Las paredes de la jaula resonaban con el eco del miedo y la desesperación. Amaia, en medio del caos, vio cómo dos espadas relucían bajo la tenue luz que se filtraba desde lo alto. La figura del hombre de la máscara se desvaneció tras un torbellino de sombras, dejándolas a ella y a la mujer, su oponente, en un mundo de tensión y peligro.La mujer sonrió de manera malévola al recoger su espada, un destello de ambición brillando en sus ojos. Amaia, aunque más pequeña y delgada, había visto la fortaleza del espíritu en sus clases con Katerina, y sabía que su agilidad podía ser su mejor aliada.En un instante, la adrenalina en su interior se desató, y sin pensarlo, corrió hacia el arma, un instinto de supervivencia empujándola hacia adelante, se lanzó hacia la espadas que yacía en el suelo, el frío metal besando su palma cuando lo tomó. Aquel instante fue un grito en el viento; la batalla comenzaba.La mujer con una sonrisa siniestra, ya había tomado una de las espadas.—Estás en problema
Nikolay, entró a la oficina que tenía en su club, caminó hacia el enorme cristal incrustado en la pared, era un cristal blindado que a la vez servía como ventana para observar gran parte de lo que sucedía en el club. —Parece una noche tranquila— observó él mientras se desabotonaba la chaqueta de su traje hecho a la medida y se metía las manos a los bolsillos de su pantalón. —Nunca es una noche demasiado tranquila, señor— respondió Igor con tono tranquilo— aquí tengo el sobre con toda la información que pidió. —Bien, veamos entonces qué tan buena información hay allí para mí, qué tanto puedo conocer a Ethan Müller. —caminó hasta el enorme escritorio, se sentó en la silla que estaba frente a él y extendió la mano a Igor para recibir el sobre que contenía la información que había solicitado, extrajo varias hojas de papel en la que al inicio pudo leer un poco sobre Ethan Müller, cuánto debía en el club, su edad y una reseña de su vida, allí decía que era viudo desde hacía ya al meno
Ethan estaba concentrado en su partida mientras maldecía internamente, pues las cartas una vez más no le favorecían, así que las arrojó sobre la mesa rindiéndose a aquella partida, en aquel momento dos hombres se acercaron a él. —Señor Müller, ¿nos haría el favor de acompañarnos?— el hombre los miró confundidos y quizás un poco asustado, sabía que debía mucho en el club y era obvio que no tardaría en aparecer el dueño exigiendo el pago, ahora mismo su cabeza trabajaba mil por segundo intentando comprender cómo podía convencer al hombre de darle tiempo. —¿A dónde quieren que les acompañe?— preguntó aunque ya sabía la respuesta. —Usted solo debe seguirnos, créame que le interesa— dijo el hombre, Ethan incapaz de negarse, pues sabía que hacerlo solo complicaría las cosas pidió disculpas a sus contrincantes que estaban en la mesa y se puso de pie para seguir aquellos caballeros, lo llevaron directamente al segundo piso tocaron una puerta y esta se abrió dándoles acceso a una elegante o
Ethan observó con los ojos muy abiertos el revolver que estaba sobre el escritorio, sus ojos, así mismo como su expresión reflejaban un auténtico terror, el hombre sencillamente no podía creer lo que aquel hombre lo estaba proponiendo. —Usted... no puede estar hablando en serio— le dijo con voz temblorosa. —Yo nunca bromeo— le respondió con tono determinado— la decisión está en sus mano,s me paga ahora o a más tardar en veinticuatro horas o me da la satisfacción de jugar este pequeño juego con usted. —Acceder a jugar ese juego no me garantiza salir de esta habitación con vida. —Tampoco lo hace irse a casa y no pagarme en las próximas veinticuatro horas, es un riesgo que debe tomar. ¡Es su decisión, de nadie más! —Pero... pero... —el hombre no paraba de balbucear sin poder apartar los ojos del revólver. —Le explicaré cómo funciona esto, sé absolutamente todo de usted, toda la información necesaria, sé perfectamente que no tiene dinero para pagarme, sé exactamente cuánto me debe l
