Las conversaciones entre Kemal y Kendall se volvieron más fluidas en las primeras semanas, se quedaba a cenar con su tío y ella llegando en horas de la noche a la casa, Eva no comprendía por qué este llegaba tarde y tampoco se siente con la cercanía suficiente como para preguntarle.
En sus entrenamientos los guardianes creados por Nicolás son más fuertes y rápido, sin embargo, la diva ha aprendido estrategias para vencerlo enseguida y controla sus habilidades con bastante fluidez.
—¿No debes ir a trabajar hoy? —le pregunta al rubio mientras toma un descanso para beber agua.
—Los sábados lo tengo libre, —responde.
—Mmm… ¿Y cómo vas?
—Me gusta, el señor Marcell es buena persona, —murmura—Debo irme, —se le
—Aunque ellos ya no sean las mismas personas, le debo su libertad, —murmura la diva hacia su hermano mientras observan el cielo estrellado desde el techo de la casa. —Tu misión es destruirlos, —le recuerda. —¿Cómo puedo dañar a alguien que hizo todo para protegerme? —interroga. —Puede ser doloroso, sin embargo, es por el bien del mundo sobrenatural, —la diva deja salir un suspiro. —Nos alejaron por el bien del mundo sobrenatural, —dice con su ceño fruncido—De ese mismo modo pueden enviar personas a cazarnos, —añade—Cuando crean que somos un peligro querrán eliminarnos, —el moreno sabe que su hermana tiene toda la razón. —Debemos seguir el orden, no hagas nada que te ponga en peligro, —pide. &nbs
Para un ángel la cosa más sagrada después de las reglas de oros son sus siete plumas doradas, es lo más fácil de perder cuando rompes el reglamento y no importa el rango del ser celestial para ser castigado por cometer pecado. Su pecado es uno de los más grandes en el reino celestial y por el cual muchos ángeles terminan desterrados, Suriel rompió una de las reglas de oros al dejarse llevar por la lujuria. Esa noche después de marcharse su piel blanca se cubrió de moretones y de su ala salió una pluma de oro. La tristeza lo invadió y juro proteger sus seis alas doradas restantes mientras la caída se desvanecía en sus manos, no puede permitirse ser echado del único lugar que conoce como casa y aunque su corazón salga lastimado por dejarse guiar por lo que supuestamente es lo ideal para él no volverá a caer en la tentación del demonio conocido como Nicholaus.  
La diva permanece envuelta en los brazos de Kemal que se dedica a dejar caricia en sus piernas, se siente completo, sin embargo, el deseo de unirse a ella en su totalidad lo invade. En el fondo sabe que no es momento de decirle sobre eso por lo que decide mantenerlo callado. —Mi padre es quien dirige las instalaciones, —Eva gira su rostro para mirar sus ojos ausentes. —No tienes que hablar de eso, lo sabes ¿cierto? —captura su mano y entrelaza sus dedos con los del rubio. —Quiero hacerlo, —la mira con determinación y seguridad—Cuando me transforme a los dieciséis años, lo hice frente a mi hermano mayor, —murmura—Era mi gemelo, nunca nos separábamos y siempre estábamos ahí para el otro… desperté una noch
—¿Qué? —cuestiona con sorpresa. —Una marca pondría hacerte ver lo mucho que te aprecio, no podría alejarme de ti aunque quisiera… —Sé cómo funciona la marca, —lo interrumpe—¿Estás seguro de querer hacerlo? —cuestiona mirando los ojos azules del rubio. —Lo estoy, no quería comentarlo porque no sentía que fuera el momento para hacerlo, —expresa. —Sí. El vikingo ladea su rostro ante su afirmación, ya que no logra comprender del todo a que se refiere con ese ‘‘Si’’ »Quiero que me
—¡Julieth! —La nombra con alegría al verla, se dan un afectuoso abrazo—Me alegra verte de nuevo, —murmura la diva—Hola, Daniel, —este asiente en forma de saludo hacia la morena. —Igual me alegra verte amiga, —sonríe. —¿Qué los trae por aquí? —cuestiona mientras se sienta en el sofá disponible. —Bridar nuestra ayuda, —habla el vampiro—Sé que te enfrentaras a los científicos y mi familia está dispuesta a seguirte, —eso la toma por sorpresa. —Me siento honrada, sin embargo, no puedo involucrarlos en esto, —les dice. —Y yo no aceptaré un no como respuesta, no sabes a lo que te puedes enfrentar y somos amigos ahora, —anuncia Daniel—Se lo riego que puede ser esto, sin embargo, no tenemos miedo, —aclara.
—¿Es normal que se vea de ese modo? —cuestiona la morena observando el lugar en donde el alfa dio la mordida. —Supongo, es primera vez que la hago ¿Te duele? —dice con preocupación mientras conecta sus ojos a través del espejo con los de Eva. —Me pica, no es una gran molestia, —murmura, Kemal lleva su boca hasta la marca y sopla sobre ella para luego recorrerla con su lengua—¿Qué haces? —se estremece. —¿Qué sientes ahora? —cuestiona. —Ya no siento el cosquilleo, —su voz sale baja. —Eso es bueno, —afirma. —&iex
La tensión en las instalaciones comienzan a fluctuarse con mucha intensidad, guardias corren de un lado a otro mientras escoltan a Alfred a la oficina del presidente, no queda dudas de que este fue la persona que estuvo involucrada en la fuga de Kemal. —Déjennos solos, —pide al jefe de seguridad el cual asiente y se retira de la oficina—Esperaba esto de cualquier persona, menos de ti, Alfred, —murmura. —Ya tienes todo lo que necesitas ¿Por qué quieres retenerlo? —cuestiona. —Asesino a mi hijo, —le recuerda. —Fue un accidente y te recuerdo que también es tu hijo, no puedes tenerlo recluido, le dañaste su vida…&nbs
Eva Sandoval —Eva, —esa voz se escucha distorsionada, me obligo a abrir los ojos y no reconozco el lugar en donde estoy—Eva, —llevo mi mirada hacia ese hombre de piel morena que está sentado frente a mí. —¿Quién eres? —me da una sonrisa sin llegar a mostrar sus dientes. —Soy tu padre, —afirma, eso me hace mirarlo con bastante confusión, me siento y miro todo el lugar, es como una biblioteca—Es un espacio mental, no moriste, tranquila, —me dice mientras se sirve una taza de té, se ve muy real todo. —¿Cómo es posible? —cuestiona. —Tienes mi sangre y eres un demonio, te invoqué, —me sirve té y no puedo creer que este frente a mi padre. —¿Por qué me has traído aquí? —acepto su té y