CAPÍTULO 13: TODO TIENE UNA EXPLICACIÓNMaxwell«Llamas a esto ¿darme lo que necesito? No seas hipócrita Maxwell». No dejo de repetir esa frase en mi mente una y otra vez. Hannah merecía más de lo que le ofrecí, tiene razón. Ella merecía amor, respeto y apoyo, y yo fallé miserablemente en proporcionárselos. Ahora, siento cómo nuestro matrimonio se desintegra ante mis propios ojos, pero, aunque sé esto, no es lo que podía darle.Cuando conocí a Hannah estaba en el momento más vulnerable de mi vida. Había perdido a Celeste, la mujer que amé con locura, la madre de mis hijos, y a la que perdí por mi propia culpa.Era yo quien iba conduciendo ese día, fue mi culpa cruzar la avenida sin fijarme porque esa noche estábamos discutiendo. Las últimas palabras que le dije a mi esposa fueron “Ojalá que esto se acabe, así ya no seré una molestia para ti”. Para ser sincero, ni siquiera recuerdo por qué discutíamos. Estoy seguro de que era una tontería. Lo curioso es que ese día las cosas sí se ac
Clara Beaumont Maxwell va sumamente callado desde que subimos de vuelta en el auto. Y es que no esperaba que me saliese con la noticia de que ya está casado. Suspiro con fastidio, él ni siquiera se da cuenta. Aun así, mis planes no han cambiado, tengo que atrapar a Maxwell Kingsley sea como sea. Todavía recuerdo muy bien cuando mi hermanita gemela se casó con él. Desde que lo vi me pareció un bombón. Muy atractivo sin duda, pero lo que más me gustó de él fue su billetera. Sin duda mi hermana había conseguido un buen partido, pero era de ella y por más que quisiera, no iba a poder meterme en su relación. Él estaba muy enamorado, por eso ni me molesté en aparecerme en la boda, aunque sí que lo he visto más veces de lo que cree. Aprovechaba cuando Celeste se quedaba en casa con los niños y me colaba en su oficina fingiendo ser ella. Eso fue muy divertido, hasta que murió. Quisiera decir que me dolió su muerte, era mi gemela después de todo, pero ella y yo siempre nos odiamos. —¿Está
—¡Han! Kenda me abraza con fuerza al recibirme en la entrada de su casa. Tengo que ser honesta, no estaría haciendo esto si no estuviera desesperada. No soy de las que les gusta pedir ayuda, mucho menos me gusta incomodar a las personas, pero sé que Kenda es una gran amiga y aunque ella asegura que no es ninguna molestia, la verdad es que no pienso pasar muchos días aquí siendo un lastre. —Gracias por recibirme en tu casa Kenda, te prometo que no será por mucho. —Tonterías, no seas boba. Puedes quedarte aquí todo lo que necesites. Me hace pasar con mucha amabilidad. Su hogar es precioso. Sé que hace tiempo tenía un novio, pero hace tanto que no hablamos de esos temas que no sé si sigue con él. —Puedes ponerte cómoda —añade—, aquí nadie te va a molestar. —¿No se incomodará tu novio? Ella suelta una gran carcajada. —¿Cuál novio? Estoy soltera hace más de un año. Siento mis mejillas arder de la vergüenza. Soy una terrible amiga. —Oh, lo lamento, pensé que seguías con aquel chico
Maxwell Me colgó como si ya no le importara. Realmente pensé que ella recapacitaría, pero ahora me doy cuenta de que está hablando en serio. Hasta este momento ni siquiera había considerado la posibilidad de que Hannah se fuese de mi vida. Y es que me acostumbré tanto a su compañía, a su apoyo silencioso, a que soportase mis peores momentos, que nunca imaginé que ella se cansaría. Sin embargo, no pierdo las esperanzas, me alistaré y la veré en el hotel, algo me dice que dentro de su corazón todavía siente cosas por mí. Regreso a la casa para ver a mis hijos antes de salir. Sé muy bien que les dedico poco tiempo y que le he delegado demasiado la crianza a Hannah y a Francis. Pero eso no significa que no los ame, simplemente… mi vida se ha convertido en vivir en el trabajo para no sobre pensar demasiado las cosas. Ni bien abro la puerta, Lucas e Isaac corren a abrazarme. —¡Papá! —exclaman. Se lanzan sobre mí y por poco me hacen perder el equilibrio. —¿Cómo están mis pequeños camp
