La ciudad A no había cambiado mucho en todos aquellos años, las personas seguían trabajando sin parar, sin duda había un gran avance en cuanto lo ha financiero, el gran neo Campbell había estado allí por todo aquel tiempo

La verdad es que este no se había permitido marcharse por la simple razón que le parecía una completa tontería, si se marchaba y si esposa volvía, ella no sabría dónde buscarlo.

Por lo que ante sus ojos el marcharse solo implicaba que con ello podría nada más y nada menos que decirle adiós, que solo llevar consigo el hecho de que ella nunca volvería a sus brazos, aunque al fin y al cabo nunca la había tenido junto a él.

El dolor solía poseer a neo Campbell peculiarmente cuando llegaba justamente a aquel bar, aquel en el que se encontraba sentado en una esquina y observaba como ahora la estrella cantaba con su vida.

Nada era comparado a las canciones de su esposa, a la voz de esta, a suavidad y delicadeza que ella proyectaba, ella se hacía desear, hacía que desearas q