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-----Kyllian-----

—Realmente no creo que encontremos mucha gente allí Kyllian—

Blas era el único que me llamaba por mí nombre dentro del ejército, tal vez porque nos habíamos criado desde niños juntos, y nos teníamos una lealtad que iba más allá de la simple supervivencia.

—En ese lugar no puede haber nadie vivo,te lo aseguro.

Orlock era un tipo duro y en eso coincidíamos, aunque su desprecio desmesurado por la raza humana lo había llevado a cometer varios errores en el tiempo de tregua entre ambos grupos, sin dudas al declararse la guerra fue el soldado más sanguínario y hambriento de venganza que pude encontrar.

—Les tienes poca fé, los humanos son bastante inteligentes ..

Samuel siempre tuvo esa esperanza de volver al "equilibrio",como mí padre lo llamaba,esa paz hipócrita en donde nuestra especie era demonizada y a la vez usada para experimentos en enfermedades que los humanos creían poder resolver valiéndose de nuestro organismo, más fuerte que el de ellos.

No debieron haberse preocupado tanto por ello, más si por nosotros rompiendo cada uno de sus huesos, borrando su existencia de la historia.

— Discúlpame ,pero no fueron tan inteligentes,hubiesen intentado ser mejores tanto en batalla como en tácticas de índole política.

Simón, el hermano gemelo de Samuel era un ser de libros, le encantaba leer sobre civilizaciones antiguas y sus opiniones siempre hacían alusión a la historia y como a partir de ella aprendíamos cómo sobrellevar el presente.

Los humanos sabían los que se les venía, aunque se confiaron pensando que les perdonariamos su intento de crueldad cuando nosotros habíamos nacido como depredadores despiadados.

—Les hemos quitado lo mismo que nos hubiesen quitado ellos si les hubiesemos permitido someternos.

Mis palabras calmaban un poco el susurro de reproche de los Dioses que de tanto en tanto no me dejaban descansar, se habían hecho a la tarea de volverme loco y esperaba que en algún momento el castigo se apareciera en mí camino.

No podrían sorprenderme tan fácil ,había atravesado una guerra salvaje en donde mí corazón se oscureció más de lo que cualquiera pudiera soportar,había vendido mí consciencia por un mañana mejor para los que quedábamos vivos.

Pero sin dudas, había perdido mucho, como todos.

—Bien sabes Samuel que no puedo morir , Lillian me espera en casa, nos uniremos en matrimonio apenas ponga pie en nuestras tierras.—dijo Simon a su hermano arrugando el rostro , y esperando que al menos le cubriera las espaldas.

—Todas son nuestras tierras ahora— corregí —¿O piensas lo contrario?

—Sabes que es una forma de decir Kyllian— me apaciguó Blas y Simón asentía — , realmente espero que encuentras a tu compañera, para que te cambie el humor amigo....

El silencio reino hasta la llegada a nuestro destino, era obvio que las charlas por llenar espacios vacíos no eran lo mío, y por mucho que intentaba ser amable a veces solo me llevaba a pelear con los de mí propia especie.

ese pensamiento seguía en mí mente y de tanto en tanto me sorprendía para sacarme de mi calma.

Imaginaba que ése sería el castigo de los Dioses , dejar mi alma vagando en la soledad mientras era condenado a ver a los míos encontrar su alma gemela, aquel elixir de vida que completaba un rompecabezas a medio hacer.

La condena sería ver la felicidad ajena pero jamás tomar una bocanada de ese permufe con firma única.

Mí destinada a estas alturas no existiría, si es que si quiera había nacido.

El viento frío cargado de culpa me incorpo denuevo a los caminos que recorríamos, los árboles congelados u marchitos del bosque de los muertos hicieron su aparición de manera enigmática.

—Al menos ya casi estamos seguros que aquí no puede sobrevivir nadie...

Fueron las palabras de Samuel.

No respondí ....siemplemente ingresé con mí caballo mientras la nieve seguía cubriendo todo sin menguar un àpice.

Entendia su desconcierto el lugar parecía incompatible con cualquier forma de vida.

En donde mirábamos eran árboles secos, ramas, nieve y nada de vida,eso era seguro.

Blas solo quería regresar a casa y no lo culpaba había sido una larga travesía y si bien mandaría otro ejército a nuestra llegada para buscar más sobrevivientes humanos ,ellos se merecían un descanso, por mí parte la verdad no me importaba tenerlo o no.

Fue mucho el andar y los caballos comenzaron a sufrir el frío de sobremanera.

—Si seguimos así los animales pereceran—dijo Orlock.—es demasiado este frío, y admito que hasta yo lo siento,y eso que somos de una especie acostumbrada al mismo.

— Aguantarán... Y aguantaremos—Dante respondió.