Clara Beaumont La cara de confundido de Maxwell no tiene precio. Por supuesto que no recordará nada, me aseguré de conseguir un medicamento para drogarlo que también afectase su memoria. Sonrío con fingida ingenuidad, mientras repaso en mi mente lo que hice. No sé si Katie estaría orgullosa de mí. Mi mejor amiga fue la que me enseñó ciertas tácticas de… conseguir lo que quiero a toda costa. Admito que lo más difícil fue colarme en su cuarto y desbloquear su celular para conseguir el número de la niñata esa. No me gusta reconocerlo, pero la chica es guapa; algo que seguramente fue lo que le atrajo a Maxwell. Tiene un cuerpo decente, pero eso es todo. Gracias a los empleados de esta casa y al mismo Maxwell, sé que la chica era su asistente antes de casarse con él en secreto. ¿Qué podría tener ella para que él le propusiese matrimonio? Es claro que no puede ofrecerle nada más que sex0, y eso suponiendo que lo haga bien. Es hija de una inmigrante y un americano y por lo que sé, está s
¿Cómo pude ser tan ingenua? ¿Por qué creí que él vendría?Ahora me siento como una estúpida mientras regreso en autobús desde ese lujoso hotel. Kendra me mataría si supiese que terminé yendo a reunirme con él.Llego a casa arrastrando los pies. El día había empezado bien, pero terminó destruyéndome por completo, otra vez.—Han, ¿cómo te fue? —pregunta mi amiga al verme llegar.—Creo que bien, dijeron que me llamarían.—¡Oh! ¡Genial! ¿Y te aceptaron con el embarazo?Su pregunta me deja petrificada. Eso es algo que no mencioné. Y no porque no quisiera, es que lo olvidé.—Mmm, pues, no les dije eso.Kendra hace un gesto de duda que me pone nerviosa.—Debiste mencionarlo, las empresas no son muy amigables con las mujeres embarazadas. Qué raro que no te lo preguntasen.—De verdad lo olvidé. Si me llaman les avisaré enseguida, pero espero que eso no sea un problema.Luego de eso, Kendra y yo preparamos la cena y terminamos viendo algunas películas de terror. No deseo ver nada que tenga que
CAPÍTULO 19: NO TE CREO NADAVer sus ojos desorbitados y su reacción anonadada me pone muy nerviosa. No sé cómo va a reaccionar. Tal vez me excedí al golpearlo, pero tenía tanta furia contenida en mi interior que no he podido ser capaz de controlarme.Cuando lo miro lo único que se me viene a la mente son esas imágenes asquerosas de él acostado con su cuñada. Solo de pensarlo vuelvo a sentir náuseas en mi estómago.—¿Acabas… de golpearme? ¡¿Qué te pasa Hannah?! —exclama dando un paso hacia mí. Instintivamente retrocedo creyendo que tal vez él también se atreverá a levantar la mano contra mí, pero no lo hace.—Ya te dije lo que me pasa, no quiero hablar contigo, no quiero que te acerques a mí.—Hannah, estás exagerando demasiado las cosas. Ya te expliqué que ella es la hermana de Celeste y ese hijo no es mío. ¿Puedes por favor calmarte y escucharme?—¿Qué tan tonta crees que soy? ¿Qué me vas a decir ahora? Ya lo sé todo Maxwell, sé que te revuelcas con ella, eres un… —aprieto los puño
CAPÍTULO 20: SE DERRUMBAN MIS ESPERANZASCamino arrastrando los pies por las calles de Miami, me siento como un fantasma, ignorada por todos, pero en especial, me siento como un lastre. Toda mi vida se ha derrumbado en un segundo y ni siquiera sé bien cómo llegué a este punto de mi vida en que ya nada tiene sentido.Sin darme cuenta, he andado varios kilómetros hasta una hermosa playa. Las aguas azules y cálidas golpean contra la arena mientras las personas se bañan y los niños juegan a hacer castillos en la arena.¿Cómo es que todo puede acabar así? Estoy sola, desempleada y seré una madre soltera dentro de unos meses. Los pies empiezan a palpitarme por el cansancio, así que acabo sentándome en una banqueta que está bajo la sombra de una palmera y entierro mi cara entre mis manos dejando salir un suspiro frustrado.La realidad es que nadie me va a dar trabajo mientras esté embarazada y después de que nazca el bebé… no sé qué voy a hacer.—¿Hannah? ¿Eres tú?Alzo la cabeza con sorpre