndose incómodo ante la situación, se fue rápidamente de ahí, huyendo. "¡No tenía idea que el Rey usaba pasadizos para verse en secreto con su tercera esposa en el laboratorio!" "¡Jamás hubiera aceptado avisarle a su alteza, cuando ya es tarde!" Pensó el hombre pelirrojo recordando cuando Landel e
***************••••••••••***************>>> Yurina Beforth: Sentía mi corazón latir aceleradamente, mis ojos se paseaban por ese bello jardín en el apogeo del verano. Me encontraba sentada en una banca, observando a mis alrededores con nerviosismo…¿Por qué me envió a llamar? ¿Tiene algo urgente que decirme? ¿De qué se tratará? Esas eran algunas preguntas que pasaban fugazmente por mi mente. Inhale y exhale intentando calmarme y fue cuando a distancia, ví que él hermoso portón pintado de verde se abrió. Me sorprendió ver a Landel acercándose a mí, con Amanda en brazos. Mi hija sonreía mientras señalaba un árbol, veía a Landel y él le decía algo también con una expresión animada. Fue una escena encantadora. Desde un inicio ellos se llevaban bien y a mí me llenaba de tranquilidad saber que ese hombre era un buen padre para mi hija. —Landel… —le llamé mientras me acercaba a ellos con una sonrisa en mi rostro. Él al quedar a unos dos metros de mí, bajó a Amanda, que se lanzó
"Yo… De Reina Maitana…""Me pregunto si también podré darte el hijo que tanto anhelas, mi amado Landel…" Pensé siguiendo a Landel a distancia que llevaba alzada a Amanda. Justo en ese momento, ingresó a ese jardín privado, el mensajero Real y ambos nos detuvimos. —Su majestad glorioso Rey de Maita Landel Lamparth. Se adelantó la reunión del Linaje Real. Será dentro de una hora —informó el hombre a Landel. Noté como la expresión de alegría de Landel cambió a una fría. —Entiendo, puedes irte. El hombre hizo una reverencia y se marchó. "¿Tan malo es… Que vaya a reunirse con su familia…?" Pensé curiosa. Fue cuando recordé la vez que hablé con el Rey retirado. Aunque yo hacia las preguntas, me sentí bajo presión, como si fuese a mí a quien interrogaban. La Reina retirada no parecía quererme para Landel ya que hasta la fecha nunca la conocí aunque él me dijo que nos presentaría. Sus hermanos, tampoco sabía mucho de ellos, solo un poco de Jhonn, pero al parecer él… Ese chico, Jh
—Estoy de acuerdo —aceptó la Reina retirada, Virginia Wiztan. —¡Definitivamente no! —exclamó de inmediato en negativa, el Rey retirado Lance Lamparth. —¡¿Por qué no?!, ¿no ves que no tenemos muchas alternativas, Lance? —decía Virginia molesta a su esposo. —¡Claro que las hay!, ¿no estás viendo que solo estás buscando el camino sencillo? —¡Pero tu camino es el del caos, el de las guerras, donde muchísimas personas morirán!, ¡Landel no quiere eso! —¡Aquí no se trata de lo que Landel quiera!, es lo mejor para el Reino. —¡No!, ¡lo mejor para el Reino es la paz bajo un matrimonio político!, ¡tú eres un egoísta que solo piensa en sí mismo! —¡Claro que soy un egoísta!, ¡¿cómo pretendes que venda a MI HIJA?!…..Landel Lamparth se quedó en total silencio, sintiéndose incómodo ante la discusión de sus padres. Por otro lado Yurina acercó su boca al oído de su esposo susurrando: —¿Ellos… Son así?, es como si se odiaran… Landel sonrió avergonzado a su esposa. —En realidad siempre son
••••••••••—¿Reina?, ¿seguro que quieres eso? —preguntó el marqués Sebastián Forsten a su sobrino, el Rey Maitano, Landel Lamparth. —Así es, tío. Es una decisión que ya tomé y lo hablé con Yurina —respondió Landel, sentado en una silla de un pequeño y elegante salón de reuniones. —Pensé que tú eras el que le había metido esa idea a la cabeza. Así como el que atacara Romian en el pasado —comentó el ex Rey Maitano, Lance Lamparth. —¿Eso?, ¡no me culpes de todo, Lance! —exclamó el marqués frunciendo el ceño—, ¿cuántas guerras no te ayudé a ti a ganar en el pasado? —Solo una~ —respondió Lance burlista. —¡Pero te ayudé!, ahora. Si Landel quiere a la pobre extranjera de Reina que lo haga. Él es el Rey y ella es óptima para la corona. —No es óptima —respondió Lance—. Pero tampoco me opondré si la amas —habló el Rey retirado a su hijo. —¿Cómo harás que la nobleza no te haga un desastre con tal decisión?, ahora con la muerte de la primer esposa que era estéril. Todos esperan que se anun
••••••••••—¿Para qué quería tu padre hablar contigo a solas? —preguntó Yurina a su esposo. —Él me llevó a reunirme con mi tío — contestaba tranquilamente el joven Rey Maitano mientras caminaba por ese largo pasillo interno, en el castillo principal—. Querían hablar conmigo sobre mi decisión de que fueras la Reina y también de los asuntos con Gorian, Bushlak y el asesinato de Juliana. —¿Qué te dijeron? —preguntó Yurina llena de curiosidad, mientras casualmente tomaba de la mano a su esposo mientras caminaba a su lado. —Lo aprobaron. Ambos me apoyan en darte la corona. —¿Así de simple?, ¿sin ninguna condición de por medio? —preguntó la concubina sospechando que ese Rey estaba omitiendo algo. Landel posó sus ojos dorados en dirección a las largas ventanas del sector izquierdo de ese pasillo, él guardó silencio. No le quería mentir a su esposa… Pero tampoco podía darle los detalles. Se sintió culpable por ello… Sin embargo… No dijo nada más. —Yo hablé con tu madrastra, la Reina re
••••••••••6: 30pm. —Te veo en unas horas, Landel —se despidió del Rey, el Conde Heliar, yéndose de ese sector cerca de unos altos arbustos en las afueras del cementerio Real donde hablaban. El otro hombre que estaba con ellos dos, se le quedó viendo a distancia. Una seria expresión se mostraba en el Duque Darrell Brown. —Él debe estar muy afectado —habló el Duque al Rey Maitano que seguía a su lado. Landel veía seriamente a ese hombre rubio, vestido totalmente de blanco y con esa llamativa cicatriz en el sector izquierdo de su rostro que recorría desde su mejilla bajando por su quijada y terminaba en su cuello. —Lo sé, pero… No hay nada que se pueda hacer al respecto. Aunque me gustaría que su dolor desaparezcan me temo que jamás sucederá, era su hermana pequeña… Mi tío perdió a la suya y hasta el día de hoy sigue enojado con mi padre por ello. —¿Crees que Alfred te eche las culpas? —preguntó el Duque al joven Rey Maitano. —No. Ya hablé con Alfred, además, es mi mejor amigo. T