Esta Carol es una carroñera, pero así es el negocio, los viudos son un potencial para reactivación y si tienen dinero mucho mejor, mira tú.
«Alguien dijo que los seres humanos somos como las orquídeas. Cada uno de nosotros es frágil, bello y raro».(Francesc Miralles, La lección secreta) La voz de Carol las sacó de sus cavilaciones: —Nunca desestimen un entierro o velorio, ese hombre tiene amigos ricos, gente con dinero y puede que alguna salga aventajada. Mandy pensó en que podía ser ella, claro Brithany también pensó lo mismo y cuando terminó la charla se le acercó a Mandy. —Me conviene un viudo… Así que te aviso que si es para mí haré de todo para conseguirlo. Mandy no se quedó atrás y le respondió: —Ya somos dos, si es para mí te lo pelearé. Se desafiaron y apenas llegó a la casa, fue donde Freda que leía un libro: —Freda, tienes que ayudarme. —¿Qué sucede? —Tengo que ir a un entierro mañana… —¿Quién se murió? —Una mujer… Es parte de lo de las Damas de Juno, el tarjet que perseguimos son los viudos… Freda la miraba boca abierta y preguntó: —¿Es en serio? —Claro, son hombres ricos, viudos… solos, necesita
« Justo el día en que no pensaba en nada especial, suceden cosas especiales…» En el Centro de ayuda asistencial, pidió informes sobre su esposo y le dijeron: —Se encuentra en los jardines. Ella fue y de lejos lo vio jugando ajedrez con otro sujeto, a simple vista parecía disfrutar de su paz, pero ella no estaba segura y entonces vio a uno de los enfermeros y lo llamó: —¿Trabajas aquí? —Sí… ¿Necesita algo? —¿Ves a ese hombre que está jugando ajedrez, el de la camisa verde? —Sí, es el señor Litman, un gran sujeto. —Escucha, te pagaré bien si me informas todo lo que hace, quien viene a verlo… Todo —sacó de su cartera dinero y se lo dio—, no me ocultes nada. —Ok —contaba el dinero— deme su número para llamarla si sé de algo. Ella le dio su tarjeta y se ocultó para ver a su esposo a escondidas. Uno de los guardaespaldas le dio el informe sobre la salida de su sobrino: —Fue al entierro de la mujer de Oreonte, genial… Me gusta eso, luego fue a tomar café con una joven… —miró al su
«Dale a una mujer los tacones adecuados y conquistará al mundo» Marilyn Monroe Verona tenía las piernas cruzadas de forma elegante y tomaba un té de vaso alto y le decía: —Freda es mi colaboradora… —¿Trabaja para usted? —Por el momento sí, su sueño es poner un Spa, pero desea hacerlo con estilo, le ofrecí empleo… —¿Sabe cómo conoció a mi sobrino? Eso no tenía idea, pero si tenía mucha imaginación y por eso le respondió: —Suelo enviarla por ropa, o a visitar clientes a sitios de moda… supongo que eso pudo ser. Fred no creía en las coincidencias de nada, entonces le explicó: —Cuido la imagen de mi sobrino, sé que pronto será el alcalde de la ciudad, no quiero que ella se interponga. Verona se las traía con un nefasto y entonces le comentó: —Nada puedo hacer si son amigos. —Puede decirle que no se acerque a mi sobrino… —Como guste, lo cierto es que no veo el inconveniente, pero sí eso gusta. Fue una visita bastante molesta y ella llamó a Freda: —Necesito que vengas inmedia
¿Cómo puedes llegar a lo más alto en la vida sino llevas los zapatos más altos? Sonia Rykiel Cuando el móvil de Carol sonó y ella revisó se quedó estupefacta con lo que veía, la joven era hermosa ¡JOVEN! Su esposo quería cambiarla por un modelo más reciente y eso… Eso nunca lo permitiría. Arios solía divagar en pensamientos y escribir de cuando en cuando lo que sentía y en ese momento juzgaba en lo extraño que fue la vida al ponerlo frente a una desconocida. «Justo el día en que no pensaba en nada especial, suceden cosas especiales… De repente te vi con ese hermoso vestido azul y supe que no eras igual a las demás, tenías un halo de grandeza y de misterio que te envolvía y no alcanzaba a imaginar que el destino te pondría en mi camino varias veces…» Suspiró, al menos eso lo ayudaba a descongestionar sus pensamientos, su secretaria entró con unas cartas y otro sobre: —Llegó esto, señor Hudson. Él asintió y revisó las cartas, mujeres de la ciudad le enviaban parabienes y saludos,
