Helena escuchó el grito femenino, luego vio como Thomas la soltó inmediatamente siguiendo rápidamente en dirección a los terribles gritos que Helena aún no sabía de qué puerta venían.

Pero Sallow lo sabía, y en el mismo instante Helena lo vio dirigirse directo a una puerta a unos metros de ellos, de una sola patada la derribó.

Cuando Thomas entró en la habitación oscura encontró a Elise acurrucada en el piso de piedra, las velas estaban apagadas y solo la luz del pasillo iluminaba las habitaciones, el hombre inmediatamente se arrodilló ante Elise, acurrucado y temblando, había un rastro de lágrimas en su rostro aterrorizado.

Cuando Thomas la tocó, se estremeció.

Helena observó toda la escena desde la puerta, Thomas estaba arrodillado de espaldas a ella, pero sabía qué expresión debía tener, preocupación.

Helena miró alrededor de la habitación a oscuras e imaginó que a Elise no le importaba encender velas, ella ya estaba a oscuras de todos modos y eso era su culpa, pensó Helena.

Al mir