Tan solo Jane dio unos pasos alejándose de la mujer, de repente vio a Hendrik correr hacia ella, con una expresión de gran preocupación en su rostro, y su cuerpo cubierto de sudor.

Jane notó que la cara de Hendrik estaba amoratada y que la comisura de sus labios sangraba, con una respiración agitada.

"¿Estás bien?" preguntó con ansiedad, mientras revisaba el rostro y las manos de Jane para ver si había alguna herida.

"¡Estoy bien!" respondió Jane tranquilizando a Hendrik.

Al escuchar la respuesta de Jane, el hombre fornido dirigió su mirada hacia la mujer que había provocado a Jane.

"Te dije que te fueras de mi vida. ¡Eres terca! No escuchas lo que te digo, no me culpes si en el futuro, si continúas molestandome, no tendré piedad contigo!" respondió Hendrik con tono cortante a la mujer.

La mujer se quedó en silencio, mirando a Hendrik que estaba tan enojado y preocupado por la chica que acababa de casarse.

El puño de la mujer se cerró con fuerza, estaba tan enojada por lo que veía.

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