Pero aquella conversación se vio truncada cuando una enorme tranquera apareció en lo que parecía el final del bosque.

—Interesante— exclamé abriendola de par en par.

Desde lejos e incluso con una neblina espesa que nos pisaba los talones pequeñas casitas esparcidas se veían desde donde estábamos.

—Bingo— sentenció Dante.

Un gruñido surgió de Samuel que no estaba muy contento por no haber tenido la razón.

De a poco se dividieron para registrar el terreno, del cual nunca emergió humano alguno en lo que trascurrian los primeros minutos de nuestra estadia allí.

Registramos comedores, cocinas , salas, cuartos y nada.....¿Dónde estaban?

—Hay comida en buen estado en el comedor grupal— exclamó Samuel observando para todos lados.

—Los huelo pero no puedo saber dónde están —Dije con los ojos extremadamente rojos.

—Señor creo que tiene que ver esto—dijo Dante mientras me guiaba por los corredores de una casa, una de las más grandes y viejas que poseia el lugar.

—Esta pared cubierta de concreto , está aún fresco así que lo hicieron hace poco.

Toqué la pared sigilosamente confirmando la situación.

Solo Dante y yo nos encontrábamos en esa casa antigua.

Cien soldados permanecían en las afueras investigando el terreno.

—Me da curiosidad saber qué hay del otro lado —Dante me miró sorprendido y una pizca de curiosidad me hizo moverme en consecuencia.

—Veamos que esconden....—dije con una sonrisa en los labios.

Entre los dos tiramos la pared sin demasiado esfuerzo, aquello fue de un olor muy fuerte y asqueroso, el ambiente era irrespirable, era el olor a putrefacción lo que nos llenaba el organismo ahora.

—¡Demonios!......enterraban gente aquí — exclamó Dante mientras veía cuerpos ya convertidos en huesos con cadenas en todo su cuerpo y puros arapos.

—En serio no querían volver a volver a verlos, lo gracioso es que ninguno de estos se iba a escapar.

Dante y yo no bajamos la guardia, aquello era verdaderamente extraño.

Un leve quejido llamo nuestra atención mientras revisabamos los cuerpos que a juzgar por su descomposición databan de hace mucho.

—¿De dónde viene eso?—exclame, llegando a la conclusión que podría tratarse de una rata o algún animal que también había quedado allí atrapado.

Para mí sorpresa detrás de una montaña de cadáveres un pequeño cuerpo llamo mí atención.

¿Qué podría haber aquí...con vida?, pensé

Me acerqué, desconcertado.

Portaba un vestido blanco con demasiados huecos y tajos, cómo así suciedad.

A pesar de estar muerta, su rostro parecía aún descansado, por un momento sentí tristeza y mí pecho dolió como nunca.

Me sujete el pecho pensando que jamás algo así me había sucedido, ¡éramos inmortales!

Dante me vio sucumbir y al sostenerme ambos volvimos la mirada al cadáver de la mujer.

Solo que ésta vez tenía los ojos abiertos de par en par y fijos en nosotros.

—Parece que encontraste una viva.

—¿Es una felicitación?, Es una simple humana, nada puede importarme menos.— admiti

Ambos salimos de allí, con el dolor en mí cuerpo que se incrementaba a medida que daba un paso más alejándome de aquel lugar.

—¿Qué sucede ?parece que está sufriendo señor...

—Nada.

Mentía me estaba muriendo y no sabía el porqué, no era el momento,no ahora.

—Señor por fuera de este lugar... han comenzado a atacarnos.-

Vi el número de humanos que atacaba con palos, e incluso piedras, eran muchos.

Algunos salían de la tierra, habían hecho pequeños escondites subterráneos, desconocía cómo toleraban las inclemencias climáticas, o como lograban abastacerse de comida sin haber sido detectados por los míos.

Éramos 100 contra 100.

—Ve con ellos Dante— ordené, estando a nada de la puerta de salida de ese lugar.

—¿Seguro señor?

—Ya me recuperaré, es una tontería.

Lo vi perderse en la muchedumbre, una vorágine de lucha y sangre que no parecía querer detenerse.

Yo por otro lado no pude contenerme y me volví al interior de esa m*****a casa,sosteniéndome de sus asquerosas paredes, me costaba caminar, encontrándome carente de vitalidad, como si mí cuerpo me estuviese diciendo algo más.

Casi sin darme cuenta había vuelto allí, a esa extraña cárcel de cadáveres.

Que extraña fuerza me guiaba a ese agujero insoportable y nauseabundo, no lo sabía.

Y es que muy adentro sentía que algo de todo aquello era mío.....solo mío.

Y NO ESTABA DISPUESTO A PERDERLO.

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