«Me voy de cacería porque la noche está fría y la presa está dispuesta para esta que esta chica haga lo que mejor sabe hacer: cazar» Carol disparó entonces: —Doug te trae mujeres aquí y si te descubro Albert te desplumo. Salía molesta y se topaba en la entrada con Doug. —Carol, ¿qué haces aquí? —Vine a ver a tu padre y te advierto que si sigues con esas cosas te voy a dar la zurra que no te di de niño. Freda llegaba en esos momentos y cuando Doug la vio, supo que estaban en problemas, cogió a Carol, le dio la vuelta y la abrazó: —¡Mamita! La mujer gritó y Freda al ver a Doug hacerle señas se escondió. —¡Idiota! —lo golpeó ella. Subió al auto y se fue, Doug vio salir a Freda y entonces ella preguntó: —¿Quién era ella? —La esposa de mi padre… De la que te salvaste… —respiraba agitado. Freda entró a visitar al anciano y él le explicó: —Mi esposa no entiende lo que deseo hacer… —Lo lamento. Doug estaba afuera cuando vio el auto de Carol volver a frenar frente al sitio y se
Y si te topo hasta en la sopa y mi corazón se aloca Arios meditaba en lo pasado, miraba el rompecabezas con atención cuando su móvil sonó y era su tía: —Querido, ¿cómo va todo? —Genial, estoy listo para lo que viene, el discurso en el evento de los Jóvenes Visionarios. —Al menos sé que eres un joven visionario y que podrás inspirar a muchos jóvenes como tú. —Gracias, tía… —entonces se animó a preguntar—, tía… sabes que te quiero ¿verdad? Lily entonces le dijo a su sobrino: —Suéltalo Arios. —Es que… Somos una familia muy tradicional y generacional y yo… Bueno, quería saber si había algún antepasado que tuviera mala fama. Hubo silencio de parte de su tía y de repente la escuchó reaccionar: —¿Por qué preguntas eso, Arios? —No sé… Algún secreto familiar que pueda… No sé, ser usado en mi contra. —Arios me estás preocupando. —Tía, solo es una simple pregunta. —Hijo, es que no es tan simple… —¿Entonces hay algo? Se inquietó ante este hecho. —Querido tenemos que hablar, verás
«El día que no coincidamos en esta vida sabré que no eras para mí» Arios Hudson Ya todo estaba dicho, era todo o nada, Freda no sabía lo que esperar y tampoco lo que iba a decir o la forma en cómo actuar, era como decían: las cosas improvisadas salen mejores, esperaba que eso se diera en este caso. Sus manos sudaban y se notaba que estaba nerviosa y Doug le indicó: —Contrólate, solo es un hombre al que debes clavarle el diente. —Oye, no soy vampira… —Mi padre espera mucho de ti, no entiendo por qué, pero si me paga está bien. Freda le dijo fastidiada: —Solo te mueves por dinero… Doug la miró de reojo y le dijo con ironía: —¿Es en serio? —Escucha si no le debiera tanto a tu padre, mandaría al carajo todo esto, no es lo mío… Es más, no quiero casarme todavía y solo deseo poner mi negocio. —Lo siento… Cuando vieron el prestigioso club ante ellos comenzó a ponerse más nerviosa. Brithany estaba lista, antes de entrar a paso seguro tenía claro su objetivo: Arios Hudson, él esta
«Sé lo que hiciste el verano pasado…» Brithany no era boba, sabía que a ese sujeto no le gustó saber de Treeman, entonces le dijo: —Qué pena que no se haya dado cuenta, pero en Treeman hay gente de bien y con buen futuro. —No lo dudo… —Parece que no solo lo duda, sino que no le parece, eso sería muy desencantador para las votantes de Treeman. Fred se las daba con una loba astuta y sonrió: —Nosotros amamos al pueblo. —Entonces no le parecerá malo que el pueblo se acerque al candidato, ¿verdad? —Solo si ese pueblo exclusivamente desee darle una mano o tomarse una foto con él. Ella rio y le dijo al sujeto: —Claro, ni más faltaba. Freda intentaba mezclarse, pero se daba cuenta de que desde que Arios llegó no podía pensar en otra cosa y de repente… —Freda… Arios estaba junto a ella: —¡Qué horror! Siento que mi vida se volvió muy agitada, estrecho más manos de gente y paso en reuniones que no siento que sea mi vida. Freda sonrió y entonces le dijo: —Fue un discurso motivante.