Randy observó a su hijo fijamente, mientras este bebía del líquido ámbar que tenía en su vaso, estaba muy orgulloso del hombre que veía ante él y su mayor deseo era que encontrara a alguien que lo respetara y lo apreciara para que alcanzara la felicidad que a él se le escapó.
Randy nunca mencionó a una dulce y joven médico que había conocido por casualidad y con quien compartió alguna que otra comida, la consideraba la indicada y, estaba dispuesto a avanzar con ella, cuando en un vuelo a Italia se sintió deslumbrado por una mujer que lo arrolló, lo envolvió y cuando quiso recuperar la cordura, ya estaba traicionando a la encantadora médico.
–Papá, te estoy hablando.
–Ah, lo siento hijo, pas&eacu
A la mañana siguiente, Madeleine llegó muy temprano a la aerolínea porque sus hijos se levantaron una hora antes debido a la emoción del nuevo colegio y ver a su mejor amiga, así que estuvieron listos mucho antes de lo previsto; se despidió de los niños luego de saludar a Paula Daniela y a su hija, para enseguida emprender camino a su trabajo.Justo cinco minutos antes de la hora acordada, autorizó la entrada de la nueva asistente para Renán, después de las presentaciones de rigor, se pusieron manos a la obra. La mujer tenía experiencia así que captaba todo con rapidez, estaban repasando la agenda y colocando los documentos del día en el escritorio del CEO cuando hizo su entrada sorprendiéndolas y quedando él mismo extrañado al ver una cara desconocida. –Buenos días señor V
La mención del nombre de la madre real de los trillizos no hizo ninguna meya en Renán Viteri, porque definitivamente la había borrado de su mente, al momento solo sentía una gran euforia dentro de sí, porque su única conclusión de toda la exposición de Román era que Madeleine no había tenido pareja.Pasado un rato los amigos se separaron para atender cada uno sus asuntos, Renán se ocupó ya que el problema de las turbinas le había quitado tiempo a otras cosas, además de la cantidad de papeles por revisar y firmar que tenía en su escritorio, atendió correos, hizo algunas llamadas y cuando bajó un poco la carga, apretó el puente de su nariz como muestra de cansancio, poniéndose de pie buscó su saco y decidió salir a comer.Afuera solo estaba Dina, aguardó un poco luego de buscar con la vista a Maddy, suponiendo que estab
Renán la miró con una ceja arqueada y muy serio, apretó los puños porque esa fierecilla acababa de retarlo y le había revivido en la mente el beso que deseaba alejar de su mente a toda costa, ¿qué se había creído?, por supuesto que no iba a sentir nada por ella.Se levantó al mismo tiempo que Maddy, pero ella apuró el paso para dejarlo atrás, lamentablemente, al pasar cerca de Harper ésta logró hacer una maniobra que terminó con Madeleine cayendo de bruces al piso sin que Renán hubiera podido hacer nada para evitar su caída.Harper con una sonrisa maligna en su rostro expresó: –Uy qué torpe, fíjate por dónde pasas, me pisaste.En su intento de hacer que Maddy hiciera el ridículo, solo consiguió que el CEO piloto, tomara en br
Renán de vez en cuando se acercaba a la cama para comprobar si seguía dormida y que estuviera cómoda, Deyanira le llevó café y galletas, diciéndole que saldría a buscar a los niños al colegio. –No te preocupes Deyanira, estaré al pendiente de Maddy, puedes ir tranquila, aunque deberíamos pensar en un transporte, ¿no crees? –Tal vez más adelante, eso hay que hablarlo con la jefa –dijo graciosamente Deyanira señalando a Maddy–, ¿está bien que duerma tanto? –Sí, seguro es por efecto de los medicamentos. –Se siente raro verla así, ella es el mo
Renán entró discretamente, fue al refrigerador y buscó jugo para llevarle a Maddy, Deyanira lo notó y dijo enseguida: –¿Qué necesita señor Viteri? –Tranquila, solo busco jugo para Maddy, sigue atendiendo a la niña. –A decir verdad, no sé cómo atenderla, es desde todo punto de vista imposible que yo le dé lo que está pidiendo. –¿Por qué?, ¿su padre falleció? –Ojalá fuera eso –dijo Deyanira y no agregó nada más, por lo que Renán decidió dejar
Sentada en el desayunador, ocultando el rostro entre sus manos recordó su pasado, ese pasado doloroso y vergonzoso del que no podría hablarle a su hija nunca, porque…, ¿cómo decirle a su niña que era producto de una salvaje violación que sufrió ella una noche en un oscuro callejón?Sus sollozos se intensificaron reviviendo ese horrible momento…Salió bastante tarde del bar donde trabajaba, gracias al desalmado de su jefe que le exigió doblar su turno bajo amenaza de despido; era pasada la medianoche, ya no había trafico ni de automóviles ni de personas y la calle por la que iba caminando estaba escasamente iluminada.Sintió pasos detrás de ella, trató de huir, pero fue inútil, tres hombres la asaltaron; rasgaron su ropa, la golpearon y no pudo luchar contra ellos. Una señora que escuchó todo, salió cuando los hom
De regreso a su empresa, Sienna iba muy callada, concentrada en sus pensamientos, definitivamente Román Molina la tenía impresionada; alto, rubio con unos extraordinarios ojos verdes que parecían grama fresca; su porte elegante, sus maneras, todo en él era atractivo, pero le resultaba muy improbable que fuera sincero por lo tanto se negaba rotundamente a creer ni siquiera una pequeña parte de todo lo que le decía.El abogado Molina era encantador y con solo recordar su sonrisa ella también lo hacía, no obstante, su mente viajó hasta esa época cuando su día a día era recibir humillaciones, estaba marcada y por eso no confiaba:Se encontraba, una vez más, en el último cubículo del baño de su colegio escondida y llorando; deseando llamar a su padre que la adoraba, pero seguramente solo aparecería su madre y para ella era una preocupación vergon
El silencio volvió a reinar en el automóvil, pero el señor Mantis hizo una llamada telefónica que la llenó de satisfacción, porque frente a ella ordenó que se hiciera la documentación pertinente para convertirla en socia junior de su firma de abogados. –Muchas gracias señor Mantis. –Lo prometido es deuda señorita Delonardo y usted ha demostrado ser una pieza muy valiosa para mi grupo de empresas, eso debe ser reconocido, valorado y recompensado. –No lo decepcionaré, haré mucho honor a ese reconocimiento.–¿Sabe qué? Puede tomarse el resto del día señorita Delonardo,