Amaia, estaba completamente agotada, suspiró de cansancio, después de llegar del trabajo se encontró con que su pequeña hermana Aimara estaba sentada en el recibidor con un libro en sus manos aquello le extraño pues aquel era el único día en el que Amaia salía temprano del trabajo y por lo general, su hermana no llegaba sino mucho después de ella. —¡Hey preciosa!— le saludó con el entrecejo fruncido—¿ Qué estás haciendo en casa tan temprano?, deberías estar en clase de canto. —Debería, pero me han echado— dijo y con un suspiro cerró el libro de golpe mientras su rostro reflejaba una profunda tristeza. —Pero... usé todos mis ahorros para abonar a tu escuela, prometieron que podías seguir entrando a clases— exclamó Amaia frustrada mientras llegaba y se sentaba junto a su hermana para abrazarla. —Lo mismo le dije a la directora, pero dijo que ya está por culminar el mes y padre no ha terminado de pagar, por lo tanto solo podré entrar a clases regulares pero no me darán más acceso a
—No... no puede estar hablando en serio...— le dijo Ethan con terror mientras observaba al hombre. —Pensé que ya habías aprendido que no suelo hacer bromas, estoy hablando muy en serio quiero a tu hija. —Pero... pero, ¿ como que quiera mi hija?, ¿para qué la quiere?, ¿qué piensa hacerle?—Mi propuesta es una propuesta decente Müller, lo que quiero es una esposa y esa esposa será tu hija Amaia— el hombre lo miró confundido. —¡Eso es una locura!, aunque yo decidiera aceptarlo y entregarle de cierto modo a mi hija, Amaia jamás lo aceptaría, esa muchacha tiene carácter, ¿ que le hace pensar que ella accederá fácilmente a ser su esposa. ?—No es mi problema, que tú hija acceda es el deber tuyo, creo que no será tan difícil si se lo presentas como; su libertad a cambio de tu vida. —No, es que usted no lo entiende señor, mi relación con mis hijas no es la mejor de todas, seguramente Amaia preferirá mil veces que usted me asesine antes de casarse con un desconocido. Tiene que haber ot
En cuanto Amaia hubo firmado el documento le entregó el bolígrafo a su padre y se enderezó. —Bueno, si eso es todo, me retiro. —No, no se retire señorita Müller— le dijo Nikolay colocándose de pie y tomando la carpeta organizando las hojas del documento. — bien Ethan, muy bien, trato hecho, mañana te haré llegar el documento en donde quedas liberado de tu deuda— Amaia, frunció lejos el seño al escuchar aquello. —¿Libre de deuda?— preguntó confundida—¿ no se supone que usted le está dando un préstamo?—Me temo que tu padre te ha engañado— dijo tranquilamente y Amaia dio un paso atrás ante el peso de las palabras que aquel hombre pronunciaba, inmediatamente sus ojos se abrieron y volteó a ver a su padre quien bajó la mirada avergonzado —¿De qué está hablando, señor?, ¿cómo que mi padre me ha engañado?—Lo que acabas de firmar no es ningún documento de cesión de acciones, como te he dicho mi nombre es Nikolay Kozlov, soy el acreedor de tu padre, digamos que tu progenitor me debe una
Amaia, se mantuvo en silencio durante todo el trayecto, tenía una fuerte opresión en el pecho y las lágrimas pugnaban por abandonar sus ojos sin embargo, se obligaba a ser fuerte, no conocía aquel hombre que ahora era su esposo, no sabía hacia dónde la llevaba, no sabía absolutamente nada pero no podía protestar. —Pasaremos la noche en mi mansión y mañana muy temprano saldremos de viaje. —¿A dónde vamos?— le preguntó. —Por ahora no es necesario que lo sepas, mañana te enterarás— Amaia quiso maldecir, evidentemente aquel hombre era un troglodita acostumbrado a dar órdenes y así mismo acostumbrado a que lo obedecieran sin siquiera rechistar, tal y como lo había dicho; ella no estaba en posición de exigir, así que solo asintió y guardó silencio. Llegaron a una enorme mansión, era evidente que el dinero no era ningún problema para el señor Kozlov. —¿Quieres cenar algo?— le preguntó pero Amaia sentía la garganta y el estómago cerrado, sería imposible para ella ingerir alimentos. —No,