Cap. 133 El engaño

Varios días atrás, Román tuvo que ir a la oficina en mitad de la noche por un negocio en puertas con una empresa japonesa, al llegar al estacionamiento le extrañó ver el automóvil de Alberto, así que fue directamente a la oficina de su amigo para averiguar el porqué estaba allí a esa hora.

Entró a su oficina y lo encontró de bruces sobre el escritorio:

            –Amigo, ¿qué haces?, ¿por qué estás aquí a esta hora?

            –Eh…, ah…, hola, no tengo adónde ir.

            –¿Cómo es eso?

            –Sabes que me deshice del apartamento al

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