Varios días atrás, Román tuvo que ir a la oficina en mitad de la noche por un negocio en puertas con una empresa japonesa, al llegar al estacionamiento le extrañó ver el automóvil de Alberto, así que fue directamente a la oficina de su amigo para averiguar el porqué estaba allí a esa hora.
Entró a su oficina y lo encontró de bruces sobre el escritorio:
–Amigo, ¿qué haces?, ¿por qué estás aquí a esta hora?
–Eh…, ah…, hola, no tengo adónde ir.
–¿Cómo es eso?
–Sabes que me deshice del apartamento al
Sin pausa y sin prisa, el tiempo continuó su paso, se iba a realizar un evento muy importante, era una gala benéfica a la que asistía la crema y nata de la alta sociedad de Seattle; tres de los cuatrillizos Viteri acudieron ya que Alonzo estaba de regreso en Roma; Randy, totalmente recuperado los acompañaba esa noche y todos lucían guapísimos a pesar de su edad.Román se presentó acompañado de Sienna, fue en representación de Renán quien no se despegaba de Maddy ya que estaba en la etapa final de su embarazo y de Alberto, quien se mantenía activo, pero sin ánimo para eventos sociales; Edison todavía no regresaba a la ciudad, pero de igual forma ya estaba retirado de la aerolínea, así que el abogado era esa noche: Aerolíneas Viteri.La velada transcurría en una elegante festividad las damas lucían trajes exclusivos y los caballeros aprovec
“Él es mi padre” –escuchó Román el susurro de Sienna, entonces se giró hacia el señor para decirle: –Señor Delonardo, mucho gusto, soy Román Fernando Molina Escalante y estoy perdidamente enamorado de su hija, quien hoy me ha hecho el hombre más feliz aceptando casarse conmigo. –¿Estás hablando en serio? –quiso saber Sasha saliendo desde detrás de su marido, para encarar a Román–, ¿de dónde saliste? –Del vientre de mi madre –respondió con desparpajo porque si había alguien a quien despreciara sin conocerla era a la madre de Sienna.&nbs
El matrimonio Hubert recibió a la pareja Viteri en la entrada de la clínica y, de inmediato, las contracciones de Maddy se hicieron presentes. –Maddy –llamó la doctora–, de acuerdo a la imagen, no todos los bebés están en posición, sé que hablamos de la posibilidad de hacerte cesárea y este es el momento en que te digo que es la mejor opción, así evitaremos el sufrimiento de los fetos y no te forzaremos a ti a un parto vaginal que podría complicarse con uno o dos de los bebés. –De acuerdo, ¿pero la harán hoy mismo?, pensé que esperaríamos hasta la semana treinta y dos. –Sería lo ideal, pero tus pequeños est&aacu
Maddy fijó la mirada miel en el hermoso rostro de su esposo, sus ojos azul cielo la observaban con arrobo. –¿Por qué me ves así? –Porque te admiro, te agradezco y te amo con cada célula de mi cuerpo –dijo antes de besarla con suma devoción. –Permiso tortolitos –interrumpió el abuelo Amadeo–, necesito abrazar a mi nieta que me ha dado otro inmenso regalo de vida.Al abrazo de Amadeo, le siguió el de Américo y el de Aurelio; Randy tomó sus manos y las besó mientras la miraba con los ojos anegados en lágrimas. –¡Cuñada!, no puedo con tanta emoció
Al momento del parto de Kelsey, todo el proceso fue rutinario hasta que le informaron que el bebé había muerto, ella, incrédula, gritaba que lo escuchó llorar, que su hijo nació vivo, cuestionaba qué pasó y solo recibía respuestas vagas. Su amiga Trissie, que permaneció con ella en todo momento, trataba de consolarla, algo que resultó imposible porque Kelsey sentía que su alma y su corazón se estaban rompiendo en mil pedazos.Los doctores decidieron sedarla y mantenerla bajo observación médica, Maddy y Sienna fueron notificadas, ésta última, en su papel de abogada, trató de obtener información sobre el deceso del bebé, pero todos se mantuvieron herméticos, a pesar de que amenazó con abrirles una investigación penal.El día que le dieron de alta, Kelsey se encontraba abatida, cabizbaja y sin &aacut
Maddy entró a la habitación de los niños y el escándalo era mayúsculo. –Mami, por favor, alimenta a esas criaturas, tienen rato llorando –pidió Bayron con las manos en sus oídos. –Lo sé, lo sé, me disculpo, se me fue el tiempo con Sienna, pero ya estoy aquí y me haré cargo –dijo Maddy al tiempo de comenzar a prepararse para ordeñarse y distribuir la leche entre los cuatrillizos, afortunadamente tenía bastante para todos. –Mami, ¿tú también nos diste tu leche a nosotros? –preguntó Gerald. –No mi amor, como no salieron de mi vientre no
La entrada al club de los cuatro amigos no pasó desapercibida, no solamente por el gran atractivo de todos, quienes eran muy conocidos y famosos por ser los más guapos, exitosos e inalcanzables hombres de todo Seattle, dos de ellos por estar ya casados y los otros dos porque se habían cerrado totalmente al amor.Tomaron asiento y disfrutaron del espectáculo que dieron las meseras al pelearse por atenderlos: –Bueno, todavía despertamos pasiones, me estaba sintiendo deprimido con la cercanía de los treinta –comentó Román. –Tú ya no deberías preocuparte por eso, señor Delonardo –aseveró Edison. –Disculpa, pero aquí el único fuera de li
En un abrir y cerrar de ojos ya Maddy y Deyanira estaban decorando la casa de Navidad, luego de un noviembre muy agitado con las celebraciones de los cumpleaños, los trillizos estaban emocionados y revisaban todos los paquetes tratando de adivinar su contenido. –Mamita, ¿estás segura de que aquí están los obsequios que los cuatro enanos pidieron en sus cartas? Porque a mí me parece que todo esto es solo lo que yo pedí –exponía Bayron. –En primer lugar, deja de decirle a tus hermanitos los cuatro enanos, tendré que hablar con Alberto al respecto, él fue quien comenzó a llamarlos así y, en segundo lugar, ellos no escribieron ninguna carta porque todavía ni siquiera hablan.