—Escúchame cuando te hablo, Alec —me reprende desde afuera—. ¿No tienes miedo de que le diga que…? —Haz lo que se te dé la gana —respondo con una serenidad que no siento. En realidad quisiera empujarla lejos de aquí y no volver a verla. Su voz es un verdadero martirio, y más cuando se inmiscuye en
Jackson Cuando me levanto por la mañana, veo el rostro más hermoso de todo el mundo a mi lado. Mi osita se ve preciosa durmiendo, aunque a veces me dé la impresión de quedarse con los ojos abiertos. Esta vez no es así y parece un auténtico angelito. Le doy un beso en la frente y me levanto con cui
Los dos reanudamos la comida, la cual está por terminarse. Cuando estamos recogiendo la mesa, tocan a la puerta. Por un momento me ilusiono ante la idea de que sea mi hermana quien esté del otro lado y que se haya arrepentido, pero ella tiene las llaves y no toca de esa manera tan contundente. —¿Cr
Alec Tener contactos por todos lados nunca fue tan útil como hasta ahora. El detective Ríos no dudó ni un segundo en venir a ayudarme con mi caso y trajo consigo a Richardson, uno de sus mejores dibujantes forenses. No tengo todas mis esperanzas puestas en él y en las descripciones del hermano y cu
—¡¿Cree que para mí es gracioso que mi hermana se haya ido de la casa?! —exclama exasperado, haciendo que su novia se sobresalte—. Mi hermana es como mi pequeña hija, siempre procuré cuidarla. Ella me estaba ocultando muchas cosas y sin más se fue. —¿No te dijo por qué? —No lo sé, usted dígame —gr
Aria Me quedo congelada cuando veo el mensaje que Jackson me mandó hace algunas horas, advirtiéndome que Alec ya involucró a la policía y que no lo llame hasta que él no lo haga y sea seguro. Casi no puedo respirar al saberlo y tengo que dejar de guardar mis cosas para poder sentarme y calmarme. Ju
—No sé si lo sea en el caso de un embarazo múltiple —le recuerdo. —Oh, es verdad —asiente—. Preguntaremos al médico cuando te revise, no te preocupes. De todos modos, daño no te hará estar un poco de tiempo en el agua y relajarte allí. —Supongo que no —digo sonriendo—. Me gusta nadar. —Pasen —nos
Aria El camino hacia ese pueblo es bastante ameno, aunque en cierto momento siento un raro hormigueo en las piernas que hace que tengamos que detenernos para que salga a estirarme un poco. Julia me tiene paciencia, al igual que Kai, y esperan a que me sienta mejor para volver a la marcha. Nada ha i