Marcos, Lía y su hija, observaron a doña Emilia con desdén, mientras esta palidecía, por un momento se sintió avergonzada e intentó justificar su actitud.
—Yo… lo siento… no sé qué decir —expresó con voz titubeante.
—No diga nada, después de todo de su boca no sale nada de provecho, lo mejor es que se vaya de aquí, nosotros no necesitamos a una persona intrigante como usted en nuestras vidas, de hecho nunca nos ha gustado tenerla cerca—habló la joven Lía mirándola con desprecio.
—Yo vine, porque quiero saber el estado de salud de Bianca… estoy preocupada por ella —respondió la mujer poniendo una expresión de `preocupación.
Lía no pudo soportarlo más, soltó a su esposo y tomó a la señora del brazo mientras la fue arrastrando hacia la salida.
Por un tiempo estuvieron abrazadas, en silencio solo se escuchaban los latidos de sus corazones, como cuando eran solo dos fetos en el vientre de su madre, la primera en interrumpir el abrazo fue Bianca.—¡Ya! Me estás ahogando, además eso me asusta me da la impresión que me voy a morir porque tú nunca eres tan cariñosa —mencionó volviéndose a recostar en la cama —¿Mamá y papá?—Papá hablando con el médico y mi mamá se llevó a la Conrado para la casa en compañía de Marco, te imaginarás lo que le espera —expresó Lía volteando los ojos.—Si le pareció nuestra broma demasiado pesada, la pobre ya me da hasta pena porque mamá se las va a cobrar y con intereses sin pago a plazo —terminó la jovencita con una carcajada, de repente se quedó seria —¿Qu&e
La mujer empezó a tener arcadas, mas eso no detuvo a Lía quien estaba por completo cegada del enojo, la haló por los cabellos y la terminó metiendo de cabeza en el fango, donde antes estuvieron unos animales que habían defecado y el olor era repugnante.—Por favor… ¡Detente! Esto es inhumano… me estás causando daño —decía la mujer llorando.—Esto es nada comparado con lo que les hiciste a mis hijos, los humillaste delante de todos exponiendo su desnudez, eso es abuso en contra de unos menores y agradece que no te mandaré a la cárcel oliendo a boñiga, aunque no es porque te merezcas esa indulgencia de mi parte, sino porque no quiero que haya pruebas de lo que te estoy haciendo, después de todo de esa forma nadie va a creerte.Luego abrió la manguera a presión, solo que la propulsión de esta era más fuerte que inclus
Tres días despuésLa familia Estebans Ontiveros, se quedó en un hotel ubicado a un par de cuadras de la clínica, junto con Evan y Zeus, a los chicos terminaron hospedándolos en una suite para cuatro y ellos en una para tres, porque no querían dejar a la pequeña Lía sola en una habitación, pues no podía quedarse con sus hermanos porque estaban los otros dos jóvenes.Ya los tres estaban listos, se habían levantado a las cuatro de la mañana porque la operación sería a las siete, el médico no quiso dejarlo a ninguno con Bianca, alegando que ellos eran más llorones que la paciente y que prefería mantenerla alejada de todo aquello capaz de alterarla.—¿Están preparados? —preguntó Marcos un poco nervioso, a su esposa y a su hija.—Sí, siento como si t
Tres meses después.La joven Lía se miraba al espejo con una expresión de tristeza, eso no es lo que se esperó ese día, y a pesar de odiar vestirse con esos vestidos tan pomposos y elegantes, porque ella amaba sus jeans, sus camisetas, vestirse con ropa deportiva sin tanto brillo, ni adornos, lamentablemente para ella no tenía otra alternativa, porque fue parte de una promesa que le hizo a su gemela; la condenada se la supo hacer, pensó la chica con nostalgia, los recuerdos de ese fatídico día llegaron a su mente, intentó retenerlos para que no pasaran, mas estos estaban empeñados en colarse. Ese día siempre lo recordaría como el peor de su vida cuando sintió que su mundo le cayó encima en cientos de pedazos, fue el peor día, un par de lágrimas brotaron de sus ojos, las limpió con prisa al oír unos golpecitos en la puerta.<
La emoción sentida por Marcos, Lía madre e hija era indescriptible, les parecía un sueño hecho realidad, incluso varias veces se pellizcaron o enterraron sus uñas en las palmas de sus manos, para de esa manera verificar que lo sucedido antes sus ojos era verdad y no producto de su imaginación.—¡Dios! ¡Esto es increíble! ¿Cómo y cuándo despertaste? —preguntó Marcos con apenas un hilo de voz, mientras sin importarle ni la oportunidad, ni el lugar, sus lágrimas hicieron acto de presencia, no era para menos, ¿De qué otra manera podía reaccionar un padre al ver a un hijo que creía no volvería a ver?—¡¿Por qué nadie me dijo nada?! —exclamó una feliz Lía cubriéndose la boca de la emoción, sin dejar de observar a su pequeña fantástica.—¡Esto
Un mes y medio despuésAnaís sintió el impacto de la bofetada de su padre, haciéndole girar la cabeza al otro lado, sus ojos se humedecieron, sin embargo, contuvo las lágrimas, no quería demostrar debilidad, así la golpeara, la maltratara, la partiera en mil pedazos, su único alivio es que jamás podría doblegarla en su interior.—¡Maldit@ sea! ¡Llora! —ordenó fuera de sí— ¡¿Por qué carajos no lloras?! Mientras sigas sin llorar no pararé de golpearte —espetó abofeteándola de nuevo y le hubiese propinado otra, si su madre no interviene y se para en medio de los dos.—No la golpees más, ya basta… —pese a sus palabras, la mujer se encogió un poco al ver la ira en el hombre—. Si vas a presentársela a varias familias importantes para encontrar a su
Marco observó llegar a la chica en un auto y luego entrar sola a la recepción del cumpleaños de su abuelo. Solo él y Evan se encontraban acompañando a su padre, su madre no asistió porque el embarazo le estaba produciendo muchos síntomas, además, no querían exponerla ante la presencia de los Estebans, porque así en la teoría esa reunión fuera supuestamente con fines de reconciliación, seguían sin poder confiar en ellos.En cuanto a Bianca, no asistió porque aún no estaba recuperada por completo y no encontraba en condiciones de asistir a ese tipo de reuniones, su hermana Lía se quedó acompañándola, porque desde que había despertado no se le separaba ni a sol ni a sombra, después de todo sufrió demasiado cuando creyó que su hermana nunca más despertaría. Y respecto a Diego, este se negó a as
Anaís deseaba tanto correr, huir, pero sabía que eso no le serviría de nada porque terminaría atrapándola, en un abrir y cerrar de ojos su padre se acercó y la tomó por el brazo, se lo apretaba con fuerza, sentía que podía partírselo en cualquier momento, estaba tan furioso que ni siquiera estaba midiendo la potencia empleada, la pegó a su cuerpo como forma de simular que le estaba haciendo daño y se la llevó consigo, su agarre era tan fuerte que sus lágrimas saltaron. —¡Papá! Por favor, me estás haciendo daño… —susurró. —Te atreves a pedir clemencia, cuando me has traicionado, ¿Sabes que merecen los traidores? —espetó con rabia. —¿De dónde saca eso? —preguntó tratando de controlar sus nervios, porque si él descubría que informó al enemigo de sus planes no le iría bien—. ¡Yo no lo he traicionado! ¿Por qué dice eso? —¿Qué hacías en el baño de hombres encerrada con el hijo de Marcos Estebans? —preguntó deteniéndose para verle el rostro con una exp